Canchas de baloncesto al aire libre en Barcelona

A primera vista puede pasar desapercibida porque está justo debajo del Puente de Vallcarca pero una vez la descubráis seguro que repetís. Es auténtica y tiene encanto. Sencilla pero con dos canastas y abierta hasta las once de la noche, casi no hay edificios alrededor y a lo largo del día siempre hay fans del baloncesto haciendo triples, partidos o jugando a un 21. Además, la Asociación Vallcarca Street Basketball organiza eventos y torneos para promover el baloncesto en la calle. ¡El ambiente es 100% recomendable!

Techo, una pequeña grada y grafitis. ¿Suena bien la combinación? Añadid dos canastas de baloncesto y ya lo tenéis todo a punto para sumar de tres en tres en la pista de Antoni Gilabert y recordar como el mítico Andrés Montes decía su: ra-ta-ta-ta tripleeee! Jugaréis sobre asfalto y, en caso de llovizna, no os mojaréis. Y si además de gustaros la pelota naranja también tenéis alma de futbolistas o tenistas, aquí hay campo de fútbol y frontón.

¿Lo notáis? ¡Se respira un ambiente de baloncesto que se huele desde lejos! En Ciutat Vella también se pueden hacer canastas. Junto a dos universidades, la UB de Geografía e Historia y la de Comunicación de la Ramon Llull, ha echado raíces una pista sencilla pero efectiva y con mucho ambiente. Una canasta a cada lado, tierra de asfalto y, sobre todo por las tardes, tan magnética que atrae a muchos niños y jóvenes y, también, a algunos universitarios que la prefieren a ella antes de que al bar de sus facultades. Siempre abierta y de acceso libre es una apuesta segura para disfrutar a cualquier hora del deporte de la pelota naranja.

Ei, ¿una canasta? ¡Alucinante! Vegetación, vegetación y más vegetación. El parque de Monterols está lleno de hojas por todos los lados así que, de entrada, lo último que esperas es encontrar una canasta donde hacer unos tiros. Probablemente, entraréis por las escaleras –¡infinitas!– de Muntaner, os perderéis y pasaréis un par de veces por los caminos de subida y bajada que pueblan el parque. ¡No sufráis! Cerca de la salida al lado de Marc Aureli... la encontraréis. ¿Apostamos tres puntos a que está libre?

A un lado la playa y al otro el cementerio. Normal que haya algún fantasma que vaya de Michael Jordan y se quede en poco más que en un Chicho Terremoto algo chapucero. Sin embargo, aquí hay nivel y, las dos pistas, suelen estar tan llenas como el Corte Inglés en un día de rebajas. Eso sí, de vez en cuando, se alinean los astros y te pasas un sábado por la mañana de verano y no hay nadie jugando sobre el suelo verde. ¿Lo intentamos?

Salid del metro y justo al lado de la antigua plaza de toros... ¡baloncesto! Eso sí, si entráis por Cerdeña será como si descubrierais un oasis en medio del bullicio de los barrios del Eixample y la Sagrada Familia. El espacio queda entre bloques de pisos y la cancha de baloncesto parece sacada de un capítulo de 'One tree hill'. No está Chad Michael Murray pero suele haber jugadores con las manos peladas de tantas canastas. Vaya, ¡competencia de la buena!

Renovada hace unos años gracias a un acuerdo con la NBA, la pista de la Barceloneta es un paraíso para los amantes del baloncesto urbano y es una de las que tiene más pedigrí de la ciudad. Dos canastas, una delante de la otra y una estructura de hierro que las rodea y que otorga al escenario aires de grandeza. Además, su suelo con toques de azul y el logo de la liga de las estrellas en el suelo nos traslada a un partido de sueño. Y, todo ello, con la playa a dos palmos.

¡Por fin! La red sigue siendo metálica pero el tablero es como los de toda la vida. Blanco y con las líneas negras. ¡Nos encanta! No en todas, sin embargo. En la España Industrial hay más de un par de canastas pero sed listos y quedaos con éstas. Intentad ganar en un 21, en una caja o arriesgaos a tirar de cuchara desde lo más lejos posible. ¡Quizás el próximo Pau Gasol se forjará en Sants-Montjuïc!

No os tiréis al agua –todavía– pero si queréis sumergiros en Barcelona 92' y sentir como el espíritu olímpico os invade... haced botar la pelota y llegad hasta la zona que queda oculta entre árboles, las Piscinas Picornell y el Estadio Olímpico. No hay mucho ambiente de baloncesto pero si estáis hartos de encontraros las pistas llenas aquí encontraréis espacio para luciros sin mucha competencia. Lo haréis, probablemente, ante los ojos de un buen número de turistas.

A reventar. Así os la encontraréis un día sí y otro también. Ahora, si preguntáis a gente de baloncesto, lo más seguro es que esta de la Escuela Industrial sea una de las primeras pistas que os recomienden. Cuatro canastas –también unas porterías y unas redes–... ¡de cuerda! ¡Aleluya! No es fácil por no decir imposible encontrarla libre pero os ayudará a conocer gente del mundillo. Mezclaos, uníos a sus partidos o desafiadlos a hacer un 'rey' de la pista para ganaros el turno. "¿Los perdedores dicen qué?"