Escapada al Alt Penedès: patria del enoturismo

Sólo desembarcar en la comarca, vamos a la estación de tren de Lavern Subirats para coger la bicicleta eléctrica que previamente habíamos reservado. ¿Cómo? Llamando al 93 899 34 99, teléfono del Patronato de Turismo de Subirats, o enviando un correo electrónico, info@subiratsturisme.cat. De esta manera podremos disfrutar del Penedès a nuestro aire y ritmo, cruzando los interminables campos de viñas y, si lo deseamos –muy recomendable– entrando en alguna bodega de las que están abiertas al público y hacen visitas guiadas.

El alquiler de la bicicleta es para cuatro horas, o sea que tendréis tiempo de pasar una buena tarde, e incluye también el casco, un mapa de la zona, y un GPS para que los más desorientados no se pierdan.

Casas de campesinos y viñedos conforman el paisaje típico de la zona. La Ruta de las Masías de Gelida es una iniciativa de la Associació d'Amics del Castell de Gelida, y tanto la podéis realizar por vuestra cuenta –podéis ir siguiendo la guía que se publicó– como pedir de hacerla con un conocedor del terreno (teléfono: 93 779 01 46). En este segundo caso, eso sí, hay que ser un mínimo de 8 personas. Es un recorrido de baja dificultad, que se puede hacer sin demasiados problemas con los niños, y con el que descubriréis los entornos de Gelida y la sierra de Ordal. Muchas casas por las que pasaréis cuentan siglos de historia, aunque hacen hoy la misma función para la que se construyeron y venden sus productos.

Después de comer y después de la obligada sobremesa, os proponemos elegir una entre la infinidad de vitiexperiencias que se pueden hacer en la comarca. Son actividades que, de una manera u otra, siempre están relacionadas con el vino y los viñedos, y las hay tan variadas que, según vuestros gustos y preparación física, os decantaréis por una u otra. Por ejemplo, podéis iniciaros en la escalada, con monitores expertos, y una vez superados los obstáculos podréis observar los paisajes rellenos de pámpanos. Terminada la escalada, haréis una cata de productos Penedès maridados, claro, con vinos de la tierra. O participar en un taller de cerámica para hacer con vuestras manos una ánfora o una copa, y todo ello entre las viñas, y luego visitar cabañas de piedra seca. O aprender a podar una cepa. O realizar un recorrido con un 4 x 4... 

Última jornada en el Penedès, y la empezamos en la capital, Vilafranca. Nos dirigimos al VINSEUM, el Museo de las Culturas del Vino de Cataluña, con un extraordinario y heterogéneo fondo, unas 17.000 piezas que ponen de manifiesto cómo ha estado y está todavía de marcado este territorio por el cultivo de la vid y la producción vitivinícola. Herramientas y utensilios antiguos y modernos, piezas artesanales, ánforas, una colección de porrones, o incluso varios dioramas de bodegas y tabernas de Egipto y de Roma, así como de la bodega del Monasterio de Poblet, llenan las salas de un centro museístico que merece una cuidadosa visita, y que además ocupa la que había sido una casa-palacio de los reyes de la Corona de Aragón.

Y de la capital del vino, a la del cava, Sant Sadurní d'Anoia, para cerrar aquí nuestra escapada. Lo haremos conociendo los no pocos edificios de estilo modernista que llenan el municipio, desde la misma Casa de la Villa, hasta las conocidas cavas Freixenet y Codorniu, o las Escuelas Nuevas o el Ateneo Agrícola. Evidentemente, podéis realizar el recorrido por vuestra cuenta, pero también existe la opción de reservar previamente una visita guiada que incluye el itinerario por Sant Sadurní, la entrada a las cavas Codorniu, y una degustación de cava, ideal antes de emprender el retorno.