Tarde día 1: en lo alto del campanario
Quizás la fisonomía de la Catedral de Tarragona no es tan conocida para la mayoría de no tarraconenses como por ejemplo lo es la del Anfiteatro Romano. Pero la Catedral es de una belleza interminable, y si no ya nos lo diréis cuando hayáis hecho la visita que os proponemos. Recomendamos al 100% reservar la visita completa guiada, que incluye subir al campanario, posiblemente la mejor atalaya de la ciudad. Ahora, estad un poco preparados físicamente porque deberéis superar un desnivel de 150 escalones... Una vez arriba, las vistas sobre Tarragona ya os las podéis imaginar, son espléndidas. La visita guiada también os permitirá no perderos detalle de lo más interesante, porque hay mucho por ver: la portada y el interior de la Catedral, de estilo gótico -aunque fue iniciada en estilo románico; el claustro, extenso y con abundante decoración escultórica en los capiteles; y la excelente colección del Museo Diocesano, con piezas arqueológicas de época romana -en su mayoría de excavaciones hechas en el subsuelo de la misma Catedral-, una amplia pinacoteca que engloba varios siglos de la historia del arte, o orfebrería y material litúrgico.
Si cuando salgáis de la Catedral el sol ya se está yendo, id hasta el barrio marinero del Serrallo y allí buscad el faro de la Banya, desde donde, si el tiempo hace bondad, se os pondrá la piel de gallina siguiendo el crepúsculo. Cuando el hambre pueda con vosotros, buscad un restaurante de la Parte Alta, con una rica y variada oferta de lugares donde sentaros en la mesa. Evidentemente, os animamos a que hagáis un largo paseo tanto por Serrallo como por la Parte Alta y descubráis el latido propio de estos dos lugares.