La birra artesana es, dicen, el nuevo gin-tonic. O el nuevo vermut, la nueva hamburguesa, el nuevo rock and roll, o el nuevo jueves. O los padres. El caso es que en los últimos años se ha convertido en un universo a explorar para todos aquellos a quienes hasta ahora les gustaba moderadamente la cerveza y de repente te hablan de APA, IPA, lúpulos y de todo tipo de instrumental destinado a hacerte tu propia cerveza 'homemade'. Este boom, que curiosamente no ha terminado de popularizarse entre los 'hipsters' (¿incompatibilidad entre espuma y barba?), se ha traducido en la apertura de nuevos establecimientos en Barcelona. El último es el primer local Brew Dog del Estado.
Esta compañía escocesa elabora cervezas artesanas y tiene establecimientos por toda Europa donde degustar sus especialidades o probar alguna de las 'guest beers', que cambian constantemente. El local de Barcelona tiene 20 tiradores de cerveza artesana, de los cuales aproximadamente la mitad son de cervezas invitadas y la otra mitad propias, esto sin contar una carta de botellas que ronda las 40 referencias.
¿Qué recomendamos? Sin duda la Punk IPA (una Indian pale ale que ha trascendido el mundo especializado y se ha convertido prácticamente en un genérico), que representa el 50% de la producción de Brew Dog. También nos gusta la Dead Pony Club, que demuestra la gracia que tiene esta gente poniendo nombres y que la cerveza también puede ser la bebida ideal para todos aquellos a quienes no les gusta la cerveza. Es suave, ligera, afrutada, y contrasta con marcianadas como la Abstract 17, una edición limitada experimental de cerveza negra infusionada con una triple mezcla de café.
Entre las tapas, destaca una bomba de relojería, Special BDG, 200 gramos de carne de buey, un huevo frito y bacon. También tienen bravas, croquetas, jamón y una serie de tapas de inspiración cervecera: de los choricitos con cerveza a los calamares rebozados a la Lager.