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Public Protest Poster es un proyecto colectivo que reivindica el uso del póster y el espacio urbano como lienzo donde proyectar mensajes.
A través del móvil y de la aplicación, el usuario elige la tipografía, el color, la composición y sobre todo el mensaje que quiere trasladar; así Public Protest Poster ya ha recibido más de 300 enunciados que se proyectan, de cincuenta en cincuenta, cada tarde a "la hora bruja" en diferentes puntos de la ciudad de Barcelona. Hasta ahora las proyecciones han tenido lugar en Gracia, en la calle Banyoles, los martes y jueves alrededor de las 21.30 h, pero la propuesta tiene carácter itinerante.
![Pòster d'Aïda Boladeres per a Public Protest Poster](https://media.timeout.com/images/105653558/image.jpg)
La iniciativa forma parte de un proyecto más amplio, el Public Protest Project, que cuenta con una cuarentena de colaboradores y está encabezado por Raúl Goñi, diseñador y docente en Elisava. "Detecté diferentes problemáticas: que el espacio urbano no tiene espacios para la comunicación que no sean de marcas y que a menudo hay buenos manifiestos, pero no calidad de diseño en su ejecución", razona Goñi.
Con el objetivo de fomentar la cultura del diseño, Goñi empezó proyectando trabajos de diseñadores locales e internacionales como Toormix, We are Mucho, Anthony Burrill, Chris Clarke, etc. Después de 22 sesiones ha abierto el proyecto a la ciudadanía y ha decidido exportar la idea a otras partes de la ciudad y a otras ciudades del mundo.
!['Kindness', de Chris Clarke per a Public Protest Poster](https://media.timeout.com/images/105653565/image.jpg)
Uno de los carteles que más ha llamado la atención de Goñi rezaba "no a la apropiación de las herramientas de protesta por parte del mundo del diseño". Al respecto, apunta que el diseño también puede ser activismo, como demuestran el Mayo del 68 o el movimiento Occupy Wall Street: "No hay nada más fácil que hacer un cartel para expresar bienestar o malestar". Goñi sigue la pista de los colectivos The Illuminator, de Nueva York, o el estudio de Joanie Lemercier en Bruselas, e indica que hay muchos proyectores en la ciudad que se podrían habilitar para interactuar con ellos, pero que se necesita el apoyo de las instituciones públicas para hacerlo posible.