Escapada al Garraf: entre budistas e indianos

La comunidad budista en Cataluña eligió un buen lugar donde instalarse: en un palacio romántico (Palau Novella) adentrado en el Parque del Garraf. En este espacio se respira calma y tranquilidad, sin duda un lugar adecuado donde meditar y poder desarrollar plenamente los principios de la religión budista. Ahora bien, esto no quiere decir que la comunidad viva en el aislamiento más absoluto, al contrario: si deseáis acceder al interior del monasterio y conocer los pilares básicos del budismo y también el arte que contiene el palacio, lo podéis hacer apuntándoos a alguna de las múltiples visitas guiadas que ofrecen. Descubriréis un rincón único en nuestro país, y por eso al llegar al Garraf hemos decidido hacer esta visita antes que nada.

El segundo día lo empezamos yendo a las afueras de Sant Pere de Ribes, en una finca extraordinaria que tiene sus orígenes en el siglo XIV y que incluso llegó a acoger una comunidad de frailes Jerónimos en el siglo XV. Gran parte de lo que veremos, sin embargo, data del XIX, cuando aquí ya se elaboraban vinos que incluso fueron premiados en la Exposición Universal de Barcelona de 1888. Los vinos que se hacen hoy en Torre del Veguer también han recibido distinciones y reconocimientos. Si deseáis conocer la finca y cómo hacen la producción, sólo hace falta que os apuntéis a una visita guiada, en el transcurso de la cual también descubriréis qué relación existe entre Torre del Veguer y Salvador Dalí. Luego, no faltará una cata de algunos de los vinos de la casa.

Ahora sí, vamos a Sitges, donde permaneceremos hasta el final de nuestra escapada. La población tiene un montón de atractivos e itinerarios por hacer, pero para esta tarde hemos decidido centrarnos en el mundo de los indianos, más conocidos aquí en Sitges como 'americanos'. Son aquellos emigrantes que se fueron, sobre todo a lo largo del siglo XIX, al continente americano para ganarse la vida e intentar enriquecerse, y a la vuelta, los que consiguieron su objetivo, invirtieron parte de sus ganancias en hacer grandes residencias. Del Garraf partieron muchos indianos, y su regreso cambió la fisonomía de algunas poblaciones. En Sitges nos quedan muchos ejemplos de construcciones indianas, y para no perderse detalle mejor conocerlas a través de las visitas guiadas que se programan. Tienen una duración aproximada de dos horas, las explicaciones están rellenas de anécdotas de los indianos, y seguro que pasaréis por la calle de la Isla de Cuba, una de las más emblemáticos de aquellos tiempos, con varios palacios, y que veréis muchas de las casas modernistas también impulsadas por los que volvían del otro lado del Atlántico.

Dedicamos el último día a recorrer con toda la calma que nos plazca los principales lugares de Sitges. Si no habíais visitado nunca esta bonita población, podéis optar por un paseo que podríamos bautizar como clásico. Comenzad en la iglesia de Sant Bartomeu y Santa Tecla (La Punta), una de las imágenes icónicas del municipio por su ubicación presidiendo el frente marítimo. Recorred la plaza del Baluarte, el paseo de la Ribera, la Fragata, y debemos ir a los museos Cau Ferrat y Maricel, de visita obligada. A la salida, perdeos por los blancos rincones de estas calles, y recorred el paseo de la Playa de Sant Sebastià, que puede ser un buen lugar donde comer ya que está lleno de buenos restaurantes. Por supuesto, si el día acompaña y lleváis ropa de baño, difícilmente podréis evitar remojaros y broncearos un rato. Si tenéis más ganas de andar, id hasta el puerto de Aiguadolç, dejando atrás la ermita de Sant Sebastià, la playa de Balmins, y bordeando acantilados.