El antiguo puente del ferrocarril en Tortosa

Escapada de 48 horas por Tortosa

Un recorrido por una Tortosa milenaria, que ha visto cómo musulmanes, judíos y cristianos la han hecho suya a lo largo de la historia

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Dertosa, Turtutxa, Tortosa... Si Barcelona es una de las ciudades más multiculturales hoy en día, Tortosa tuvo este mismo privilegio en la antigüedad, hecho que le otorga un encanto añejo muy difícil de encontrar en otras ciudades. Atravesada por el río Ebro, fue espacio de convivencia durante siglos de tres culturas, la musulmana, la cristiana y la judía. La bonita perspectiva de la ciudad que se ha construido alrededor del Castillo de la Suda y de las antiguas murallas que rodeaban el casco antiguo, la convierten en una belleza desconocida para muchos visitantes, que quedan sorprendidos por Tortosa, tan imponente como humilde.

Al llegar a Tortosa es imprescindible hacer un recorrido por los paseos fluviales de la ciudad, recientemente restaurados, que ofrecen una perspectiva inmejorable del casco urbano, tanto desde la parte antigua, en la parte izquierda, como desde el barrio de Ferreries situado a la derecha del río.

Podéis iniciar este paseo desde el Mercado Municipal. Se trata de uno de los edificios modernistas más característicos de la ciudad construido por Joan Torras y Guardiola, conocido como el Eiffel Catalán, entre los años 1884 y 1887. Totalmente restaurado por dentro y por fuera, os recomendamos que deis una vuelta por el interior, donde veréis de cerca los productos de la huerta, las carnes, los pescados y las conservas más habituales de las Terres de l'Ebre.

Hecha esta primera aproximación a la vida tortosina, emprenderemos la ruta por el lado del río en dirección al antiguo puente del ferrocarril, ahora también conocido como el "Puente rojo", y que forma uno de los tramos más pintorescos de la Vía Verde, a su paso por Tortosa. Hace poco que ha sido restaurado y apunta convertirse, con el tiempo, en un elemento que estará presente en todas las postales que se impriman de Tortosa. De hecho, ya ha sido objeto de instalaciones artísticas de arquitectura efímera, como la que en mayo de 2014 ha hecho el artista Xevi Bayona. Las vistas desde este puente nos ayudarán a tener una idea global de cómo es esta ciudad.

Una vez atravesado el puente, ya en el barrio de Ferreries, continuaremos andando en sentido contrario hasta el Puente del Estado, un puente integrado totalmente en el imaginario de Tortosa, y que sustituye el dinamitado por el ejército republicano, en abril del 1938. Una vez se haya cruzado el Ebro, ahora en dirección el  casco antiguo, os aconsejamos que saboreéis la ruta de tapas "Sabores del Casco antiguo" que los comerciantes y hosteleros de la zona han puesto en marcha para acabar de dinamizar un barrio que vive momentos emergentes. Vinotecas y restaurantes de cocina fusión conviven con tiendas y talleres de nuevos artesanos, diseñadores y fotógrafos.

¡Buenos días! Tortosa es una de las ciudades más grandes del sur de Catalunya, pero a pesar de que conserva la elegancia de una dama de clase alta, también sabe comportarse como una acogedora población de comarcas. Por eso, os recomendamos que palpéis de cerca el desparpajo de aquellos que sirven almuerzos de cuchillo y tenedor a primera hora de la mañana en el Mercado Municipal. Si os atrevéis, pedid un bocadillo de "baldana", la morcilla de arroz típica tortosina, acompañada de un trago de porrón. De postre, un "pastisset" de cabello de ángel muy azucarado os servirá para tener fuerzas durante todo el día.

De aquí iremos por la ribera del río hasta el antiguo matadero municipal, un edificio modernista que ahora acoge el Museo de Tortosa. Con los 3 euros que cuesta la entrada, tendréis acceso a todo un recorrido por una sala que se divide en seis ámbitos y donde se explica la historia de Tortosa y su territorio, desde la prehistoria hasta el siglo XX. Allí se exponen las piezas más representativas de cada periodo histórico procedentes de la propia colección del Museo y otros museos que las han cedido en depósito, como es el caso del Museo de Prado o el MNAC. Podemos encontrar desde enseres de sílex prehistóricos hasta estrellas funerarias romanas, cerámica andalusí o señales de las diferentes riadas que ha vivido Tortosa.

Una vez repasada la historia tortosina, seguramente os entrarán ganas de seguir conociéndola en más profundidad desde las calles. El casco antiguo de Tortosa, situado en el interior del conjunto amurallado, contiene edificios emblemáticos como los Reales Colegios -conjunto de tres edificaciones de la orden de los dominicos situadas en la calle de Sant Domènec- así como varios palacios y palacetes que habían sido viviendas de las familias nobles en la época del Renacimiento. Después de este recorrido, que valdría la pena que fuera guiado, os proponemos que comáis junto al río. Hay tres o cuatro establecimientos que ofrecen unas vistas magníficas de la fachada fluvial y del Castillo de la Suda.

Después de descansar un ratito en el hotel para evitar las horas de máximo sol, ha llegado la hora ya de pisar en profundidad la Tortosa de extramuros, y hoy por hoy, la más comercial y transitada. La avenida de la Generalitat es la principal arteria de comunicación de la ciudad, y cuenta con una abundante oferta en tiendas de todo tipo. Si andamos en dirección al barrio nuevo de El Temple, llegaremos hasta el parque municipal Teodor González, la zona verde más emblemática de la ciudad. Es conocido el paseo central lleno de plataneros centenarios de grandes dimensiones, que comparten espacio en los laterales con las palmeras datileras, los pinos, algún cedro y los eucaliptos. El lugar es un escenario clave en las fiestas y acontecimientos sociales, como fiestas mayores, desfiles, encuentros, bailes y acontecimientos musicales. Vale la pena perderse por los senderos que lo cruzan y descubrir el porche de la Llotja que data del siglo XIV, y donde actualmente se exponen los gigantes de la ciudad.

Al anochecer, nos dirigiremos a la plaza de la Inmaculada - también conocida como plaza del Paiolet- para empezar una visita guiada muy especial al barrio judío. Hace poco que la tortosina Pili Cugat decidió convertirse en Blanca, la judía de Tortosa. Ella hace una visita teatralizada para conocer y experimentar cómo era la vida cotidiana de la comunidad judía de Tortosa y descubrir el entramado de calles y callejones que conforman el antiguo barrio judío mientras resuenan melodías sefardís. Acabada esta ruta nocturna, el epílogo del día lo viviremos en el Castillo de la Suda. Esta impresionante fortaleza que domina la ciudad y el río Ebro es un punto de visita obligado. Si vais en plan romántico viviréis un momento mágico, sino, no os preocupéis, porque también será inolvidable. Hoy en día, esta construcción forma parte de la red de 'Paradores Nacionales' y es un buen lugar para alojarse en la ciudad, aunque obviamente, no el más económico.

El sábado por la noche, el ambiente estará también en el casco antiguo o bien en el ensanche. En la zona de la calle Cervantes y la plaza de Alfons XII hay muchos restaurantes que se han especializado en pinchos y platillos, ideales para compartir con grupo. Si tenéis ganas de fiesta, os advertimos: Tortosa no se ha caracterizado nunca por tener una abundante oferta nocturna, pero podéis probar suerte en la calle Ramon Berenguer IV, donde está ubicada la zona de los pubs. Entre todos ellos, destaca un local con aires cubanos que programa habitualmente conciertos en directo y monólogos.

El domingo es un buen día para visitar un templo cristiano. La Catedral de Santa Maria está abierta al público en domingo de 10 a 14 h. Tanto si sois creyentes como ateos, es un enclave histórico único en la ciudad. Sorprende que, detrás de una fachada inacabada, mezcla de barroco y neoclásico, se levante un templo gótico formado por tres naves. La visita interior permite descubrir las antiguas dependencias de la canónica augustiniana fundada durante el siglo XII, así como el claustro que fue construido en el siglo XIII. La exposición permanente nos ayudará a profundizar en el conocimiento de la ciudad y a entender el importante papel que ha jugado Tortosa en la historia. En el sótano están expuestas las lápidas con epigrafía romana, visigótica y árabe así como elementos pétreos del coro de la Catedral. En el antiguo refectorio se exponen el tapiz de la Santa Cena, la mesa de la Transfiguración, atribuida a la escuela de Jaume Huguet, la mesa del Santo Entierro de Jesucristo y una muestra de indumentaria, pintura, escultura, mobiliario y orfebrería. En el antiguo dormitorio están expuestos tapices, arquetas y libros de coro. Os costará encontrar objetos parecidos a estos.

Después de esta sobredosis de cultura, os proponemos que vayáis a hacer cosas más terrenales. ¿Qué os parece si cogéis el coche y vais hacia els Ports, más concretamente hacia la pequeña población de Els Reguers? Este municipio, que forma parte de Tortosa, está ubicado en el regazo de estas majestuosas montañas y es conocido por tener restaurantes con una buena carne de cordero a la parrilla. Os aconsejamos una buena comida de domingo aquí, así como un paseo por los alrededores del pueblo, donde podréis ver campos de olivos y pinos, así como algunos vecinos del pueblo buscando caracoles o espárragos si es temporada.

Después de haber cogido un poco de oxígeno entre naturaleza, podéis volver a Tortosa para hacer ya las maletas, dar un último paseo por la ribera del río y despediros de la ciudad de las tres culturas hasta la próxima vez.

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Dónde comer

  • precio 2 de 4
Los Banys
Los Banys
Un local, ligeramente subterráneo y con paredes de piedra picada, recupera para el ocio de la ciudad unos antiguos baños medievales del siglo XIII. Y como pasa en las cafeterías de los barrios judíos de ciudades como Girona o Barcelona, han sabido inyectar­le un aire cálido y cosmopolita que lo hace muy atractivo. Hacia la tarde, los pinchos empiezan a poblar la barra y el local ya está preparado para los que van a tomar la cerveza o una copita de vino. Poco a poco, empiezan a caer las primeras tapas y algunos deciden rematarlo con una cena a la carta. El pincho que más gusta es el de tortilla de patata, pero también son muy recomendables las mesas de ibéricos, las gambas al ajillo o los huevos rotos con patatas y jamón o sobrasada.   
  • precio 1 de 4
La Tasca Bohèmia
La Tasca Bohèmia
Uno de los rincones culinarios más emblemáticos y recomendables de Tortosa. Una tasca con más de 30 años que ha pasado de ser un antiguo molino a convertir­se en un rústico y acogedor restaurante que, sin reserva, es difícil encontrar mesa. En medio del barrio del Rastre, en el núcleo antiguo tortosino, la Tasca Bohèmia ofrece cocina de mercado, comida de casa, de toda la vida, pero sin olvidar la creatividad en sus platos. De día, ofrecen un menú completo y trabajado y, de noche, las tapas son lo que más triunfa.  
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El Parc
El Parc
El restaurante El Parc ofrece cocina tradicional con toques de vanguardia, donde encontraréis desde un buen arroz hasta un sushi o un tataki. Uno de los placeres de comer en este establecimiento es que el entorno es único. Está situado en medio del parque Teodor González de Tortosa, y su terraza chillout con sofás y almohadas es muy agradable para tomar el café o una copa después de comer. En verano, es uno de los restaurantes más activos en cuanto a la organización de conciertos y actividades al aire libre.  
  • Bares de zumos
  • precio 2 de 4
Xapla
Xapla
A la orilla derecha del río Ebre en su paso por Tortosa, con magníficas vistas del castillo de la Suda y de la catedral, encontramos la Cocteleria restaurante Xapla. Con un diseño moderno y dos ambientes interiores diferenciados, uno pensado especialmente para probar su abanico de posibilidades gastronómicas, y el otro reservado para degustar cócteles, copas, chocolate con churros, helados o incluso ver un partido de futbol, la Cocteleria restaurante Xapla ofrece un servicio profesional y agradable. .  
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  • precio 2 de 4
Lakinoa
Lakinoa
Propone una cocina de autor mediterránea, discreta y natural, que apuesta por la estacionalidad del producto con una relación calidad-­precio inmillorable. La chef Patrícia Suárez, formada a las órdenes de maestros como Joan Roca, Sergi Arola o Martin Berasategui, abrió el restaurante Lakinoa en septiembre del 2005 con la intención de ofrecer una cocina elaborada basada en la gastronomía tradicional y ligada a la creatividad y sensibilidad por el producto. Ahora, ofrece platos y tapas de vanguardia para comidas más informales.  
  • precio 1 de 4
Ermita de Mig Camí
Ermita de Mig Camí
Con unas fantásticas vistas de Tortosa y su valle, en el restaurante de la Ermita de Mig Camí encontraréis cocina sencilla, casera y cuidada, además de los menús, platos combinados y pizzas. Vale la pena reservar ya que el local no es muy grande. Trato muy agradable y familiar.    
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  • Bar de bocadillos
  • precio 1 de 4
L'Olivera
L'Olivera
Este restaurante situado en el núcleo antiguo de Tortosa mantiene la esencia original, combinando las paredes de piedra y bigas de madera con un diseño moderno y actual. Dispone de una terraza con vistas a la Catedral y a la fachada de la Casa Grego. Hay una selección de tapas caseras muy gustosas, donde destacan las patatas bravas, unas de las mejores de la zona. Además, hay todo tipo de platos combinados, bocadillos, menús caseros diarios, así como elaborados platos a la carta y una extensa carta de vinos. Por la tarde, también podréis disfrutar de una gran variedad de infusiones, cafés y chocolate con "porras".  

Dónde dormir

  • Hoteles
  • precio 2 de 4
SB Corona Tortosa
SB Corona Tortosa
Uno de los hoteles más grandes y bien equipados de la ciudad tanto por el ocio como también por las reuniones de negocios. Cuenta con una terraza interior ajardinada con piscina, ideal para relajar­se y tomar el sol. Su restaurante está especializado en arroces y productos de las Terres de l'Ebre. Aunque no está ubicado en el centro de la ciudad, está muy bien conectado con las principales vías de comunicación de Tortosa.  
  • Hoteles
  • precio 3 de 4
Parador Castell de la Suda
Parador Castell de la Suda

El patrimonio de Tortosa tiene más de dos mil años de historia y este alojamiento es el que mejor lo demuestra. El Parador está situado en el impresionante Castillo de la Zuda, que data de la época árabe. Desde allá, se puede disfrutar de las vistas de la ciudad desde lo alto, en un entorno que combina la belleza monumental con los atractivos de los diferentes espacios naturales que lo rodean. En el hotel, de los más confortables de la zona, podréis disfrutar de piscina, un acogedor comedor con finestrales góticos, cómodas habitaciones y magníficas vistas al río Ebre en su tramo final.  

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  • Hoteles
  • Casas de huéspedes
Lo Molí de la Jòrdia
Lo Molí de la Jòrdia

Es una casa rural del 1850 que ha sido recientemente reformada. En su interior se conserva un molino de aceite que representa uno de los grandes atractivos de la casa, que dispone también de un horno de pan que actualmente está en proceso de restauración. Encontramos el suelo original de cerámica, las cubiertas de madera y la fachada de piedra. Hay una zona de jardín con pisicina y también una granja, donde viven diferentes animales.  

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  • precio 2 de 4
Berenguer IV
Berenguer IV

Situado en una calle del centro de la ciudad, el Hotel Berenguer IV ofrece la situación privilegiada para disfrutar al máximo del centro de Tortosa. El hotel se encuentra a un minuto a pie de la plaza Alfons XII, auténtico centro neurálgico y a la misma distancia del Parc Teodor González y del río Ebre. Las habitaciones son muy cómodas y por la mañana hay desayuno buffet. También hay un párquing que os será muy útil durante vuestra estada, ya que las plazas de aparcamiento gratuito no son fáciles de encontrar en el centro de la ciudad.  

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  • precio 1 de 4
Torre de Prior
Torre de Prior

El conjunto arquitectónico de la Torre de Prior ocupa una hectárea y consta de una torre de defensa del siglo XII. Está rodeada de una serie de edificios de uso agrícola, al lado de un platanero monumental y una balsa de riego reconvertida en piscina. Tanto la torre como los edificios han sido rehabilitados y estos últimos se han convertido en alojamiento rural, con una capacidad para 15 personas. La casa rural ofrece seis habitaciones dobles y una triple con baño, sala de estar, cocina, comedor y espacios de ocio y descanso.   

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