Sants Es Crema
Foto: Maria Dias Sants Es Crema
Foto: Maria Dias

Los mejores bocadillos para llevar y a domicilio de Barcelona

Italianos, asiáticos, norteamericanos, veganos... Barcelona está llena de bocadillos excelentes, ¡cocina de la buena entre panes!

Ricard Martín
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¿Cuál es el plato de comida para llevar por excelencia? ¿El artefacto de comida callejera más icónico del mundo entero? El bocadillo, claro está. Desde que el barón de Sándwich tuviera la feliz idea de pedir un cacho de carne entre dos rebanadas de pan –el muy ludópata lo hizo porque llevaba 24 horas sentado en una mesa de juego y no se quería levantar– el bocata ha acompanyado a la humanidad. Un buen bocadillo garantiza 15 minutos de masticación mística. Aquí tienes siete que hay que probar sí o sí (si llamas a los locales, verás que los puedes encargar para llevar o pedir a domicilio). 

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  • Surasiàtica
  • Sant Antoni
  • precio 1 de 4

Nomad Road: un bar de comida callejera del sudeste asiático conectado por la cocina con uno de los grandes bares de tapas de Barcelona, el Sant Antoni Gloriós. Su 'banh mí' es una versión del bocadillo vietnamita que debería convertirse en icono del bocadillo en Barcelona: con sabroso magro de cerdo baja temperatura, acompañado de encurtidos, cilantro, y el mítico allioli de sus patatas bravas (claro que la jugada también es encargar, y pasar a recoger por la misma ventanilla, el bocadillo con las bravas 'bohémicas').

  • India
  • El Raval
  • precio 1 de 4

Ivan Surinder abrió el Mirch –adaptación de 'Mirchi' al inglés, pimienta, dos minutos antes de lo que ya sabéis, en febrero del 2020. Y es heredero de la primera familia que abrió un restaurante de cocina india en la ciudad. Después de modernizar el Tandoor hace su versión de la comida callejera en Mirch: solo conocía el 'street food' indio por las películas, dice. 

El gran éxito de la casa es la versión carnívora del bocadillo vegetariano indio típico, el 'vada pav'. En este caso es un 'chicken butter pav': la conversión en bocadillo de pollo del 'chicken butter curri', que en bol no funcionó por ser demasiado pesado. La 'burger' está hecha con contramuslo de pollo al horno tandoor, y una salsa de yogur con comino, mezclada con un chutney de menta y cilantro y uno de tamarindo. Cremoso, ácido, fresco y equilibrado, y con pan de Cloudstreet. Una maravilla. 

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  • Bar de bocadillos
  • Sants - Montjuïc
  • precio 1 de 4
Contra la incertidumbre, no hay nada mejor que las concreciones básicas. Como la que proponen en Sants Es Crema: este exquisito restaurante, abierto en 2017 como lugar de brasa creativa, se ha reconvertido en un bar de bocadillos a la brasa. El xef pasó años cocinando para la jet-set de países musulmanes y quizás por eso hace cerdadas de alto nivel gastro. Como un generoso bocadillo de papada de cerdo con 'achiote' y lechuga en pan de focaccia: valoro el contraste perfecto de la parte tostada y la melosa de la papada, crujiente y de sabores inseparables. El paladar me hace un delicioso 'headbanging'. Para acompañar los siete bocadillos (veganos, no se olvidan de vosotros), una escalivada recién hecha, patatas  y boniatos fritos, la cerveza de la casa, y a correr. Simplicidad brutal. 
  • Bar de bocadillos
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 2 de 4

Muchos lo llaman "bocadillos de autor". A nosotros nos gusta más pensar en un bar de bocadillos con aires madrileños de los años 50 pero en Barcelona, ​​claro. Esto es Entrepanes Díaz, buena comida y buen servicio, como los de la capital del reino. El mismo propietario que el Bar Mut y el Bar Mutis presenta una carta de una veintena de bocadillos que hacen salivar solo de leerla. El clásico de la casa desde hace años es el bocata de calamares: lleva una fritura crujiente y ligera, casi andaluza, y una mayonesa de su propia tinta, condimentado de perejil. Infinitamente superior a todas esas bolas mazacotas que la gente se esfuerza a masticar en los bares más venerables de Madrid. 

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  • Bar de bocadillos
  • El Poble-sec
  • precio 2 de 4

Aquí todo es bueno y tiene buena pinta: desde el logo –un morro de cerdo frontal que sintetiza al máximo, de Carles Murillo– hasta los magníficos dibujos de Olga Capdevila que acompañan a la carta. En La Porca se dejan la piel y se nota el amor en cada detalle.

El superventas es el de la casa: un bocadillo de jugoso cerdo asado horneado. La base es costilla de cerdo deshuesada. Cuatro horas a baja temperatura hacen que se desprenda del hueso con la vista. Y va acompañado de su piel crujiente, toda una golosina para adultos, cebolla roja marinada con lima y cilantro y mayonesa de tomate seco con rúcula en pan de coca de aceite.

  • Italiana
6. La 'schiacciata' del Narciso
6. La 'schiacciata' del Narciso

El toscano Francesco Giusti y el colombiano Javier Pedrosa rehicieron una piadinería ruinosa en un bar italiano, especializado en bocadillos de 'schiacciata', focaccia toscana que quiere decir 'comprimida'. "Cada bocadillo se hace desde cero ante ti, lo llamamos 'art fast food'", dicen orgullosos. Con razón: uno de los grandes hornos de la ciudad les hace el pan según su receta. Y de las nueve 'schiacciata', no puedo olvidar la de porchetta con crema de nueces, tan sabrosa como suave, extraordinaria. El horario es intensivo, tan apto para el 'takeaway como para delivery. Cuesta aguantar las ganas de zampártelo antes de llegar a casa. 

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  • Bar de bocadillos
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 2 de 4

Rafa Peña (Gresca) abrió un bar de bocadillos, el Torpedo. ¿Homenaje a Chiquito? ¿Al gángster de Bernet y Abulí? Biel Gavaldà (ex Gresca, ex hotel Empúries y al frente del Gresca catering) nos cuenta que el nombre viene de una lluvia de ideas: "Esto estallará como un torpedo". Operación bikini: un cuarto del repertorio de bocadillos, dos, son bikinis.

Un ejemplo de bikini: el de pastrami de lengua, con pan de molde croissant de Triticum y una mostaza de hierbas; el paladar te chuta, directo al cerebro, todos los ingredientes en un único sabor cálido, picante y mantecoso.

Y el bocadillo de berenjena asada con tomates secos –pan de hamburguesa del horno San José– es tan pecaminosamente bueno que parece que no pueda ser vegetariano.

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