LOS DE AQUÍ MOLAN
Años y años despreciando el teatro escrito en catalán y ahora resulta que las dos obras de texto con más éxito de la cartelera son de Jordi Galceran ('El crèdit') y de Pere Riera ('Barcelona'), sin olvidarnos de Guillem Clua ('Smiley') o Marc Crehuet ('El rei borni'). Comedia y drama. Afuera, además, los dramaturgos catalanes van como un trueno: 'Els jugadors', de Pau Miró, acaba de ganar el premio al mejor texto extranjero en Italia. Se nos rifan, vamos.
LA PERLA 29
La tropa de Oriol Broggi esta marcando terreno y con '28 y medio' se ha consolidado como la compañía del momento. Y el 'Adios a la infancia' que está ahora mismo en el Lliure prueba que son la compañía más barcelonesa, la que ha entendido mejor que es la ciudad, su gente y su público. Su Biblioteca de Catalunya es un templo que no puede hacer otra cosa que crecer. Nos gustaría poder ver al menos ocho o nueve obras por temporada.
POL, LAURA Y MARCEL
Nunca son malos tiempos para los jóvenes. Y a menudo nos vemos obligados a quitarnos el sombrero ante una interpretación que nos sacude, como la de Pol Lopez en 'Ivan i els gossos'. Solo en escena con un texto desolador entre las manos, te hace añicos con la mirada. Laura Aubert también levantó el vuelo en 'Els feréstecs', con una vis cómica insólita para una actriz de 26 años. Marcel Borras completa el trío, de 'Atraco y Paliza...' en 'Jo mai'.
LA VERONAL
Pero si ha habido un antes y un después es desde que vimos 'Siena' en el Mercat de les Flors, un choque estético obra de La Veronal que nos demuestra que aqui tambien se puede levantar la mejor coreografía del año. La cabeza pensante de la tropa, Marcos Morau, empieza a ser famoso en el norte de Europa y a no poder asumir encargos. Ambición, fuerza de trabajo y talento.
TEATROS PÚBLICOS
Sin teatros públicos a pleno rendimiento, aquí y en cualquier país de Europa, no hay teatro de calidad posible. En Barcelona lo están pasando muy mal, aunque intenten disimular. Tienen menos público porque hacen menos funciones. Pero también se han vuelto mucho más conservadores. Y aquí no nos olvidamos de los espacios creativos subvencionados. El teatro, para la gente que empieza, no puede ser una profesión, sino un hobby. Y esto podría ser un desastre.
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