Ahora quien habla del Pas de l'Ase ya lo hace para referirse al restaurante, pero este establecimiento de la Ribera ha tomado el nombre de uno de los tramos del río Ebro que tiene cerca, el paso entre las montañas de la Picosa y de Tormo que, antiguamente, era utilizado para transportar mercancías de una riba a la otra del río con el ganado. Su cocina, mediterránea y tradicional, destaca por los arroces y las carnes y los pescados a la brasa. Productos frescos y de proximidad que, acompañados por una buena selección de vinos, harán de la comida todo un placer. Además, con muy buena relación calidad-precio.
La Ribera d'Ebre es, por excelencia, la comarca que mira el río Ebro de más cerca. Muchos consideran que este tramo es el más bonito del Ebro catalán, pero curiosamente también es el más desconocido por el turismo, hecho que le otorga un encanto especial. El río cruza en esta comarca distintas localidades. Desde Riba-roja hasta Miravet, pasando por Flix, Ascó o Móra d'Ebre ofreciendo pintorescas imágenes de les fachadas de los pueblos, como si las calles hubiesen sido cortadas por la mitad para dejar paso al río. Como todos los grandes ríos, el Ebro ha sido, durante siglos, un canal de comunicación imprescindible por donde navegantes, comerciantes y artistas han circulado de norte a sur, transportando alimentos, productos y conocimientos. Toda esta historia, cargada de mística y sabiduría, está fijada en forma de postal impertérrita en esta fachada fluvial, donde ceramistas, campesinos, pescadores y barqueros todavía hacen gala de sus oficios delante de los ojos de los visitantes.
Seguramente si bajáis por la AP7 dirección sur, en Hospitalet de l'Infant ya podréis dejar el mar a la izquierda y entrar hacia el interior. Os recomendamos que para empezar el fin de semana, paréis en uno de los pueblos interiores más bonitos de la Ribera d'Ebre, Tivissa. Las montañas que rodean este municipio son perfectas para observar el azul del mar Mediterráneo. Una vez en el pueblo, puede que estéis de suerte y coincidáis con alguna visita guiada organizada al poblado del Castellet de Banyoles, uno de los yacimientos ibéricos más importantes de toda Cataluña. Resulta que la descubierta del poblado fue accidental y en 1927 se encontró el llamado 'Tesoro de Tivissa' formado por 11 vasos y un brazalete de plata. Si tenéis curiosidad por los estilos de vida de los antepasados disfrutaréis de este paseo por las ruinas de un espacio que ha sido considerado Bien Cultural de Interés Nacional.
Ya hacia el final de la tarde, continuad la ruta por la comarca siguiendo hacia el oeste hasta encontraros con el río Ebro. Como hemos dicho, éste es uno de los grandes tótems de la comarca, y queremos darle el protagonismo que se merece: ¡que el fin de semana gire a su alrededor!
Para vivirlo de cerca, os recomendamos que os alojéis en uno de los lugares con más encanto de la zona. Si muchas veces dormir es sólo un trámite, en este caso todo lo contrario. En el resort Vilar Riu de Baix será una experiencia completa y, además, podéis elegir en función del bolsillo. Si tenéis dinero, vuestro lugar es el lujoso hotel rural; si vais más justos, la opción natural es el albergue, y si sois unos cuantos y queréis independencia, escoged los 'masos'. Sea cual sea vuestra elección, encontraréis lo que buscabais. Una buena lectura en el jardín, un paseo romántico al lado del río, un baño relajante en un Spa o una comida con velas y cocina de autor de la Ribera d'Ebre a vuestra disposición. Hecho esto, que no es poco, ¡que empiece el fin de semana!
Esta mañana nos espera una visita a la Reserva Natural de Sebes. Aunque el Delta del Ebro es el espacio húmedo estrella de las Terres de l'Ebre, este espacio fluvial, todavía desconocido por muchos, es la promesa de futuro. Existe la posibilidad de realizar visitas guiadas, una opción que siempre es aconsejable para profundizar un poco más en lo que estás pisando y viendo. Las tarifas cambian en función de la duración, el recorrido y el número de guías. Así que preguntad y optad por la que mejor os vaya.
Sin embargo, el itinerario habitual del espacio natural de Sebes sigue el camino principal que bordea esta zona de humedales. A lo largo del recorrido, hay diferentes puntos altos que nos servirán para captar buenas instantáneas del entorno. ¡Haced muchas fotos o después os arrepentiréis! La observación de aves es una de las actividades que más fama tiene aquí. Los precursores en esta afición fueron los ingleses, grandes aficionados a la observación de aves y conservación de espacios naturales, pero ahora muchos catalanes ya lo consideran un espacio de referencia en el Estado. Para los más pequeños de la casa, la Reserva tiene un reclamo importante: ver y tocar los caballos, autóctonos de la Camarga, que se introdujeron hace unos años en este espacio para que se comieran los carrizos y ayudaran a regular la vegetación. Resulta que estos caballos están adaptados al pastoreo cerca de los ríos en zonas húmedas e inundables, por lo tanto, son ideales para colaborar a mantener la vegetación a raya.
Como seguro que después de todo esto tendremos hambre, acabaremos la mañana probando uno de los platos más tradicionales de la Ribera: la clotxa. Éste es un plato tradicionalmente campesino que consiste en vaciar un pan de medio quilo y llenarlo de cebolla, tomate y ajo escalivado, junto con una sardina a la brasa. Muchos restaurantes de la Ribera d'Ebre ofrecen ahora este plato reversionado y haciendo uso de la creatividad, deconstruyéndolo para hacerlo más ligero y comestible.
Después de habernos comido una buena 'clotxa', la idea es hacer ahora una de las actividades más esperadas del fin de semana: la ruta con el ladú desde Ascó hasta Miravet. ¡Ah! ¿No sabéis qué es un laúd? Os lo explicamos. Es una embarcación tradicional de madera con una vela latina que se utilizaba para el transporte fluvial de mercancías. Para recuperar esta forma tradicional de navegación, Ascó decidió no hace mucho, construir un laúd imitando estas embarcaciones y hacerlo circular, esta vez, como atractivo turístico. Alrededor de esta iniciativa se han vinculado muchas más, de carácter puntual, como por ejemplo, utilizarlo como escenario en algunas representaciones teatrales de Litterarum, la feria de espectáculos literarios de Móra d'Ebre; o bien haciendo catas de vinos a bordo, una iniciativa organizada juntamente con el Consejo Regulador de la DO Terra Alta. Es mejor que consultéis la agenda para ver si hay alguna actividad especial, pero tenéis que saber que los sábados el laúd sale a las 16.30 h. Por eso valdrá la pena que seáis puntuales, ya que sólo hay dos salidas al día, una por la mañana y la otra por la tarde.
De vuelta a Ascó, os aconsejamos un recorrido por el casco antiguo de la población que es bastante interesante. Sus orígenes se remontan a la época en que los árabes eran dueños de estas tierras.
De buena mañana os aconsejamos un buen paseo por Móra d'Ebre, donde hay un núcleo antiguo de callecitas estrechas y fachadas blancas al más puro estilo granadino. Si tenéis tiempo antes de empezar la jornada de kayak, y si tenéis curiosidad por la historia, saltad a la población vecina, Móra la Nova, para visitar el Centro de Interpretación del Ferrocarril. Y es que tradicionalmente esta comarca había sido cruce de las principales vías ferroviarias que venían de todos los puntos cardinales y que entraban en Catalunya.
Pero seguimos, un día más nuestra propuesta tiene como protagonista el río. Esta vez pondremos a prueba nuestras espaldas y muñecas. Es momento de coger un kayak. Individual o en pareja, sin duda esta es una de las mejores maneras de disfrutar del río. Tocando el agua y con la inmensa perspectiva que da el ancho del río. Seguramente será una experiencia que no olvidaréis fácilmente. De hecho, tenemos que reconocer que hacer kayak en la Ribera d'Ebre es una actividad más mística que deportiva. No tiene nada que ver con las aguas bravas y trepidantes de los Pirineos. Al contrario, el río se presenta habitualmente como un inmenso espejo de aguas llanas, óptimas para contemplar la vegetación de bosque de ribera que hay en los dos extremos. El tramo de Móra a Miravet es uno de los más bonitos ya que circula entre un valle donde, a lado y lado, hay montañas, castillos e incluso islas vírgenes en medio del río. El guía os explicará la historia a cada paso, y seguramente no obviará el protagonismo que el río tuvo en esta zona durante la Batalla del Ebro.
Una vez en Miravet, habitualmente la misma empresa de alquiler de kayaks se encarga de planear la vuelta al punto de inicio, es decir, a Móra. Ya aquí, os aconsejamos que subáis el coche y cojáis l'Eix de l'Ebre, la carretera C-12 en dirección a Miravet otra vez. Aproximadamente a 10 kilómetros encontraréis el conocido Pas de Barca de Miravet. Una experiencia muy aconsejable es que crucéis el río con este puente flotando y móvil donde podréis situar vuestro vehículo. No estáis en Vietnam, no, ¡estáis en la Ribera d'Ebre! Las vistas de la fachada de Miravet desde esta plataforma son únicas, y después de la construcción del Passador –el puente de Deltebre– es el único lugar donde disfrutar de este mecanismo ancestral de transporte de vehículos y mercaderías de riba a riba de río.
Miravet, además de ser uno de los pueblos más bonitos de las Terres de l'Ebre, tiene una larga tradición ceramista. Hay algunos talleres de canteros que abren sus puertas a la calle, e incluso ofrecen la posibilidad de meter las manos en el barro y empezar a moldear. Todo esto viene de lejos. Resulta que en Miravet se ha encontrado cerámica de época ibérica y romana, aunque la que todavía hoy se elabora en el pueblo tiene origen en la cerámica árabe que los pueblos musulmanes importaron a la Península Ibérica.
Después de comer, nos espera la joya de la corona del pueblo: el castillo. Fue uno de los últimos reductos conquistados por Ramon Berenguer IV a los musulmanes. Aunque ya lo habremos visto desde múltiples perspectivas, ahora es el momento de verlo desde dentro. Subir los 47 peldaños que tiene hasta arriba tendrá su justa recompensa: unas vistas inmejorables sobre el Ebro, que son la envidia de todos los amantes de la fotografía.