Club. Lo habéis leído bien. Se accede por una escalera negra total que arranca del pasaje de Madoz, los escalones, desgastados, en las paredes, instantáneas de la plaza porticada. Llega al principal y, si acierta la puerta, premio; quien se equivoca, entra en el consulado, y de un lado a otro por la "puerta falsa" que utiliza el consuelo. El premio tiene forma de luces de época, techos policromados y maderas decapadas, de vista diáfana sobre una plaza que renace. Pregunta obligada: ¿cómo puedo hacerme socia? Es un club de filipinos y para filipinos abierto al resto de gente, detrás del cual está la esencia interiorista del grupo de restauración Andilana.
El Tanduay lo baña todo
"En Barcelona hay 25.000 filipinos, existen muchas asociaciones pero no tienen un espacio cultural donde reunirse", comenta el cónsul, Jordi Puig. El espacio, que destilado la forma paciente y tranquila filipina, aspira a convertirse en este centro, con agenda cultural, eventos privados (alquilan el comedor interior para comidas de empresa y celebraciones, entre otros), degustaciones gastronómicas y una carta de especialidades. Pronto se servirán combinados hechos con ron Tanduay y vino de coco, de momento han agotado la cerveza Red Horse y quintos de San Miguel, de origen filipino.
Y si se pudiera fumar ... el Philippines imitaría el ritual de encendido de puros del Manila Hotel. Porque la compañía Tabaco de Filipinas existe, para los que se quedaron en Cuba.
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