Tarde día 1: Un pequeño pueblo con un gran patrimonio
Es el municipio de Cataluña menos poblado. Pero en cambio tiene una obra, como mínimo, por la que vale la pena acercarse a él. Sant Jaume de Frontanyà gira alrededor de su magnífico monasterio agustiniano. Cierto que hoy de todo lo que había sido el monasterio sólo queda el cementerio y la iglesia, pero una iglesia que es todo un prodigio del románico lombardo, de factura finísima, con un ábside y unos absidiolos de fotografía, y con un cimborrio que tiene la singularidad de estar formado por doce lados. Para visitarla con explicación de contenidos, debéis dirigiros o bien a la fonda Marxandó o a la rectoría nueva, y pedir la audioguía. De Sant Jaume de Frontanyà también es interesante la ermita de San Esteban de Tubau, de origen prerrománico, y el santuario de Santa Maria dels Oms, del siglo XVIII.