Lo mejor de Sant Antoni

Suecia no es un país de vinos, pero sí dispone de una gran variedad de bebidas alcohólicas de calidad. En Pappa Sven descubriréis la cerveza sueca o su sidra, mucho más dulce que la nuestra, y una serie de orujos que os harán salir de allí cantando.

Casa Lucio, innovadora casa de comidas gourmet que estuvo al pie del cañón durante casi veinte años –precursores de la tapa de autor en San Antoni- cerró. Ahora bien, el trabajo de Maribel y el Lucio ha tenido continuidad en la reapertura del establecimiento. Bajo el nombre de Antigua Casa Lucio, Esteban Celano, propietario del grupo Barcelona Cook, ha querido mantener el espíritu de este establecimiento emblemático y rendirle homenaje, pero sin renunciar a una reforma para ofrecer un plus de comodidad a los clientes. Así, en la barra de mármol blanco encontrará tapa y platillo de toda la vida: capipota, rabo de toro, ceps de temporada o croquetas de txangurro, platos muy presentes en el imaginario de la Casa Lucio original.Y si optáis por sentaros en la mesa, os espera pescado y carne de primera: cerdo ibérico, cordero o rodaballo hechos con cocciones modernas y recetas sorprendentes pero amables. De hecho, aquí la transición entre lo antiguo y lo moderno es imperceptible y suave, sabrosa y para mojar pan, como en tiempos pretéritos. Y manteniendo el espíritu original, tienen una carta de vinos y cavas no comerciales pero de calidad contrastada.

Els fills han continuat la tasca iniciada pels pares. Val la pena visitar aquest restaurant d'origens valencians pel seu arròs a banda, però plats com el fetge de cabrit amb ceba també és una glòria.

Al grano: en San Antoni, donde pagas por agua del grifo y te cobran platos de albóndigas a trece euros, hacía falta un local como San Antonio Gloriós. La acera de enfrente del Raval se ha convertido en un banco de pruebas de comida 'hipster', y allí han ido sedimentando todas las modas.Ahora, Fran G. Manduley -'Mandu 'para los amigos- ha vuelto a casa. Manduley, con la apertura de Bohèmic en 2006, estableció el paradigma de lo que desaprensivos como yo bautizamos como gastrobar (en realidad el Bohèmic era cocina de autor como una catedral dentro de un bar). Manduley, un cocinero ferozmente independiente -si no pides ningún favor no deberás nada a nadie-, cerró el Bohèmic en 2015, para hacer asesorías entre Blanes y Bangkok.Ahora, la dirección de Manso 42 ha reabierto como San Antonio Gloriós, "una bodega un poco actualizada", dice. Manduley es del barrio (su abuela era la portera de la puerta de al lado) y ha decidido que la situación requería que el bar gourmet resurgiera como bar a secas (o bodega). "En la restauración hay tres patas: precio, tiempo y calidad. Y soy de la opinión que las tres no se pueden dar. Yo te daré producto y precio ". El Gloriós es una barra y cuatro mesas altas con taburetes. Aquí las sesiones son de 45 minutos y se elige el vino de una estantería de botellas vacías -de 12 a 20 euros, con el precio pintado en la botella- y se bebe una caña fantástica -25 cl a 1,60 euros, nada de dosis estilo metadona-. Porrones de vino y cerveza con gaseosa. Y el Ma

Situado en la entrada norte de la carpa provisional del mercado de Sant Antoni, junto a los puestos de alimentación. Sirven pescado fresco.