Trueque, el intercambio vuelve a estar de moda

Dejando al margen si debe haber más o menos seguimiento de los objetos que liberamos en el espacio público para que otras personas las recojan, las utilicen y las vuelvan a liberar, lo cierto es que hay actividad, y mucha, en este ámbito en ciudades como Barcelona. Pero algunas iniciativas han enraizado mejor que otras. La estrella indiscutible es el ‘bookcrossing’. Para cazar algún libro, es decir, encontrarlo, cogerlo y registrarlo, o distribuir uno nuevo, sumaos a la red oficial del movimiento para obtener un ID. Podéis cruzar libros en un banco, una cabina telefónica, una cafetería. También hay bastantes zonas oficiales para hacerlo, como L’Espai Jove La Fontana de Gràcia, la charcutería Melocomo del Poblenou y el restaurante Merce Vins del Gòtic.

Los nostálgicos del papel y el correo postal, debéis meteros en el mundo del ‘postcrossing’. El proyecto postcrossing.com conecta a gente de todo el mundo a través del envío de postales. La gracia es que no sabes de dónde llegará la tuya. Es muy sencillo. El primer paso es crear una cuenta. A partir de aquí, debéis solicitar una dirección y un identificador postal, enviad la postal y sólo queda esperar la de otro ‘postcrosser’, que llevará otro ID que deberéis registrar. La plataforma la puso en marcha un portugués hace tres años y desde entonces se han enviado más de 20 millones de postales. Ahora mismo están viajando casi medio millón.

Inspirándose en el ‘bookcrossing’, aunque sin apoyarse en una red social concreta, la música circula libremente por las calles gracias al ‘CDcrossing’. Aquí, la repercusión fue considerable en 2003, cuando la plataforma AntiSgae puso en marcha un ‘CDcrossing’ para protestar contra el canon digital. Algunas discográficas han empleado esta idea como herramienta de márquetin. Sin ir más lejos, la primavera pasada, el sello independiente Petit Indie tiró del ‘CDcrossing’ para dar a conocer el álbum de debut de Solé.

Y rodeado de un aura un punto friki, siendo sinceros, los buscadores de tesoros pueden transformarse en Indiana Jones con la geobúsqueda. La diversión de esta práctica recae en esconder y encontrar objetos con la ayuda de un GPS. Cuando ocultéis uno, debéis apuntar las coordenadas geográficas y hacerlas públicas en un lugar especializado como geocachingspain.es para que otros geobuscadores sigan la búsqueda. Generalmente son objetos de poco valor, que se protegen con bolsas impermeables o fiambreras. Si os queréis llevar el tesoro que habéis descubierto, a cambio debéis dejar otro. No os perdáis la modalidad geobúsqueda de USB, que consiste en librerar USB con mensajes encriptados.

A la hora de decidir dónde pasar las vacaciones, cada vez son más lo que descartan la opción hotel y se apuntan al carro de Cameron Diaz y Kate Winslet en ‘The holiday’. Ellas escogen el portal intercambiocasas.com, la comunidad de intercambio de casas de referencia mundial. ¿Cuál es el cebo? Un catálogo con más de 46.000 alojamientos en 147 países. Maria Angels Sas, la representante de Intervac en España y Andorra, recuerda que entró cuando “todavía enviaban los catálogos de casas por correo postal”. ¡Hasta mediados de enero están de oferta! Podéis inscribiros durante todo el año por 120 euros. La mayoría de organizaciones y redes sociales de ‘house swapping funcionan así. Tienes que registrarte como miembro, crear un perfil de la vivienda que quieres intercambiar y, ¡venga!, a enviar y recibir propuestas.

Seguid leyendo si dormís como un lirón y no os despierta ni un terremoto. Quedaos en el apartado anterior si tenéis el sueño ligero y os desveláis a la primera de cambio. Porque ahora toca hablar de Couchsurfing.com. Es la red social madre de un tipo de turismo que empezaron a practicar los surfistas australianos y americanos para ayudarse cuando viajaban en busca de olas. Una plataforma de hospitalidad que conecta aventureros con residentes que les cederán su sofá mientras estén lejos de casa y, si les apetece, les harán embajadores de su pueblo o ciudad. Algunas iniciativas similares son BeWelcome, Global Freeloaders, MeetURplanet y Place2stay.

También hay redes como Couchsurfing específicas para comunidades concretas. Los gays y lesbianas viajeros se pueden asociar a LGHEI, Intercambio Internacional de Hospitalidad Lesbiana y Gay. En este caso, se debe pagar una cuota anual de 25 euros para ser miembro y, cuidado, para inscribirse es indispensable que te apruebe un representante de la comunidad.

Cómo os lo diría, si buscáis algo en esta web y no lo encontráis, entonces es que no existe. No es broma, sino así de simple. Aquí, Intercanvis.net es la santa Biblia de todos los que quieren conseguir alguna y deshacerse de otra. Es el lugar que aglutina la información de todas las redes de intercambio de bienes, servicios y conocimientos de los Países Catalanes. También dispone de un calendario de acontecimientos y un apartado de ofertas y demandas de los usuarios.

¡Atención culturetas! Aquí tenéis una red social con poco más de un año de vida únicamente dedicada a las recomendaciones culturales. Podéis leer un poco de todo, pero principalmente posts de libros, películas y series de televisión. Vaya, que seguro que te gusta y encuentras tu tema. Detrás de esta  iniciativa que tanto nos motiva están unos emprendedores de Vic que pretenden crear un tipo de boca-oreja de opiniones y sugerencias de los usuarios. Y tú, ¿qué piensas?

Son las siglas de Xarxa de Suport i Reutilització de las TIC, una herramienta que podéis utilizar si tenéis algún ordenador muerto de asco en casa que acabará en la recogida selectiva cuando hay personas y entidades muy cerca de vosotros que seguramente lo pueden aprovechar. La XSR busca “reducir la brecha digital y la contaminación ambiental de los equipos informáticos”. Desde la red ponen en contacto donantes y demandantes y asignan los equipos según criterios de proximidad e interés social.

Intercambiar inteligentemente la ropa de los hijos es la finalidad de esta web, que pide lotes de seis a ochos piezas para niños y niñas de 0 a 8 años en perfecto estado. Recibir un lote de ropa a cambio de ofrecer otro os costará sólo 15,95 euros con transporte incluido. No es intercambio puro y duro, de acuerdo, pero es una iniciativa que no está nada mal, sobre todo cuando los armarios de casa empiezan a hacerse pequeños cuando los niños crecen. Con la ropa no hay nostalgia que valga.