Las mejores discotecas y clubs de Barcelona

Por si todavía no te has enterado, Sants es un barrio al alza en términos fiesteros y de eso tiene mucha culpa la Sala Taro, heredera de la mítica Koitton, y donde, con el permiso de Meteoro, se montan algunas de las pinchadas y de los conciertos más interesantes y transgresores de la ciudad. Su lema –’No olvides volver a casa’– es garantía de una programación que es un fresco bastante realista del panorama musical barcelonés: desde la electrónica más experimental, hasta el punk más femi, el indie de toda la vida y los sonidos latinos. 

En la programación de la sala VOL se nota que en los mandos está la gente de la cooperativa L’Afluent, que impulsa propuestas musicales fuera del circuito más comercial. Entre los géneros habituales podemos encontrar el punk, el indie y la música urbana con mensaje, todo con un espíritu muy DIY, así como charlas y presentaciones. Es una sala con mucha vida propia, pero a partir de cierta hora es también un destino de referencia para la gente que sale de alguno de los conciertos del Razz, que está solo a un par de minutos. 

El Candy es un espacio abierto poco antes de la pandemia y que resulta difícil de catalogar. En principio, es un bar, pero también una discoteca, ¡aunque también tienes la posibilidad de comer algo y los cócteles son increíbles! Pero es que poco a poco se ha convertido en mucho más que todo esto. Después de unos fines de semana muy intensos, entre semana se convierte en un auténtico hub cultural en lo que se refiere al movimiento queer: noches de ‘drag kings’, recitales de poesía, charlas, debates y performances, por solo mencionar unas pocas propuestas. 

Opium Mar es un restaurante, con una terraza ante el mar, pero también es una discoteca sofisticada de referencia a escala nacional e internacional, por un público que busca decoración moderna con aires de lujo. Este reconocimiento se debe al hecho que ha sido visitado por grandes artistas como Axwell & Ingrosso, Avicii, Tiesto, David Guetta, Steve Aoki o Martin Solveig. Podrás disfrutar de grandes fiestas, música del momento y unas maravillosas vistas al mar Mediterráneo, puesto que está ubicada en el paseo marítimo de la Barceloneta, una de las zonas de la ciudad más destacadas por su ocio nocturno. Bien cerca queda el Hotel Artes.

Wolf Barcelona es una discoteca situada en el corazón del Poblenou, en funcionamiento desde hace 5 años. La sala dispone de un espacio amplio con más de 600 metros cuadrados y de una buena equipación y buena tecnología para poder hacer sonar los mejores hits del momento. A día de hoy ya es una de las discotecas más conocidas de la ciudad de Barcelona y resalta por el hecho que aparte de las sesiones y fiestas que organizan cada semana, también es posible organizar fiestas privadas.

Bling Bling, con una capacidad para 1.200 personas, ha conseguido ser una de las discotecas de Barcelona preferidas de los residentes de la ciudad y de la gente que la viene a visitar. Bling es una onomatopeya de moda en la cultura hip hop de los 2000 que recuerda el sonido que hacen las joyas y que en Francia se utiliza para definir los nuevos ricos. Toma sentido cuando hablamos de una discoteca situada a la upper Diagonal, concretamente en la calle Tuset. Este espacio, ideal para pasar una noche de verano, se caracteriza por su ambiente selecto y distinguido, diseñado con una iluminación curiosa por las paredes, el techo, la barra y la pista de baile, y por mucha gente se considera el santuario de la música House y reggaeton.

Este espacio sofisticado, con una decoración innovadora y capacidad para 500 personas, ha sido reconocido como el mejor local de ocio de Barcelona. Es un lugar ideal para disfrutar de su restaurante de lujo y después llevar las visitas de compromiso y celebrar grandes fiestas en la discoteca. Podéis hacer el primer cóctel a la terraza, cenar cocina de fusión o ir directamente por la noche para bailar a ritmo de DJs. La gracia es hacerlo todo: primero copa, después cenar y finalmente otra copa con baile incluido, para acabar en la playa a disfrutar de la brisa y las olas.

Muchos dicen que la sala LAUT es lo más parecido que tenemos en Barcelona a un club de Berlín y no van desencaminados. Situada a escasos metros del Apolo, en pocos años ha logrado establecerse, con una personalidad inimitable, como un templo oscuro, divertido y con una cuidadísima acústica (presume de su equipo de sonido de L-Acoustics), para los amantes de la música electrónica. En los últimos tiempos, también ha empezado a programar conciertos de música, por lo general, muy bailable.

Situada en una tranquila calle del Raval, en el mismo lugar donde antes estaba Les Enfants (a secas), es la propuesta más joven de esta lista, ya que apenas se inauguró el pasado mes de abril. El club destaca por su ambiente íntimo, oscuro y de tonos rojos, y por su calidad de sonido excepcional. Con una propuesta sibarita y amante del vinilo, aspira a convertirse en una nueva parada obligatoria para los fans de la electrónica compitiendo con su vecino, el Moog. Abren a las 12 de la noche y te hacen bailar hasta las 6 de la madrugada. 

El Pumarejo es EL LOCAL de toda la movida artística que ya hace un tiempo que se gesta en Hospitalet y que nació gracias a unos alquileres ligeramente más asequibles que en Barcelona. Ubicado en la sede de una antigua iglesia evangélica, entre naves industriales, se definen a sí mismos como refugio cultural multidisciplinar donde se promueve el descubrimiento del arte en todas sus facetas. Entre ellas, la música, y con ese objetivo abren la sala a artistas que no tienen cabida en espacios más comerciales. 

Es una asociación cultural sin ánimo de lucro que tiene como propósito ofrecer música de calidad sin los lazos de la industria. El espacio tiene dos salas: un bar y una sala interior que habitualmente programan música diferente. Los escenarios siempre ofrecen sorpresas y están abiertos tanto para el último DJ local como para una oscura banda internacional de los 80 en su gira de despedida. Además, programa regularmente sesiones de cine, poesía y performance experimental, así como un mercado de ropa y objetos de segunda mano. 

Y no por viejos conocidos, no podían faltar en esta lista tres locas que representan la Santísima Trinidad de la vida nocturna barcelonesa. ¿Qué decir del Apolo y del Razzmatazz, que desde hace muchos años se han esforzado por renovar sus propuestas y abrirse a los creadores locales? Y Moog, que ya ha vivido más de 25 años de historia, sigue siento el club de música electrónica de referencia de la ciudad, abriendo los 365 días del año.