Una gran comarca situada en el corazón de Cataluña merece también una gran capital. Y la tiene. Es Manresa, una ciudad que exploraremos el tercer día de escapada desde diferentes perspectivas. Pero antes pasaremos un día y medio en la emblemática montaña de Montserrat, un lugar donde tal vez ya habéis ido pero que siempre ofrece nuevas posibilidades o el gozo del reencuentro con espacios únicos.
Mañana día 2: el centro neurálgico de la montaña
Tarde día 2: desde las alturas
En la cima, en el Pla de las Taràntules, podéis elegir entre varios itineraris señalizados y acabar de recrear la vista, hasta el momento en que el sol empiece a decaer y el frescor se vaya apoderando de vuestra piel recordando que os encontráis a una altura considerable y que debéis volver a coger el funicular para iniciar el camino de bajada.
Mañana día 3: capital monumental
Tarde día 3: la Manresa de la burguesía
Cambiamos de itinerario y de estilo, pero no de ciudad. La última tarde en Manresa y el Bages la dedicamos a recorrer la Manresa modernista, la que se levantó a finales del siglo XIX en dirección al siglo XX, tras el derribo de las murallas de la ciudad, y que fue incentivada por la burguesía, con ganas de lucir casa y, en consecuencia, estatus social. Nos quedan muchas, de aquellas construcciones, encargadas a arquitectos como Ignasi Oms y Alexandre Soler. De nuevo os recomendamos a conocerlas a través de una ruta guiada, para así saber todos los detalles de lo que iréis viendo.
El lugar de partida no puede ser mejor: el Quiosco del Arpa, en la plaza Major, una cucada del año 1917 que estuvo cumpliendo su función hasta no hace muchos años y que en la actualidad, en tiempo de fiestas y ferias, es punto de información. El itinerario nos lleva por la llanura del Om, un lugar concurrido y que tiene como lugar modernista destacado la farmacia Esteve, y con la escultura A la sombra, de Ramon Oms, bajo el árbol que da nombre a la plaza (¡y apellido al artista!). La Casa Lluvià, magnífica, actual sede del Col·legi d'Arquitectes del Bages-Berguedà-Solsonès, y, claro está, el Casino, quizá el edificio modernista más emblemático de Manresa -hoy acoge una biblioteca pública y un centro cultural- son sólo algunos otros edificios que seguro os gustará conocer.
Y si os quedara tiempo, otro itinerario muy recomendable es el titulado El esplendor medieval. Recorreréis el casco antiguo, conoceréis la muralla y, claro, pasearéis por la calle del Balç, estrecha y sinuosa y símbolo de la Manresa de la Edad Media. Aquí encontraréis el Centre d'Interpretació que os permitirá saber más de la Manresa de hace siete siglos. Después, sin embargo, nos tocará volver a la actualidad...
El héroe de la derrota de 1714, el consejero en jefe de Barcelona, Rafael Casanova, nació en 1660 en esta casa de familia rural rica, que ha cambiado muy poco desde entonces. El edificio ya existía en el siglo XVI, pero el clan lo compró y reformó el siguiente; hay que contemplar en él la ventana gótica y las pinturas del XVIII, sobre el ciclo de Ester. Aloja una muestra sobre la época, la villa, la estirpe y el hombre, y, también, el archivo municipal y el museo local moianeses. Pertenece al Museu d’Història de Catalunya.
No cierra jamás de los jamases. Expone la flor y nata del patrimonio de la abadía, reunido desde la devastación napoleónica. Nació en 1963, pero proviene de 1911, con los objetos de la expedición a Oriente Próximo del monje Bonaventura Ubach. Las salas modernistas de Puig i Cadafalch muestran, en dos plantas, pinturas de los siglos XIX y XX –antigua, y contemporánea–, iconos bizantinos, orfebrería, piezas arqueológicas del mundo bíblico y 'NigraSum', sobre las peripecias de la virgen.
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