La Esquinica no lleva este nombre por casualidad. Muchos lo han descubierto en su actual ubicación, en el paseo de Fabra i Puig, pero el original estaba en la esquina de Montsant con Cadí, en pleno Turó de la Peira. Con el traslado ganaron modernidad y espacio pero no se perdió su esencia. Es uno de los mejores locales de tapas de Barcelona, y para muchos sus patatas bravas se ríen en la cara de las del Tomàs de Sarrià. Poneos el 'cachirulo' y a disfrutar de un surtido de tapas con acento aragonés de lagrimita. Si José María, el dueño de La Esquinica, está por el local y habéis sido buenas chicas, os dará un Chupa-chups cuando os vayáis. Recomendación: id pronto o tened paciencia, se han montado una 'salica de espera' en la calle por algo.
Muchos no debéis haber estado nunca en ninguno de los trece barrios –Vilapicina i la Torre Llobeta, el Turó de la Peira, Can Peguera, la Guineueta, Canyelles, Porta, Verdun, Roquetes, la Prosperitat, la Trinitat Nova, Torre Baró, Vallbona y Ciudad Meridiana– que forman el distrito de Nou Barris. Como mucho, habréis oído hablar de La Esquinica.
Nou Barris, en la parte nororiental de la sierra de Collserola, es conocido por los desahucios, la inmigración y la pobreza, pero también esconde historia y una fuerte lucha vecinal. Hay zonas verdes, mercados, vistas preciosas de Barcelona, centros deportivos, tabernas con carácter y restaurantes para todos los bolsillos y tiendas a las que ya iban nuestras abuelas. Y lo más importante, jóvenes que se quedan en el barrio para hacerlo crecer.
El nombre lo coge de la revista de la primera asociación de vecinos de la zona, y en 1984 lo adoptó cuando se hizo la división de la ciudad en diez distritos. Esto ya indica el poder que han tenido siempre los movimientos vecinales.
Con trece barrios en su interior, ya imagináis la diversidad que podéis encontrar. No solo morfológica, sino en servicios. Tenemos desde la Ciudad Meridiana, más escarpada, hasta el barrio de Porta, más comercial. Pero Nou Barris todavía conserva su pasado rural con, por ejemplo, Can Basté y Can Verdaguer –ahora centros cívicos– y Ca n’Artès, un pequeño núcleo del siglo XII.
Y la tierra no existiría sin agua. El espacio que ocupa Nou Barris está atravesado por torrentes y rieras y que han dejado rastro, como por ejemplo los acueductos de Ciudad Meridiana y el Parc Central y la Casa de l’Aigua, que no hace tanto todavía abastecía Barcelona.
Nou Barris tampoco se entiende sin la llegada masiva de inmigración obrera en los años 50 y 60. Las duras condiciones económicas y la necesidad de vivienda dieron lugar a la autoconstrucción –los domingos los vecinos construían los servicios de agua y alcantarillado– y también a la especulación. Y más de medio siglo después, todavía es un distrito de acogida.
Nou Barris Cabrejada es una de las plataformas más activas y que reúne a más de un centenar de entidades de todo tipo: AMPAs, grupos de mujeres, asociaciones vecinales, clubes deportivos, peñas y parroquias. Juntas han firmado un manifiesto para luchar por “el impacto de la crisis económica que han provocado los especuladores, no los vecinos de Nou Barris”.