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La industria del turismo ha sufrido un gran impacto a nivel mundial en 2020. Pero a medida que los países comienzan a levantar las restricciones de viajes por todo el mundo, parece que los gobiernos trabajan con la intención de intervenir para ayudar al sector.
En Europa, el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel se han esforzado por elaborar un paquete de recuperación de 2 billones de euros de la Unión Europea para asegurar que las industrias que están teniendo dificultades, incluida la del turismo, puedan seguir adelante en estos tiempos difíciles.
Ahora, un informe oficial ha sugerido que uno de los usos más efectivos de este dinero sería gastarlo en una red de trenes ultrarrápida que conecte los principales destinos de todo el continente.
Un documento del Instituto de Estudios Económicos de Viena propone una serie de proyectos masivos de infraestructura transeuropea, incluida una red de trenes de alta velocidad en la cual habría un enlace de cuatro horas entre París y Berlín.
El plan propone construir cuatro líneas de alta velocidad basadas en las redes de trenes existentes: de París a Dublín (a través del ferry Brest-Cork); de Lisboa a Helsinki (a través de España, Francia, Bélgica, los Países Bajos, Alemania y en adelante a Finlandia); de Bruselas a La Valeta (vía Alemania, Suiza, Italia, luego ferry a Malta); y de Berlín a Nicosia (incluido un enlace de ferry entre Pireo y Pafos, y un circuito a través de Europa Central desde Viena a Sofía).
"Debe alcanzarse una velocidad promedio de entre 250 y 350 km por hora", dice el informe. "Esto permitiría a los pasajeros reducir a la mitad la duración actual de los viajes en tren y, por ejemplo, ir de París a Berlín en aproximadamente cuatro horas. Así, el transporte aéreo en gran parte del continente europeo quedaría obsoleto".
Además de facilitar la vida de muchos turistas, esto traería serios beneficios medioambientales. "Reducir alrededor de la mitad de las operaciones de pasajeros aéreos nacionales de la UE tiene el potencial de reducir las emisiones de CO2 de la aviación comercial global en un 4 a 5 por ciento", agregan los autores.
Nunca pensamos en la posibilidad de cenar en un bistró clásico del Barrio Latino, y luego, cuatro horas después, en uno grande en Berghain. Pero, definitivamente, nos gusta la idea.