"En el trabajo acostumbramos a adoptar posiciones que cierran mucho el cuerpo, aquí trabajamos posturas de apertura y estiramos la espalda. Permite fortalecer la musculatura respetando las articulaciones y liberar presiones", nos lo explica Marina Kosenko, instructora de Yoga Antigravity del centro Yoga One del DiR.
Al empezar una clase, la primera postura que haréis será... ¡la del feto! "Los primeros minutos de la sesión son para coger confianza con la hamaca, para perder miedos y ser conscientes que nos aguanta bien. Nos dejamos abrazar por la tela, cerramos los ojos y meditamos durante un rato", dice Marina. Antes de empezar a hacer acrobacias se hacen algunos ejercicios en el suelo para calentar pero lo más divertido empieza cuando vuestras manos y pies suban por la tela. Al principio, es normal que os asustéis un poco cuando os digan que tenéis que dejaros caer sobre una hamaca y quedaros boca abajo. Notaréis como toda la sangre os va hacia la cabeza pero, así, mejoraréis vuestra circulación sanguínea. Ah y peséis lo que peséis no sufráis, la tela es la misma que la de un paracaídas y está preparada para levantar a viente como vosotros.
Las sesiones son de un poco más de una hora y, a diferencia de en una clase tradicional de yoga, aquí se incide más en el trabajo físico y es "menos serio y menos filosófico, pero más divertido" añade Kosenko. Además de fortalecer el abdomen, estirar la espalda y relajar los órganos internos, se trabaja mucho la concentración -¡si no sería imposible hacer bien las posturas!- y ayuda a aumentar la confianza en uno mismo.
En el Yoga One del DiR ofrecen dos sesiones a la semana que llevan el nombre de DGravity pero pronto abrirán otra y nos explican que está dirigido a todo tipo de personas. También podríais probarlo con alguna variante en el centro Yoga Omnium donde piden que tengáis nociones básicas de yoga. Es un estilo que solo está desaconsejado para aquellos que sufran de glaucoma, alta presión sanguínea o mujeres embarazadas.