En medio de inmensas explanadas de naranjos, perfumados de azahar y cerca del mar, encontramos Alcanar. Un municipio que tiene un casco urbano interior y también otro pueblecito pesquero, las Cases d'Alcanar, que comparte protagonismo con los cerca de 10 kilómetros de litoral y de casas de veraneo de Alcanar Playa. Así, encontramos tanto las costumbres "de interior" en un pueblo que reposa a en la falda de la cordillera del Montsià, como a 4 km, un acogedor pueblecito de encanto marinero, con una plaza mayor que mira al puerto pesquero. El reto es ser suficientemente habilidosos para disfrutar de la autenticidad de la oferta interior, basada en parte en la riqueza patrimonial de la época íbera, como del sol, la playa y la gastronomía que podremos encontrar en primera línea de playa. Y si además tenemos la suerte de coincidir con las fiestas Quinquenales, ya podremos decir que hemos acertado.
Además, si sólo podéis escaparos un día, Alcanar ha planeado una salida para barceloneses que incluye el viaje en autobús hasta el pueblo, una visita guiada, una comida con un típico arroz o marisco en alguno de los restaurantes de Alcanar y, después de un paseo por la playa, vuelta a la ciudad.
Os aconsejamos que conduzcáis hasta las Cases d'Alcanar y fijéis allí vuestro campo base. Este casco urbano, a pie de playa, es el que aglutina buena parte de la oferta hostelera del municipio. Podéis optar por un hotel típico de playa mirando al mar, por algún hostal regentado por algún vecino de toda la vida en el mismo pueblecito, o también, en este caso, cobra mucha fuerza la opción del camping. Sea como sea, una vez dejado el equipaje, os aconsejamos que deis un paseo por este extenso compendio de tipologías de playa.
Podréis encontrar calas íntimas y apartadas, junto con otras largas playas de arena, así como la típica de piedras delante del centro del pueblo. Una de las más conocidas es la playa del Marjal, que empieza justo cuando el pueblo acaba y que se alarga hasta la desembocadura del río Sénia, cerca del límite con el País Valenciano. En verano, las Cases d'Alcanar es un pueblo alegre que celebra las clásicas fiestas mayores con tenderetes y baile frente al mar, mientras que los niños corren con los helados en las manos, y los jóvenes intercambian historias en círculo en la playa. En invierno, es un pueblo para disfrutar de la tranquilidad que da el mar. Os aconsejamos que disfrutéis del encanto de esta villa marinera libremente, y cuando se acerque la hora de cenar, acercaos a uno de los restaurantes para hacer un buen "suquet" de pescado. Como diría el ilustre vecino, el economista Germà bel, "Alcanar es el único pueblo donde casi hay más restaurantes que personas".
De buena mañana, si podéis resistiros a las ganas de playa, aquí tenéis una interesante y desconocida propuesta que alterna tanto el ejercicio físico como el valor paisajístico y también histórico de la zona. La idea es que salgáis de las Cases d'Alcanar, -si puede ser desde la zona de Sol de Riu, justo en la desembocadura del río Sénia-, dirección La Ràpita andando junto al mar. De camino, iremos encontrando restos constructivos de la Guerra Civil Española, desde viejos soportes de ametralladoras, bunkers, defensas antiaéreas hasta antiguos campamentos militares. A pesar de que en muchos tramos el camino no está señalizado, vale la pena emprender esta especial aventura. De hecho, como certifica un estudio arqueológico reciente del Ayuntamiento de Alcanar, este es de los municipios del Estado que tiene más diversificación de restos de aquella época, la mayoría de ellos todavía por señalizar.
Después de una buena comida, es momento de hacer un viaje al pasado. Os proponemos una visita al Centro de Interpretación de la Cultura de los Íberos que está ubicado en la antigua casa señorial O'Connor, interesante tanto por dentro como por fuera.
Si bien este edificio alberga una de las colecciones de restos íberos más importantes de Cataluña, el edificio que lo acoge es una construcción del siglo XIX que vale la pena contemplar al detalle, sobre todo su interior. Las decoraciones interiores enseñan al visitante el estilo de vida de una familia irlandesa adinerada que se instaló en el pueblo y que luchó a favor de Felipe V durante la Guerra de Sucesión, en el siglo XVIII. En los dormitorios de la casa, todavía se conservan retratos con mujeres pelirrojas típicamente irlandesas y cuadros y plafones con imágenes de productos que denotan el nivel adquisitivo de los propietarios: Ron Bacardit, champagne Codorniu... Ahora, este edificio es de titularidad municipal y, como decíamos, acoge todo el fondo arqueológico de los hallazgos hechos en las excavaciones en el municipio. En la planta baja, hay una introducción a las civilizaciones íberas con un punto de información multimedia sobre la población. La exposición permanente cuenta con más de 160 piezas arqueológicas originales, entre las cuales destaca un conjunto de vajilla ceremonial indígena único en Cataluña. Recopilad toda la información porque al día siguiente la veréis en directo en la Moleta del Remei.
Os proponemos que os zampéis un buen desayuno de cara al mar. En los pueblos marineros era habitual entre los pescadores hacerse un buen 'suquet' de pescado al alba. Así que si queréis rememorar antiguas tradiciones, sentaos y pedid en algún restaurante local un 'suquet' de pescado o una fritura acompañada de escalivada y una buena tostada de pan. Lo más aconsejable si se visita esta población es hacer una buena jornada de playa matinal, y así poder disfrutar del mar en sus múltiples posibilidades.
Para los que quieran un estilo más relajado, os aconsejamos que plantéis la toalla en alguna de las playas del municipio o de la zona de Alcanar Playa, donde hay diferentes calas que vale la pena inspeccionar en primera persona. Para los más atrevidos, varias empresas de la zona alquilan kayaks, planchas de paddle surf o incluso patinetes para poder hacer una ruta por el mar. ¡Poneos protección solar y a disfrutar del mar! Si es invierno, coged un libro y disfrutad de la lectura mientras escucháis acariciar vuestro cuerpo. A veces, los planes sencillos son los más gratificantes.
Si tienes inquietudes por el patrimonio y la arqueología, has caído en buen lugar. Alcanar cuenta con el yacimiento íbero situado en la Moleta de Remei, justo en un cerro en lo alto del pueblo. Se trata de un asentamiento de los ilercavones, una tribu que habitaba entre los siglos VI y V antes de Cristo el territorio que ahora se conoce como Terres de l'Ebre. A pesar de que en invierno las visitas al yacimiento se programan por la mañana, de julio a septiembre está abierto por la tarde. Ahora bien, atención: no pequéis de guiris e inexpertos, poneos calzado adecuado. Las chanclas son muy bonitas, sobre todo en verano, pero no son la mejor opción para subir los 134 escalones que hay hasta llegar arriba.
Una vez allá, podréis observar los restos de un núcleo cerrado con calles de circunvalación, viviendas de planta rectangular adosadas a la muralla y varios espacios que servían para intercambiar productos y alimentos. Según nos explican los historiadores, los habitantes de este poblado, único en la zona por aquella época, eran la élite de la tribu que controlaba los excedentes de la zona, principalmente cereales, que intercambiaban por productos de lujo como olivas, salazones de pescado, vino o cerámica hecha a torno en diferentes pueblos de la Mediterránea. Por eso, éste es uno de los puntos de interés patrimonial más importantes de Cataluña. Si estáis por la zona en verano, estad atentos a la agenda, puesto que se organizan jornadas temáticas para descubrir el patrimonio.
Antes de despedirnos, y tanto si sois creyentes cómo si no, pasad a saludar a la Virgen María del Remei, en la ermita que hay justo a los pies de la Moleta. Es uno de los lugares de peregrinaje más habituales en la zona, y un espacio donde se suelen hacer encuentros culturales, conciertos y comidas populares. No hay documentos que expliquen con exactitud cuándo se construyó pero, muy probablemente, fue a finales del s. XVI o principios del s. XVII que es el periodo en que fueron construidas todas las ermitas dedicadas a esta Virgen María por la zona. Construcciones bastante frecuentes en el litoral mediterráneo.