La escapada que ahora iniciamos recorre algunos de los elementos arquitectónicos más conocidos y destacados del Vallés Occidental. Nos centraremos en dos grandes ciudades: Sant Cugat del Vallés, con su magnífico monasterio, y Terrassa, una de las dos capitales de la comarca, donde disfrutaremos de la extraordinaria Seu d'Ègara y los no menos notables edificios modernistas que hay en muchos rincones de la población. Sin duda, una escapada que hará las delicias de todos aquellos amantes de las piedras, del arte y de la historia.
Mañana día 2: ciudad de chimeneas
Terrassa, cocapital del Vallés Occidental, fue uno de los grandes motores industriales de Cataluña. Muchas de las fábricas que se construyeron se hicieron en la época esplendorosa del Modernismo, así que aquellos edificios tomaron las formas y estructuras propias de uno de los movimientos artísticos más celebrados de nuestro país. De esto ya hace más de un siglo, pero por suerte muchas de las fábricas todavía las podemos ver hoy, si bien mayoritariamente con usos diferentes a los originales. Y también, claro, casas modernistas que aquí y allá salpican las calles de Terrassa y que, en muchos casos, eran la residencia de los patrones de las fábricas.
Para no perderse detalle –y si hoy es el segundo o el cuarto sábado de mes— lo mejor es hacer la ruta guiada Un paseo por el Modernismo industrial que, con salida desde la Masía Freixa, transcurre por la Casa Alegre de Sagrera, el Mercado de la Independencia, y el Vapor Aymerich, Amat i Jover, sede del muy interesante Museo de la Ciencia y la Técnica de Cataluña (mNACTEC). Un auténtico viaje en el tiempo, con las chimeneas, símbolo de la energía de vapor, asomándose constantemente en nuestro trayecto. Una caminata apta para grandes y pequeños de la familia.
Tarde día 2: la Masia Freixa, un punto y aparte
Día 3: los primeros cristianos de Egara
El último día de escapada también lo pasaremos en Terrassa. Y es que si el Modernismo es importante en la ciudad, también edificios más antiguos merecen ser conocidos.
Especialmente un conjunto que tiene todos los números para convertirse más pronto que tarde en Patrimonio de la Humanidad. Nos referimos a la Seu d'Ègara, una auténtica joya. Después de años de trabajos de restauración, las tres iglesias que forman el conjunto (Sant Pere, Santa Maria y Sant Miquel) presentan un maravilloso aspecto y ofrecen al público toda una lección de historia arquitectónica, ya que hay elementos del románico, en su mayoría, pero también de la época visigoda –de los pocos vestigios que quedan en nuestro país de esta etapa–, así como del Renacimiento, del Barroco, e incluso de finales del Imperio Romano, sin olvidar dos destacables retablos góticos. Como siempre, os recomendamos hacer la visita usando el servicio de guía, para conocer lo más interesante de la apasionante historia y arte del lugar.
Para acabar de pasar el día, y ya que nos encontramos tocando al Parque de Vallparadís, os proponemos relajaros paseando por este parque, y, si todavía no tenéis bastante en cuanto a patrimonio, haced una visita al Castillo Cartuja de Vallparadís, originario del siglo XII, y otro de los edificios que nos muestran que, muchos siglos antes de ser una ciudad que acogiera tantos miles de vecinos, Terrassa ya era un lugar preciado para vivir por parte de gente muy diversa.
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