MACBA

El Raval

La transformación de una zona degradada

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Antes era una zona poco recomendable para los turistas por los robos que había por el barrio, pero el Raval lleva ya unos años en plena transformación y es uno de los barrios de moda de la ciudad. El renacimiento del barrio comenzó en 1995, cuando se construyó el museo MACBA de Richard Meier y continuó en 2008 con el futurista hotel Barceló en la Rambla del Raval.

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Restaurantes en el Raval

  • Cocina creativa
  • El Raval
  • precio 2 de 4

Más que cocina gallega contemporánea, Arume es un restaurante de gallegos que ha viajado por todo el mapamundi. Lo que hacen –coger productos de la cocina gallega y el Atlántico y modernizarlos– es fácil de decir. Pero lo difícil es rehacer platos que de tan locales son universales, como por ejemplo un pulpo asado con causa de Lima, mojo Nikkei y pimentón, donde el pulpo a feira y Perú se dan la mano. También podéis confiar en el arroz de la carta.

  • Italiana
  • Ciutat Vella
  • precio 3 de 4
Bacaro
Bacaro

Una taberna veneciana que reivindica la cocina italiana más allá del binomio pasta (más salsa) y pizza. Porque... ¿sabéis que en la gastronomía italiana hay más vida? Al lado de la Boquería, Bacaro quiere demostrarlo. Es evidente que aquí los ingredientes están seleccionadísimos, no podría ser de otra forma: están a cuatro pasos del mercado. Sardinas in saor, un escabeche algo dulce: ¡una delicia! ¡Pulpitos alla Luciana, exquisitos! 

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  • Bares de tapas
  • El Raval
  • precio 3 de 4
Bar Cañete
Bar Cañete

¡Son los reyes de la fritura en el Raval! Pescado fresco (camarones, morena en adobo ...) rebozado con harina de arroz y pasado por el aceite caliente. ¡Parece sencillo pero es difícil conseguir el crujiente adecuado! Reclama mordisco urgente, sin embargo, alerta, ¡no os queméis con tanta emoción! Haceos un rincón en la barra, también muy codiciada por locales y turistas, si no conseguís sentaros en la mesa. La verdad es que todavía tiene más emoción comer aquí que bien sentados. 

  • Vegetariana
  • El Raval
  • precio 1 de 4

Fue uno de los primeros en llevar la cocina vegetariana a Barcelona y continúa en pie de guerra en Ciutat Vella. Pero lo cierto es que el Biocenter va más allá del vegetarianismo y el veganismo y apuesta por una cocina sana a buen precio que puede gustar a todos. Preparan desayunos muy saludables, con cuencos de fruta fresca y seca y yogur, bocadillos o brunchs de arroz integral con curry, legumbres y verduras. Al mediodía, diferentes fórmulas según el hambre que se tenga. 

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  • Mediterránea
  • El Raval
  • precio 2 de 4

El restaurante del Barceló Raval mantiene una línea clara y sabrosa dirigida por el chef Sergio Fuerte, quien practica una cocina mediterránea con toques de fusión que recoge de aquí y de allá, con coherencia y resultados tan óptimos como unas aletas de pollo confitadas y deshuesadas estilo cajun, o pescado de la Boquería a la plancha con verduritas. Prestaciones y toque de cocina de gran hotel a precios amables; los domingos hacen uno de los brunchs decanos de la ciudad, uno que no decepciona nunca.

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  • Catalana
  • El Raval
  • precio 3 de 4
Ca l'Isidre
Ca l'Isidre

Uno de los templos de la cocina catalana de Barcelona. Desde hace unos años lleva las riendas su hija, Núria, que apuesta por un servicio de los de quitarse el sombrero. Las paredes de Ca l'Isidre han visto grandes personajes de todos los sectores comiendo, por ejemplo, la que probablemente es la mejor tripa de ternera de la ciudad. Los cerebritos de cordero a la mantequilla negra y alcaparras harán que os saquéis todas las manías y paséis a adorar este manjar. 

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  • Bar de bocadillos
  • precio 1 de 4

Este bar, todo de madera y acogedor, es el invento de dos cocineros venezolanos, con experiencia en Estados Unidos y en la alta cocina catalana. El concepto es sencillo, pero llevado a cabo con talento y personalidad: cinco bocadillos de recetas norteamericanas que van más allá de la hamburguesa, y cinco tiradores de cerveza artesanal. El bocadillo 'pulled pork', cerdo asado con especias durante doce horas, con salsa barbacoa y cebolla confitada, es portentoso. 

  • Catalana
  • El Raval
  • precio 2 de 4

La longevidad de un restaurante solo es motivo de alegría si se come bien. Y Ca l'Estevet, que es fonda desde 1890, supera las expectativas. Propiedad de la familia Ros Cabot desde 2010, en Ca l'Estevet todo es limpio y pulido, y el servicio joven y efectivo, de una amabilidad casera y eficacia de gastronómico. Todo el mundo se llena la boca con la cocina del chup-chup, pero hacer un capipota con sanfaina como el suyo –nada pesado, pero con todo el sabor y la densidad– no es fácil. 

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  • Japonesa
  • El Raval
  • precio 3 de 4

Esta es la barbacoa japonesa más reputada de la ciudad: os llevarán la carne y la podrás ir asando a tu gusto, con una barbacoa de carbón vegetal incorporada en el centro de la mesa. Elije entre uno de los dos menús que ofrecen – Akaneya, recomendado si es la primera vez que vas; Hyōgo, si quieres ir más allá– y harás todo un descubrimiento. ¡Nada de pescado, sólo carne! Fueron el primer sumibiyaki de Europa, un tipo de barbacoa casera con una parrilla de carbón vegetal.

  • Vegetariana
  • precio 1 de 4

La comunidad vegana internacional lo tiene claro: CactusCat Bar es el mejor restaurante vegano del mundo. Así se consideró el pasado año a través de Happy Cow, la aplicación más utilizada entre los veganos. Hay tres factores que hacen que este restaurante sea especial: comida casera de calidad, buena relación calidad-precio y mucha personalidad. En la carta de CactusCat Bar aparecen también platos internacionales como lasaña y carpaccio.

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  • El Raval
  • precio 2 de 4
Cera 23
Cera 23
El Cera 23 empezó como restaurante gallego de menú de mediodía y a buen precio en el corazón del Raval. Y todavía está, claro, pero se ha asimilado bastante a su hermano pequeño Arume: ha elegido hacer una oferta más noctámbula, con un repertorio de clásicos de la esquina verde modernizados. Eso sí, la relación calidad-precio es óptima. Aquí el pulpo a la gallega es pulpo a la gallega, pero también hay recetas de cocina mediterránea moderna, con tatakis y carpaccios excelentes. 
  • Cocina creativa
  • El Raval
  • precio 3 de 4
Dos Palillos
Dos Palillos

La tapa como filosofía de vida. Este es el concepto que explota el bulliniano Albert Raurich en el Dos Palillos y que le ha valido la estrella Michelin. ¿Qué tienen en común la tapa española y la tapa asiática? Raurich lo muestra: dos gastronomías fusionadas (española y oriental) que utilizan palés para comer. ¿Qué encontraréis en Dos Palillos? Dos barras (la más informal, a la carta y sin reserva, y la más gastronómica) y los protagonistas, dos palillos.

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  • Cocina creativa
  • El Raval
  • precio 3 de 4
Dos Pebrots
Dos Pebrots

Raurich ha sido el líder de este espacio, pero ahora ha cedido protagonismo al Takeshi Somekawa y Adri de Pablo, jefe de cocina y de sala de Dos Palillos del también exBulli. Ahora, los tres siguen con la idea original del Dos Pimientos: interpretar recetas antiguas y captar la técnica y la mezcla de productos originales para después presentarlos en forma de tapa. Nada que ver con las tapas convencionales a las que estamos acostumbrados. Transportan técnicas pasadas en la actualidad.

  • Catalana
  • El Raval
  • precio 2 de 4

De la misma forma que se recuperó el origen modernista de este establecimiento, abierto en 1924, también se ha recuperado su patrimonio gastronómico: una casa de comidas catalana. Albóndigas con sepia, bacalao a la llauna, fricandó, capipota con garbanzos, trinchado con rosta... son algunos ejemplos. Mención especial merece la extensa carta de vinos y la de cócteles con licores catalanes. Al mediodía hay una oferta de mesón: platazo del día, bebida y postre. 

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  • Cocina creativa
  • Ciutat Vella
  • precio 3 de 4

Uno de los modelos que mejor se ha adaptado a la pospandemia. Una barra gastronómica para que un chef excepcional, Arnau Muñió, prepare ante las narices de pocos comensales (son pocos los afortunados que caben en este restaurante pequeñito) un menú degustación único. Platillos de producto fresco del mercado que tiene justo al lado, y una mezcla de sabores mediterráneos y asiáticos. Una fórmula de éxito que atrae a los paladares más refinados, que cantan sus maravillas. Cambian la carta a menudo.

  • Cocina creativa
  • El Raval
  • precio 3 de 4
Fonda Espanya
Fonda Espanya

Un viaje al modernismo en un lugar histórico, proyecto de Domènech i Montaner y de la mano del gran Martín Berasategui. La Fonda España recupera el antiguo concepto de las fondas, y lo hace apostando por sabores de tradición desde un punto de vista actual. Germán Espinosa y su equipo hacen maravillas basadas en el estilo artístico, y platos e ingredientes como la merluza envuelta en tocino, la crema de cigala al cava, el cremoso de trufa o el salmorejo con tartar de atún.

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  • Mediterránea
  • El Raval
  • precio 2 de 4

Dicen que los gatos tienen una absoluta honestidad emocional; pues la carta de este establecimiento también. La cosa va de tapas clásicas, ensaladas, carne, pescado y arroces al horno. Por la noche, cuando dicen que todos los gatos son oscuros, encontraréis coctelería clásica y una excelente carta de destilados. El local es encantador y tiene un pequeño patio interior con techo de invernadero. La terraza, en una plazoleta, es el rincón perfecto para contemplar el bullicio del Raval. 

  • Pizza
  • El Raval
  • precio 1 de 4

Esta pizzería de referencia en el Raval empieza una nueva etapa: con horarios más amplios (abren al mediodía, con la cocina ininterrumpida) y con una nueva oferta de pizzas, pastas y cócteles. La excelencia y la calidad sigue siendo su esencia. Bruno, el 'pizzaiolo' de siempre, trabaja una masa madre de fermentación lenta con cariño y pasión. Entre las preferidas de los clientes, Carbonara y Margarita, que son el termómetro de cualquier pizzería.

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  • Española
  • El Raval
  • precio 2 de 4

Estas tres hermanas del Bierzo llevan años en el corazón del Raval. Cuando empezaron, la carta se centraba en los productos de su tierra: botillo, cecina de León y tablas de embutidos y quesos. Las Fernández de la segunda década del milenio, sin olvidar sus raíces, han añadido opciones más eclécticas e internacionales: pasta, hamburguesa, wok asiático y 'pulled pork'. No sufráis, la mítica tapa 'Papa don't preach' (patatas al horno con aceite de albahaca y rúcula) ha sobrevivido al paso del tiempo. 

  • Vegetariana
  • El Raval
  • precio 2 de 4
L'Hortet
L'Hortet

Ya hace tiempo que ocupa un lugar en el imaginario de restauración vegetariana barcelonesa, después de casi 30 años en activo. Platos dedicados a las verduras con toques tradicionales. El menú de mediodía (con variaciones el mediodía y la noche de los fines de semana) ofrece un buffet de ensaladas brutal o una crema más un plato del día y postres que atraen a trabajadores del CCCB, vecinos más o menos antiguos, un moderno que se acaba de levantar... Y siempre bajo esta tranquilidad y respeto hacia los demás. 

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  • Cocina Internacional
  • El Raval
  • precio 1 de 4
Eat Caribbean
Eat Caribbean

En Eat Varibbean, un cocinero de la Guayana Británica –digamos Funkychef, lo prefiere así– ejerce en la cocina de Jamaica, Guayana, Barbados y Granada. El Funkychef empezó asando pollo en 'sound systems' de los que no piden permiso al distrito. Abrir un local propio fue la continuación de hacer cenas por encargo en su piso. Y lo cierto es que Eat Caribbean es un oasis de sinceridad entre bares de shisha para Erasmus. Es el único lugar de la ciudad donde se puede comer un 'jerk chicken' como dios manda.

  • Bar de bocadillos
  • precio 1 de 4

En 2020, y aprovechando que tenían el bar en reformas, los Two Schmucks abrieron un bar de cervezas, bocadillos y coctelería en la plaza de Emili Vendrell. El resultado es tan espectacular como el brunch y el mam de Joaquín Costa, que los catapultó al frente de las listas de los mejores bares del mundo. Los valores añadidos de este local son muchos: para empezar, una espectacular terraza casi particular, un interior vintage y una banda sonora de gangsta rap de finales delos 80. 

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  • Mexicana
  • Ciutat Vella
  • precio 1 de 4

Un 'diner' californiano pulcro, anguloso y minimal con una barra de roble macizo que es lo único que separa la cocina del comensal. Curioso local donde se puede degustar la cocina callejera de Los Ángeles, donde nació su creadora, una cocina que es una mezcla de influencias irlandesas-mexicanas-salvadoreñas y 100% americanas. Son tacos, 'hot wings', jalapeños, burritos y 'pancakes'. Muchas propuestas se hacían acompañar, como si no, con buena ración de patatas al horno y una buena ensalada.

  • Griega
  • El Raval
  • precio 1 de 4

Este no es un restaurante griego de tópicos. Nada de columnas ni platos rotos. Kostas, el dueño, no se ha empeñado en apiñar la gastronomía de su país. Su carta está impresa en el manto de papel y es bastante híbrida, aunque se echa de menos el pescado. Hay platos muy conocidos por los barceloneses, como el tzatziki y la mussca, y otros más desconocidos, como el 'tirokafteri', una ensalada picante de feta, yogur, pimiento y chile, y el 'arnaqui fricasé', un guiso de cordero con lechuga, cebolleta y salsa 'avgolemono'. 

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  • Indonesia
  • El Raval
  • precio 1 de 4

Una cosa es comer y la otra es comer, comer, que es lo que significa en indonesio el nombre de este pequeño establecimiento esquinero abierto en 2018. Andrey, el dueño, es un actor y cocinero autodidacta javanés que, cansado de no encontrar restaurantes donde poder degustar platos del sudeste asiático caseros y de calidad, decidió abrir uno propio. El plato más celebrado de la carta, es el que lleva el nombre del restaurante: un delicioso salteado de cerdo, pimiento, cebolla y albahaca condimentado con 'sambal' y acompañado de arroz. 

  • El Raval
  • precio 1 de 4

La carta de este restaurante acogedor y familiar es un compendio de lo mejor de la riqueza gastronómica de Mallorca: 'tumbet', 'coca de trempó', 'pilotes', caracoles... Las ensaimadas son de Algaida, el pueblo de una de las propietarias, y también se hacen llevar un 'camallot' (un embutido delicioso) y una 'carn-i-xulla' sensacionales, y bebidas autóctonas como el licor de almendra, palo y cazalla Tres Cairos. Por Sant Antoni y Sant Honorat hacen espinagas (panadas de espinacas) algo picantes, como en sa Pobla. 

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  • India
  • El Raval
  • precio 1 de 4

Ivan abrió Mirch dos minutos antes de la pandemia. Y es heredero de la primera familia que abrió un restaurante de cocina india en la ciudad. Después de modernizar el Tandoor, hace su versión de la comida callejera en el Mirch: "Solo conocía el 'street food' indio por las películas". De hecho, la mitad de lo que encontraréis aquí es comida vegetariana, y destaca como ejemplo el 'vada pav', un especiado bocadillo de buñuelo de patata que ha gurmetixado con pan del horno Cloudstreet y una salsa excepcional. 

  • Mexicana
  • Ciutat Vella
  • precio 1 de 4

"Si es comida mexicana de calle, tienes que poder comer y beber por 10 euros", explica José Luis, uno de los socios del Pachuco. "Quiero evocación sentimental y guisos a fuego lento, pero con un toque pop", proclama. En esta barra esquinera del Raval encontraréis la mejor comida popular mexicana imaginable, en raciones generosas y con buena relación calidad-precio. Prepararos para un festival de 'micheladas', cervezas mexicanas y cócteles de fruta fresca que acompañan a una buena variedad de platos mexicanos.

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  • A la brasa
  • El Raval
  • precio 2 de 4

 Pablo Antico y Jorge Runnacles reconvirtieron al Sifó de bar de noche en un restaurante argentino. Precioso: cocina abierta, luz, madera y dibujos de iconos argentinos. Después ofrecieron durante quince años uno de los mejores menús de mediodía en el vecino Ofis, que ahora también es sinónimo de garantía en el Sifó. Maestros de la carne y de la creatividad popular, hacen una parrilla I+D, pizza argentina, empanada y un ticket que va "de lo universal hasta lo que quieras gastarte". 

  • Bares de tapas
  • El Raval
  • precio 3 de 4

Ya hace tiempo que el Suculent superó la etapa de casa de comidas de alta cocina. En su nueva transformación, el chef Toni Romero toma las riendas y refunda el local a gran escala. Con carta de platillos y aperitivos, en la oferta campan dos menús degustación impresionantes que repasan los clásicos de la casa y las nuevas creaciones de un chef más en forma que nunca, ya que desde la modestia de un precio competitivo ha conseguido situarse en el listado de los mejores cocineros del mundo. 

Bares

  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Ultramarinos
Bar Ultramarinos
Un bar acogedor y funcional, que prepara unos gin-tonics de primera a muy buen precio, hechos con magnífica ginebra de Vilanova.
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
"La pequeña empresa debe entenderse en su contexto, debe interactuar con el entorno para mejorar lo común: tenemos que hacer red", explica Sergi Coloma, socio del Lupita-antiguo SF-junto con Jordina –de la Rouge y el desaparecido Lempika–y Gemma.Y este es el espíritu que cultivan, el de la colaboración con el barrio: por ejemplo, los domingos por la mañana el encargado del bar es Víctor, de la tienda de comestibles de enfrente, que los hace buenos pinchos. También forman parte de La Verde, una cooperativa / central de compras y servicios que los hermana con Las Fernández, La Casa de la Pradera, el Libélula ... Sergi es una de esas personas que siempre tiene mil proyectos entre manos: hace varios años que abrió Pódame, peluquería de la calle de la Cera, no hace ni cinco meses que pusieron en marcha el Lupita y este jueves inauguró otra peluquería en Robadors:"Nos gusta el Raval ecléctico, de calle, de la mezcla y la espontaneidad", dice.El Lupita y la terracita quieren convertirse en un espacio de encuentro, donde los jueves puedas escuchar flamenco en vivo, los viernes sean más 'queer'-con el DJ Rebote y Borja Pony y clientela 'trash' con tacones-, los sábados más rock 'n'roll y los domingos vermut-y si te da hambre, puedes engullir un bocadillo de albóndigas que te dejará lleno y feliz-. Hacer una caña vespertina en la barra a pie de calle es un pequeño lujo cotidiano.
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  • Mediterránea
  • El Raval
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Kasparo
Bar Kasparo
En esta deliciosa terraza, quizá la mejor del barrio, encontraréis sabrosas tapas y platos del día. Las bravas Kasparo luchan por estar en el top 5 de las mejores de la ciudad. Y vale la pena probar sus croquetas de setas.
  • Lugares de interés
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

La cultura balear tiene una catapulta en el Raval que ya forma parte del tejido social del barrio. Es el Espai Mallorca, un pequeño local gestionado por una asociación sin ánimo de lucro, con una terraza en un rincón zen de la plaza Vicenç Martorell. Presentaciones, exposiciones, debates, conciertos, clases de fandango y de 'ball de bot'… El Espai Mallorca es una centrifugadora de actividades culturales creadas por la parte balear de la cultura catalana y mediterránea con el objetivo de promoverla y difundirla.

 

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  • Música
  • El Raval
Nevermore
Nevermore
Una deliciosa coctelería que ha sublimado el principio del reciclaje a la máxima expresión: la barra es una cabina de pagos de la empresa textil Ribes i Casals. El interiorismo, casero, es impagable. Ambiente calmado, bohemio y ravalero.
  • Bares deportivos
  • El Raval
Este bar es insólito: con un espacio amplísimo y pasado de mítico antro rockero (antes fue el Valhalla, el Urbe y el Corto Maltés) está dedicado al skate, el punk y el hard-rock. Trabajado hasta el mínimo detalle -en la entrada hay un expositor de arte urbano- el local cuenta con un half-pipe -medio tubo gigante de cemento en la trastienda– para que la clientela vaya a patinar. La decoración está hecha con mil tablas de skate rotas.
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  • Ciutat Vella
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Marsella
Bar Marsella
Dicen que antes tomar absenta era como fumarse un buen porrito: si era buena no tardaba mucho en hacer efecto. Como la que hace años dice que se podía consumir el Bar Marsella, conocido popularmente por ser el más antiguo de Barcelona en activo. Fundado en 1820, este local arrastra la fama de ser una guarida de absenta. Pero quien acuda aquí con ánimo de rememorar las hazañas de Baudelaire o Hemingway se encontrará con una caterva de estudiantes Erasmus propulsados ​​por la sangría, y algún mitómano que, con la guía de turno al lado, ejerce el ritual totalmente falto de glamour. Eso sí, en una noche poco concurrida, en esta taberna nostálgica podremos juega a ser Johnny Depp en 'From Hell'.
  • Bodegas
  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Mantiene, la Casa Almirall, la barra y las mesas de mármol con un único pie. Esta vieja consistencia se deja halagar por la famosa barra de madera de voluptuosidad modernista y una musa de hierro colado de la Expo de 1888.
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  • Música
  • El Raval
Manchester
Manchester
Stone Roses, Joy Division, The Smiths, Primal Scream, Sonic Youth, Inspiral Carpets, Elastica, Suede, Placebo... Hay mucha gente que decidió dejar de comprar música en el año 95. Hay mucha gente que no entiende por qué los flequillos mancunianos dieron paso a los jamones de la Beyoncé. Hay mucha gente que aún pone velas en memoria de Liam Gallagher. Hay mucha gente que encerraría en Guantánamo a todos los DJ de minimal house del planeta. Hay mucha gente que necesita al Manchester para no sentir que se le ha pasado el arroz. Os espero.
  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Una barra de madera, suelo de baldosas, espejos en las paredes, verdor vegetal a la entrada y ni rastro de hedor de pescado frito: el fish & chips no triunfó en la rambla del Raval y dos venezolanas intrépidas se hicieron con el local. Hace dos años que Romi -propietaria del Foxy de Riera Alta- y Vanesa -arquitecta- se instalaron en la arteria principal del barrio, junto a la otra perla, el Madame Jasmine, y se puede decir que han conseguido lo que se proponían: abrir un bar-restaurante popular y de calidad que la gente prueba, repite y recomienda.¿Qué tiene, el Palosanto, que lo hace tan atractivo? Para empezar, un trato franco y cercano: desde la atenta Vanesa hasta la chispeante Marta, pasando por Carlos –uno de los camareros con más fans de la ciudad–, todos te hacen sentir como en casa. Después, la manduca. El mejor comentario sobre su cocina se lo hicieron una pareja de chicos cuando marchaban tras haber cenado: "Se nota que está hecha con amor". El salmorejo, con espárragos, huevos de codorniz y jamón, es sensacional; la tortilla de patatas del cocinero Marcos tiene devotos; el bocadillo de calamares con mayonesa de ajo confitado, aguacate y wasabi parece ideado expresamente para perder el seso. También hacen muy buenas hamburguesas, albóndigas para mojar pan...Antes de las 22 h tienen mojitos, caipirinhas y caipiroska de oferta a 4 €. En las mesas han tenido la buena idea de poner a disposición del cliente unos cuadernos de dibujo para que la gente se distraiga: han t
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  • Clubes para socios
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
"Esto no es un bar pero tenemos barra", explica Sergio, uno de los factótums de La Virgen, a una pareja que entra en el local. "Os tenéis que hacer socios: apunta tu nombre y apellido aquí, cuesta 1 € al año y ahora os doy el carné". Es así de fácil formar parte del "despacho cultural" de La Virgen, un espacio de techos altos con ventiladores de aspa, paredes de ladrillo, ninguna mesa igual -todo son objetos encontrados- y un aseo lleno de collages muy sugerentes, de una lujuria vintage que todavía nos la pone dura. Era el antiguo almacén de la bodega donde ahora está el Manchester, un buen día cuatro amigos decidieron hacerlo suyo, reformarlo y convertirlo en un local donde pasaran cosas: performances, poesía, exposiciones, música en vivo... Desde entonces, por ejemplo, los jueves se llena para ver las jam de gipsy jazz de los Trio Barnouche y el primer sábado de cada mes La Virgen se esparce por toda la calle y acoge El Rastro, un mercado de segunda de mano. La clientela es variada: estudiantes, extranjeros que no paran, curiosos de la noche bohemia barcelonesa... Se ven todo tipo de peinados - rastas , gomina , crestas - y vestimentas - bombachos , camisetas de Guns'n'Roses , pantalones de pinzas. El precio de la cerveza depende de si hay espectáculo o no. Hacen bikinis a dos euros y medio. Hay poca cobertura en el móvil y como no es un bar sino una asociación cultural ¡SE PUEDE FUMAR!
  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Mendizábal
Bar Mendizábal
Un paquistaní de bigote inhumano pide una infusión. Una abuela bizca cargada con bolsas de la Boqueria baraja un café, su perrito aprovecha para escaparse y lamerme los dedos del pie-malditas chancletas-. En la terraza, un grupo de estudiantes barbudos de la Massana hace una competición de quintos ... Es el Mendizábal, el bar más incorrupto del Raval. No creo que haya ningún otro establecimiento tan en contacto con el exterior. El Mendi-como lo conocen sus acólitos-, más que un negocio en la calle, es un trozo de calle convertido en negocio, porque básicamente no tiene local. Una barra adosada a una fachada y unas mesas en el exterior conforman el mobiliario; la estrafalaria fauna de los Andes Ravalera se encarga de poner el resto.En el Mendi podrá tomar una copita de pie en la calle, haciendo amistades inesperadas, o reposar en la terraza de la plaza del Canonge Colom, una isla urbana que se esconde a plena vista y, a pesar de su proximidad con el infierno turístico, nunca se ha visto castigada por familias inglesas de piel abrasada. Este bar tiene un escudo que repele los guiris Paellador como si fueran vampiros ante un camión de alioli. Es demasiado desconcertante, demasiado Raval para atraer al rebaño. Y eso que hacen unos bocadillos orgiásticos con materia prima de la Boqueria que recomiendo para hacer esponja antes de los cubatas. Ahora bien, el mejor, más allá de viandas, es la posibilidad de ver el desfile de frikis de la calle del Hospital en vivo y en directo, en la
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  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Makinavaja
Makinavaja
En 1972, Mercedes, encargada de una barra americana en la calle de Escudellers y propietaria de una peluquería en la calle de Carretes, estaba jugando al parchís en el local de al lado de su negocio cuando rompió aguas. Treinta y ocho años después, su hijo Leandro abriría el Makinavaja en la misma calle de Carretes que lo vio nacer, un bar dedicado a la memoria del dibujante de cómics Ivà y su gran personaje Makinavaja, un ladrón de buen corazón, nuestro Robin Hood particular. Leandro, alto y gordo como un San Pablo, emprendedor noctámbulo y anarquista, se conoce el Barrio Chino de arriba a abajo y es una especie de patriarca- me cuenta que el padre de Paco Ibáñez tenía un taller en la calle Nou de la Rambla ¡donde Durruti trabajaba de aprendiz! O que en los años 70 de la calle de Carretes llamaban Ría Galícia porque había 14 restaurantes gallegos que servían menús... El bar es la viva imagen del propietario: un lugar con calor y música popular, un refugio familiar donde los parroquianos son gente del Raval de toda la vida y todo el mundo es bienvenido. Ponen AC/DC, flamenco, la Banda Trapera, reggae, de todo menos electrónica. La salsa de sus bravas es fantástica, las bombas, buenísimas. Cada martes hay jam session y cada sábado, concierto con vermut, al mediodía. Leandro me cuenta que antes del Makinavaja estaba la Bodega López y que el día que se murió el dueño su hijo le cedió el bar. Se ve que su madre cosía los pantalones de Leandro de pequeño: todo queda en família.
  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Poco a poco, pero en un lapso relativamente corto, la calle Carretas se está convirtiendo en un microclima de locales con personalidad propia. Los alegres gitanos cantores de la Asamblea Evangélica, el taparismo de barrio del Makinavaja, la opción más noctámbula del Lempika y la fantástica gastronomía del Bierzo de Las Fernández, debemos dar la bienvenida a La Casa de la Pradera, un bar que llega para consolidar la heterogénea movida carretera y añade una buena dosis de frescura y entusiasmo 'queer'. Sus propietarios (dos gallegos, Dani y Maria, y una catalanomarroquina, la Sanna) hace poco que abrieron con la intención de incrementar la magra oferta de bares familiares que ofrezcan tapita gratis con cada consumición. También hacen cenas de grupo por encargo y dentro de poco quieren abrir terracita en la plaza del Hort de la Bomba. La clientela es variada: hay maricas y bollos, hay modernos y gente del barrio, transeúntes, guiris y el ambiente es distendido y divertido. Tiran bien las cañas. Las noches de viernes y sábado hay DJ y los atardeceres hacen bingos y playbacks "para que la gente se ría". En la barra tienen cuatro pelucas de colores que la gente va pidiendo a medida que se emborrachan: causan furor. Más adelante quieren ampliar la sección "complementos" para que la gente se disfrace y la fiesta llegue a proporciones de carnaval. La Casa de la Pradera es un bar queer familiar y de barrio, y este es un modelo que estaría bien que cuajara.
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  • Gay y lésbico
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Zelig
Zelig
En este bar y coctelería de espíritu 'gay-friendly', el ambiente es extremadamente pintoresco y colorista. Y también sirven tapas holandesas buenísimas.
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  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Este clásico bar Raval es histórico: bien como Bar Kuki, en los setenta, cuando era punto de reunión de los gitanos de la calle de la Cera o en su encarnación 'hard' posterior, cuando los tres hermanos roqueros del grupo De Kalle lo convirtieron en un clásico de la resistencia del punk y el rock barcelonés. Ahora el Big Bang sigue dedicado a la música en vivo, en este caso más escorado hacia el jazz: abundan los conciertos de buenos músicos de la escena jazz barcelonesa y también visitas internacionales, a primera hora, y después sesiones de rock, soul y jazz.
  • Música
  • Ciutat Vella
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
"Tengo un bar en la rambla del Raval y te lo quiero regalar". Media naranja empapada de absenta flamea ante mí mientras Jordina me explica cómo Mohamed le ofreció La Rouge en 2007. Mohamed es el dueño de la cadena de los Pepe 's del Paral·lel, Jordina es una arquitecta leridana de Ponts que ha vivido en medio mundo y que antes de abrir este local tuvo el Lempika de Carretes y ahora el Lupita. El chupito La Rouge que me tomaré cuando se apague la llama lleva absenta, triple seco y azúcar moreno: buenísimo, 3.5 euros. ¿Por qué le regaló el local? Le gustaba como llevaba el Lempika y tenía demasiado trabajo levantando su imperio; se lo cedió hasta 2010 y, finalmente, se lo traspasó. "La Rouge es uno de los lugares realmente cosmopolitas de Barcelona, " dice ella. "Se generan nuevas dinámicas entre gente de todo tipo y de todas partes. Aquí vienen okupas, estudiantes, moros, negros, músicos, afters... Es un auténtico punto de encuentro". Fue uno de los primeros bares no paquistaníes en abrir en la rambla del Raval -entonces todavía una herida abierta y enseguida se convirtió en toda una institución. Aquí hacía de camarera Diana Pornoterrorista y le ofrecieron un contrato laboral a Patricia Heras para que pudiera salir de la cárcel. Por la mañana te puedes encontrar gente trabajando con el portátil -wifi gratis-, los domingos por la noche conciertos de flamenco y presentaciones de libros relacionados con el barrio. Es uno de los grandes catalizadores del Raval.
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  • Mediterránea
  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Las metrópolis son organismos acelerados, en cambio permanente. Están las soluciones urbanísticas dictadas desde arriba y los movimientos peristálticos, espontáneos, de la ciudad misma. El encaje es lo que acaba dando forma a nuestros barrios, calles y plazas, porque, como decía Valéry, "dos peligros amenazan constantemente el mundo: el orden y el desorden". La calle Robador ha sufrido muchos cambios: el Ayuntamiento se obcecó en 'limpiarlo' de prostitutas y lavarle la cara: demasiado céntrico y demasiado al alcance de los turistas, crudo y real, la Bata de Boatiné bajó la persiana dejando huérfanos a buena parte del colectivo queer de la ciudad, locales populares de toda la vida también han cerrado y se han abierto otros, como La Robadora, que se dirigen a un público con una capacidad adquisitiva superior a la del entorno inmediato.Maria de la Casa de la Pradera y Krishna del Chelo han cogido un local de la calle donde antes se hacía microteatro y lo han convertido en un bar de tapas: el Manolito. Lo primero que te sorprende al entrar es la luminosidad: el espacio, diáfano, recibe un baño de luz desde los ventanales de atrás que lo convierte en una burbuja cálida y agradable en medio de un barrio de calles estrechas y oscuras.El suelo y las mesas de madera incrementan esa sensación uterina y el trato amable y familiar de los propietarios también. En Manolito puedes comer unas deliciosas berenjenas fritas con miel acompañadas de un zumo natural con ingredientes como manzana,
  • Coctelerías
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Olímpic Bar
Olímpic Bar
El Olímpic Bar es un vórtice en torno al cual giran en espiral bohemios, hipsters, crust, freaks del Raval, grupos de universitarios borrachos que quieren ver el fútbol, ​​parejitas con poca pasta en los bolsillos... Este dinosaurio, revivido recientemente para felicidad de los arqueólogos del buen beber, conserva su encanto primigenio, pero ha vuelto con un lifting de espíritu tan bestia que se ha convertido en un delicioso contraste viviente: es un bar de viejos que vuelve locos a los jóvenes. Con un despliegue inhumano de baldosas de los setenta y un mobiliario de madera cromada de lo más kitsch, el Olímpic recuerda al clásico bar rancio del Raval, y en esencia lo es, pero sus reanimadores han conseguido darle una pátina de modernidad reciclada y una personalidad de clara influencia hipster que funcionan muy bien. Intentad relajaros en sus butacones de la entrada -dignos del recibidor de la Pantoja de Puerto Rico-y desde allí podréis tener una visión privilegiada del tráfico- y del tráfico- de la calle Joaquín Costa. No hay puerta, el bar está abierto del todo a este escaparate Raval. Si miráis hacia dentro, veréis que el local, con las paredes pintadas de azul cian, se estira siguiendo una barra metálica provista de un escaparate de charcutería de barrio lleno de frutas de todo tipo (hacen unos zumos cojonudos). Podréis pasar el día entero matando el gusanillo con aperitivos, tapas, ensaladas y picoteo a precios de barrio, disfrutando de un buen mojito o saboreando una
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  • El Raval
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Roso
Bar Roso
Este es un lugar de aquellos que podemos llamar "de toda la vida" sin sonrojarnos: en este inmueble con más de un siglo de antigüedad, se encuentra Bar Roso, abierto en el año 1966. Es un bar tranquilo y acogedor, patria del carajillo, la bota de vino y las conversaciones amistosas. No confundir con la coctelería Bar Rosso.
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Terra Alta
Bar Terra Alta
Esta acera es del Barrio Chino y la otra ya es el Raval, me explica Rosa mientras me bebo un quinto helado (¡1 euro el de San Miguel!). Rosa nació en Batea, un pequeño pueblo de la Terra Alta. Allí había un señor muy rico que se dedicó a comprar bares en Barcelona y a poner gente del pueblo a trabajar. Así lo hicieron los padres de Rosa, que se instalaron en Barcelona en el año 1969 para hacerse cargo del Bar Bodega Terra Alta. Después lo cogieron Rosa y su marido navarro y se lo hicieron suyo: hace diez años que acogen la peña Clarete, del Osasuna,  y todo el mundo dice que ir a su bar a ver un Barça-Osasuna es lo que más se parece a vivir los Sanfermines desde Barcelona. El bar es alargado y tiene la barra a la derecha, con un expositor como mandan los cánones para las suculentas tapas. Al fondo hay cuatro mesas para poder comer en grupo: los fines de semana el local se llena de juventud que va a comer bocadillos. Los precios son populares y el ambiente familiar, con personajes del barrio que te pueden explicar de todo, y otros, como los anarquistas de la editorial Virus que vienen de El Local de la calle de la Cera a comer algo. La especialidad del Terra Alta son las tortillas variadas, el bocadillo de jamón y los embutidos ibéricos de la Alberca cortados a mano. Al lado del equipo de música tienen cuatro jamones, y en las paredes, fotografías enmarcadas de los Byrds o de  Bo Diddley.  
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  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
33/45
33/45
Nací cansado. Mi cuerpo enseguida se deja abrazar por la gravedad. La vida en horizontal es mucho más placentera que en vertical. Me gusta hundirme en los sofás. Tocarme las pelotas todo el santo día. A veces pienso que locales como el 33/45 se han construido pensando en mí, pero siempre que voy compruebo que no soy el único fan de la ley del mínimo esfuerzo: en esta sala de espera inacabable siempre hay gente espatarrada. Como yo, cuentan las musarañas y las grietas del techo con la rapidez de un androide. El It Cafè ha desaparecido, pero que nadie llore. En su lugar han levantado el 33/45, más pulido en la decoración de la entrada, pero casi idéntico a su predecesor. Es una suerte que la renovación del establecimiento no haya afectado al área de descanso que hay al fondo, un rectángulo espacioso y consistente en un número infinito de sofás, butacas y sillas retro; un punto de descanso pensado para que el cliente se esté toda la noche charlado con los amigos y disfrutando de la vida decadente de la calle de Joaquín Costa, un escenario donde operan con total impunidad los soldados del lumpen. A diferencia de otros bares con mobiliario reciclado –casi todos parecen contenedores pestilentes –, el 33/45 tiene estilo; se percibe una extraña simetría en estas Galerías del Tresillo para modernos. El local no está sucio y gracias a Dios no ha sido víctima de un interiorista rasta. Se está tan bien y hay tanta butaca por desflorar, que te entran ganas de llevarte al gato, la caja de
  • El Raval
  • precio 1 de 4
El Colectivo
El Colectivo
Un local tranquilo y con mucho encanto —de tonos claros y mobiliario de madera al estilo nórdico— con buena música. Para almorzar y merendar ofrecen croissants, yogures, tostadas, pasteles caseros variados... Sentarse aquí a cualquier hora para tomar un café (muy bueno, por cierto) y simplemente estar allí es una actividad excelente para la salud. Comprobadlo.
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  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Barcelona está llena de cicatrices: el crecimiento, el turismo y un urbanismo institucional no muy preocupado por la historia o la calidad de vida de los barceloneses la han dejado como un san Lázaro. Lo que es remarcable es la capacidad de regeneración que tiene la ciudad: parece que por abajo siempre hierva y que en cuanto un negocio cierra o una manzana de casas se derrumba, alguien esté dispuesto a coger el relevo. Ante uno de estos vacíos, la antigua sede de la General Elèctrica d’Espectacles, al lado de las Drassanes, había un puticlub de mala muerte, como tantos otros del Barrio Chino. La gloria de la famosa Criolla de la calle Cid, también cerca, se había desvanecido décadas antes y nadie pensó en él. Después hubo un bar de dominicanos. Ahora está el Hey Ho! Bar. En el Hey Ho! se escucha punk-rock, hardcore y metal. En el Hey Ho!, si un martes de siete a diez vas con tu skate y haces un buen truco en la pequeña pool o cuarto de pipe que tienen enganchada al final de la barra, te dan cinco chupitos. En el Hey Ho! puedes comer bocadillos de omnívoro o veganos hasta media noche. Acoge conciertos acústicos y dan el Barça. Hasta las once la caña vale un euro y te la sirven con unas aceitunas, unos cacahuetes… Es un bar hecho por apasionados del tema: Maxi y Sol, propietarios de la tienda homónima dedicada al skateboarding de la calle Ferlandina, y Ramon, cantante de Twin Wolf y exencargado de las noches guitarreras del Moog, que tan poco duraron. En el Hey Ho!, encontra
  • El Raval
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
O'Barquiño
O'Barquiño
Barcelona tiene secretos en cada rincón. Si la vives como un explorador en la jungla, si miras bien detrás de las tapias, al fondo de un callejón, si te adentras por aquel pasaje sombrío que escupe buganvillias, si tiras siempre por la calle que no conoces, puedes encontrar sorpresas mayúsculas que alegran la existencia.En la calle del Príncipe de Viana, corto, recóndito, justo detrás del Tres Tombs, hay un bar gallego aparentemente vulgar: barra metálica, mesitas de fórmica, dominó, quintos baratos, camarero entrado en años ... Nada más? Tiene un piso de arriba. Si vais un sábado o un domingo a partir de las nueve de la noche, os parecerá que entráis en la dimensión desconocida.Allá arriba, como en una burbuja atemporal, se celebra un espectáculo de música semanal, los más tiernos y extravagantes que he visto nunca: un grupo de personas mayores enamorada de la copla se reúnen para cantar, bailar y beber juntos.En las paredes hay carteles de hace treinta años de los cantantes asiduos al Barquiño: Manolo Carrión (el alma mater, el presentador), el Colorines (un encanto de señor fontanero que se viste de faralaes), Antonio de Linares (transformista que cuenta chistes psicodélicos), Pilar Carrión (gran voz) y muchos otros. A estos se les añaden parroquianos con ganas de ser estrella por un día.El ambiente es de una gran alegría y espontaneidad, te encuentras como en casa y olvidas todas las penas: durante un par de horas formas parte de una familia cañí, abierta a todos, que, en
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  • El Raval
Bar Papitu
Bar Papitu
En medio del jardín de hojas de col que dejan los puestos de payeses de la Boquería, está el Papitu, un bar para tomar un aperitivo entre gritos, carros de fruta y alboroto. Su terraza ocupa prácticamente toda la plaza y la barra resume a la mínima expresión el encanto del Papitu: un pequeño quiosco en el que tiran bien las cañas y sirven buenas croquetas y calamares. Mientras me tomo un vaso de vermut acompañado de un plato de anchoas, me distraigo pensando cómo puede ser que de un trozo de barra que no llega al metro salgan estas maravillas. Neorrealismo barcelonés con boquerón de guiri.
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Bar Centre Gallec de Barcelona
Bar Centre Gallec de Barcelona
Habéis comido nunca lamprea, ese pez primitivo sin cabeza que da un poco de miedo? Deseáis hartaros de lacón o pulpo del bueno y no queréis dejaros el sueldo? Sabéis qué es el raxo? Es lomo de cerdo adobado con pimentón, te pueden contestar los amables camareros del bar del Centro Gallego de Barcelona, una especie de vestigio del veinte en plena urbe del veintiuno.Si bajas la rambla dels Caputxins, a mano derecha, entre tiendas de recuerdos, hostales y tablaos, hay un portal ancho, de techos altos, mármol blanco y antigua solera. En el primer piso, como a hurtadillas, encontraréis una casa regional de las más activas de la ciudad, la de Galicia, que está a punto de celebrar 120 años de existencia, lo que se dice rápido.Para los parroquianos del Centro y para todos los que quieran comer o hacer un beber, el bar ofrece un rincón tranquilo y familiar donde degustar platos típicos gallegos o incluso, de vez en cuando, en una de sus espaciosas salas interiores, poder ver tocar músicos como el genial Raimundo Amador, el aflamencado Javier Ruibal, los sonados de Manos de Topo o los excitados Mujeres. Los mediodías hacen suculentos menús a 10 euros (plato del día a 8), una caña vale 1,80 y un café, 1,30: precios asequibles y buena materia prima. Organizan ferias temáticas de comida y bebida: este 20 de mayo harán la fiesta de la empanada y dentro de poco la del vino ribeiro con la colaboración de la bodega Nairoa.Si estáis en la Rambla y no sabéis dónde caer muertos, id al primer pis
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  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
23 Robadors
23 Robadors
En Robadors 23 se liga, sirven bien el gin tonic y a menudo tienen algo para picar, cada noche tiene algo programado (jams y conciertos de jazz y flamenco casi cada noche de la semana). Son una familia disfuncional y acogedora.
  • Bodegas
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Pesca Salada
Pesca Salada
En una antigua tienda de bacalao se encuentra esta bar minúsculo y acogedor donde la gente va en peregrinación a probar sus gin-tonics variados.

De compras por el Raval

  • Tiendas
  • Anticuario
  • El Raval
Fusta'm
Fusta'm

Fusta'm abrió puertas en el 2010 y en este tiempo nos han educado en la estética vintage. Lo siguen haciendo a través de objetos de decoración, lámparas y muebles de los años 50 hasta los 70, también dando oportunidades a productos de nueva factura inspirados en el diseño de toda la vida.

  • Tiendas
  • El Raval
Les Topettes
Les Topettes

En Les Topettes, expertos en productos de cosmética nicho, comprenderéisel porqué vale la pena dar una oportunidad al olfato y probar por una colonia diferente; en la tienda también tienen un pequeño surtido de jabones, cremas y velas, y oferecen talleres de introducción a la perfumería.

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  • Tiendas
  • El Raval

La Varieté es una pequeña empresa que diseña, fabrica y produce muebles, complementos y otros objetos para el hogar, todos hechos con amor, todos únicos. Tienen un pie en Tailandia, donde han aprendido de las manufacturas tradicionales, y también en Barcelona, donde acaban de estrenar ubicación.

  • Tiendas
  • Música y entretenimiento
  • El Raval
Discos Paradiso
Discos Paradiso

Hacen falta espacios donde fluyan los intercambios de ideas, donde se puedan distribuir y promover pequeños proyectos locales. Con esta filosofía y con una auténtica pasión por el vinilo nació la tienda Discos Paradiso. Música y forma son importantes, en este lugar para los hallazgos.

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  • Tiendas
  • Librerías
  • El Raval

Si sois fans del cómic y de la edición independiente y alternativa, pasar una vez más por esta librería abigarrada, donde también tienen espacio para pequeñas exposiciones.

  • Tiendas
  • El Raval

Grey Street es una tienda de cosas bonitas, el destino para encontrar regalos asequibles que sobresalen por originales y singulares. Siempre es un placer acercarse y descubrir las novedades, locales y de todo el mundo; recientemente han abierto un espacio en Born (Agullers, 12).

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  • Tiendas
  • Decoración
  • Gràcia

El amor por el vintage también se manifiesta en Vintage Room, tienda donde haceros con una exquisita selección de mobiliario de los años 50, 60 y 70.

  • Tiendas
  • El Raval

El antiguo espacio La Virgen Despacho Cultural se ha convertido en una librería especializada en literatura latinoamericana: autores mexicanos, uruguayos, chilenos y argentinos, en narrativa, poesía y ensayo, de grandes sellos y editoriales independientes y con espacio también para rarezas.

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  • Tiendas
  • El Raval

Las tiendas de los museos tienen un punto magnético: atraen por la selección de títulos y productos y también sorprenden por el interiorismo: aquí, en la diáfana tienda del Macba, encontraréis las últimas publicaciones del momento así como juegos y objetos de diseño.

  • Tiendas
  • Librerías
  • El Raval
La Central del Raval
La Central del Raval

La Central del Raval tiene el encanto de cualquier librería repleta de títulos interesantes y ediciones bibliográficas cuidadas, pero además el espacio conserva detalles –y mantiene el halo reverencial– de la que fue la antigua Capilla de la Misericordia.

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  • Tiendas
  • El Gòtic

Un bazar extraordinario, una puerta a los objetos cotidianos de otros países, que descontextualizados toman una dimensión más lúdica; Fantastik sería la versión más desenvuelta y exótica de las tiendas 'mainstream' de objetos decorativos.

  • Tiendas
  • Barcelona

Una tienda multimarca construida con muy buen ojo; detrás está el diseñador de moda, docente y mitad creativa de la marca Menchén Tomás durant más de veinte años, Francesc Grau, que apuesta por firmas como Ana Tichy, Attic and Barn y Momona, y una buena selección de complementos.

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  • Tiendas
  • Barcelona

A cuatro pasos del Nuovum original (en Pintor Fortuny hasta enero de 2020) se han instalado José Sevilla y su equipo, que nos acercan a los mejores accesorios y complementos de autor del mercado.

  • Tiendas
  • Decoración
  • El Raval

Carolina Blue es una tienda de muebles y decoración, ropa y accesorios bonita; están a punto de cerrar la tienda del Raval, pero la aventura seguirá en la calle Santaló.

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  • Tiendas

La tienda es la extensión de Hey, el estudio de diseño con sede en el Poblenou. Podéis tomar un café de especialidad, consultar libros de diseño descatalogados y haceros con los pósters de Hey, además de otros objetos de diseño.

Qué visitar

  • Museos e instituciones
  • El Raval
El centro cultural abrió en 1994 en la Casa de la Caritat, antiguo hospicio construido en 1802 en lo que un día fue un monasterio medieval. Se conservan la fachada y parte del patio del edificio original, el resto fue reconstruido con cristal y acero por los arquitectos Piñon y Viaplana, conocidos por diseñar también el centro comercial Maremagnum. El CCCB organiza y produce exposiciones, debates, festivales, conciertos, programa ciclos de cine, cursos y conferencias y fomenta la creación a partir de las nuevas tecnologías y el lenguaje.
  • Arte
  • El Raval
Macba. Museu d'Art Contemporani
Macba. Museu d'Art Contemporani
El Museu d’Art Contemporani de Barcelona ocupa el impresionante edificio del arquitecto estadounidense Richard Meier en la plaza dels Àngels, en el Raval. Quiere transmitir el arte contemporáneo, ofrecer una multiplicidad de visiones y generar debates críticos sobre el arte y la cultura. Si os perdéis, seguid el ruido de los skaters.
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  • Museos e instituciones
  • Arte y diseño
  • El Raval
En 2007 se aprobó la creación de La Virreina Centre de la Imatge en la planta noble y en una parte de la planta baja, con la misión de generar un espacio para explorar el universo de la imagen y fomentar nuevas experiencias culturales.
  • Museos e instituciones
  • Historia
  • El Raval
Museu Marítim de Barcelona
Museu Marítim de Barcelona
Incluso si no puedes distinguir una carabela de un catamarán, el Museu Marítim merece una visita, ya que los arcos y bóvedas de las antiguas drassanes(astilleros) representan uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura gótica civil en España. Fueron declaradas Monumento Histórico-Artístico en 1976. En la época medieval, los astilleros se situaron justo al borde del mar y se utilizaron para secar, reparar y construir buques para las flotas reales. Con más de 75 años de historia, su tarea es conservar, estudiar y difundir una de las colecciones de patrimonio marítimo más importante del mediterráneo.
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  • Música
  • Espacios de música
  • El Raval
Gran Teatre del Liceu
Gran Teatre del Liceu
Ni los incendios ni las crisis económicas han podido acabar con el espíritu y el esplendor del Liceu, una de las salas más prestigiosas del mundo (fue el teatro de ópera más grande de Europa durante sus primeros 100 años). Desde su inauguración y durante casi un siglo, el Liceu fue el punto de referencia, de confluencia y de expansión de la vida artística, social y política de Barcelona y el termómetro de sus etapas de esplendor, de desarrollo y de decadencia. Después del incendio de 1994, la sala del auditorio se reedificó reproduciendo fielmente el aspecto que tenía la sala el 1909, pero con algunas mejoras. Tiene 2.292 asientos y tiene forma de herradura que se va cerrando a medida que se acerca al proscenio.
  • Museos e instituciones
  • Arte y diseño
  • El Raval
Arts Santa Mònica
Arts Santa Mònica
Es un espacio donde las disciplinas de creación artística se encuentran con la ciencia, el pensamiento y la comunicación. La programación tiene lugar en varios espacios de este edificio de la Rambla: el quiosco (espacio fronterizo entre contenidos y red), el balcón de la Rambla (espacio polivalente de acciones y debates), el archivo (sala de exposiciones de la memoria), el claustro (gran espacio de exposiciones de tesis, colectivas...) la anilla (sala de recorridos expositivos) y el laboratorio (sala de exposición y de creación de proyectos que relacionan el arte, la ciencia y la técnica).

Para ir a bailar

  • Locales de noche
  • Ciutat Vella
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El Cangrejo Raval
El Cangrejo Raval
El Cangrejo es una catedral donde los altares se otorgan en función de la longitud de la cola de la folclórica. Juega al equívoco de versiones al aceite de majas desnudas que no se sabe a ciencia cierta si son majas. Los clientes del Cangrejo lo reivindican y llenan cada viernes y sábado los espectáculos de estas mujeres que se pintan los sueños igual que se pintarrajean los ojos.
  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
23 Robadors
23 Robadors
Entra una puta fuerza colocada a las nueve de la noche. El bar, desierto. Quiere ir al baño. "Está arriba, sube, sube!" le dice Joan con su sonrisa resplandeciente. Joan, un humanista con un corazón como una casa, es uno de los tres socios de Robadors 23. El local es la antigua casa de otro de los socios, Augusto, un médico dandy aficionado al jazz. El tercero es Albert, flamenquista acérrimo, y la familia la completan Yusuf, Fadwa y Alí, nuestro Freddy Mercury paquistaní particular.   La calle de Robadors tiene todo lo que define al barrio chino: sillas al aire libre, alboroto, putas, camellos, insultos y halagos desmesurados ... Todo al máximo, nada de medias tintas. No te aburres. En este caos a veces violento y a punto de desaparecer -parece que finalmente la nueva sede de la Filmoteca abrirá este diciembre- Robadors 23 se alza como un oasis donde todo el mundo puede entrar y dar su opinión, donde puedes encontrar gente de todas partes y de todo tipo, cargados de humanidad y contradicciones, con bolsillos vacíos y vestidos hechos a medida, adictos a todo tipo de sustancias y defensores acérrimos del veganismo, hechos una piltrafa y en estado de gracia, gente que, principalmente, se caracterizan por compartir el ideal político que rige el bar: respeta a quien es diferente a ti.   En Robadors 23 se liga, sirven bien el gin tonic y a menudo tienen algo para picar, cada noche tiene algo programado (jams y conciertos de jazz y flamenco casi cada noche de la semana). Son una fa
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  • Coctelerías
  • El Raval
Negroni
Negroni
Negroni tiene espíritu clásico, pero gasta un look contemporáneo, en un elegantísimo negro, que se aleja de la madera envejecida y las decoraciones pretransición tan comunes en las coctelerías más canosas. No tienen carta, pero basta responder a un par de preguntas para tener ante ti, al instante, una copa que te costará olvidar. Preparan un Negroni que te pone los ojos en blanco y que te posee como si fueses la niña de 'El exorcista', y también tienen la mano rota con el Moscow Mule y el Whisky Collins.
  • Bodegas
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Pesca Salada
Pesca Salada
En una antigua tienda de bacalao se encuentra esta bar minúsculo y acogedor donde la gente va en peregrinación a probar sus gin-tonics variados.
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  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El Piscis es un altar kitsch: su sala con luces rojas y sofás de escay debería ser proclamada patrimonio de la humanidad. Uno de los enclaves canallas más indomables de la ciudad.
  • Clubs
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La Bata es un clásico de la noche barcelonesa, templo queer por excelencia: por su interior alargado –propicia el roce- han pasado generaciones de adeptos a la fiesta y al dejarse ir, acólitos de la noche abierta y transgresora. En el 1993 moría Pilar Monge, la propietaria de un bar de alterne, y su hijo Xavier Eugeni tomó las riendas y le cambió el nombre haciendo una lluvia de ideas regada de alcohol con los clientes del local –gente del barrio Chino, noctámbulos de todo tipo, aficionados al lado más bestia, viejos mariquitas y maricas de nueva hornada. La Bata de Boatiné les pareció el mejor de todos y después de 20 años y diversos propietarios es con este nombre con el que se ha ganada la fama a pulso. A la gente del Front d’Alliberament Gai les encantó su carácter canalla, enseguida se lo hicieron suyo, añadiéndole un aire más combativo al bar, que se posiciona claramente a favor de la lucha por los derechos de las minorías y por el derecho a decidir. Cuando entras en el bar, lo primero que te da la bienvenida es una gran polla de fibra de vidrio con una butaca: marca del tono del local, festivo, desenfadado, extravagante, claro y altamente sexual. La clientela es variada: desde el alternativo culturilla a la bollera punki, desde el trabajador de La Caixa hasta un bailarín del Liceu. El hecho que se haya hablado al Info Usurpa y en la Cosmopolitan los corrobora. En La Bata se bebe –el horripilante Jagermaister corre como el agua-, se liga –todos con todos, en todas sus v
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  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Cassette Bar
Cassette Bar
Un televisor antiguo emite una siniestra carta de ajuste ad eternum. A la izquierda, descansa un radiocasete paquidérmica que haría temblar Vanilla Ice. Ante la barra, la pared muestra pinturas rupestres: un robot, una cinta en honor al nombre del local y un conejo son las ilustraciones protagonistas. Este bar de líneas rectas es un manicomio diminuto que se ha ganado los galones de la modernidad gracias a un diseño fresco, a una atrevida selección musical que va del indie a la electrónica experimental ya una pasión indescifrable por unos pequeños objetos de plástico que nuestros padres compraban en las gasolineras. Si veis cosas extrañas, no culpéis a los gintónics, bien preparados, por cierto, y con pepino, limón, jengibre o lima. Tened en cuenta que en este lugar hay peña rara de cojones: os juro por la mata de Luis María Anson que a mi lado había un chicarrón con sombrero de espía jugando al Telesketch! Lo cierto es que este espacio tiene una virtud que otros locales ni huelen: ha conseguido encontrar un punto de equilibrio perfecto entre alma retro y espíritu futurista. La combinación funciona, porque en lugar de ir al por mayor y caer en los tópicos de la escena cool, se centra en pequeños detalles que dejan un regusto muy agradable.Y no lo digo por la magnífica cueva que tienen al fondo, con sillones y mesitas aisladas de la realidad porque hacéis lo que os brote, más bien hablo de chispas de genialidad como la lámpara de pie forrado, literalmente, de cintas de cassett
  • Música
  • El Raval
Cocteleria Tahití
Cocteleria Tahití

La coctelería de Javier Cejas, justo delante de su imbatible Negroni, es una coctelería 'tiki'. Camareros de cabello repeinado y corbata estrecha sirven cócteles, la mayoría basados en el recetario tradicional de la cultura tiki. Seguro que lo sabéis, pero, por si acaso, es la estética que nació en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los combatientes volvían con los ojos llenos de nostalgia por las playas del sur del Pacífico. La obsesión de Javier Cejas por este periodo convierte a los camareros del Tahití en unos auténticos expertos en cócteles con ron. El mojito no se queda atrás.

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  • A la brasa
  • El Raval
  • precio 2 de 4
Sifó
Sifó
Antigua bodega que antes de abrir se caía a trozos y que, sin renunciar a la esencia (el local estaba lleno de las botellas de sifón que todavía hoy decoran las paredes), se ha convertido en un establecimiento de éxito a ritmo de música negra, copas y brochetas.
  • El Raval
L'ovella negra (Raval)
L'ovella negra (Raval)
Una capa de dos dedos de fiesta condensada recubre los futbolines de la Ovella Negra del Raval, un par de fósiles que han superado diversas glaciaciones. Estos armatostes de madera precámbrica están hechos de otra pasta. Llevan una eternidad soportando el maltrato de Erasmus británicos embravecidos y universitarios locales hasta las gónadas de leche de pantera. Si han sobrevivido a este castigo infernal durante eones, ya nada podrá eliminarlos de la faz del planeta. Esto que veis, humanos, no son futbolines: son pirámides.
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  • El Gòtic
La Concha
La Concha
Empapelada con carteles de Sara Montiel y llena de humo de pipa y sonidos de Bollywood y baladas, La Concha es una joya de kitsch polvoriento que está en contraste directo con todo el glamour pretencioso de la mayoría de los bares nocturnos. El propietario es marroquí y por la tarde tiene pastas de baklava.
  • Gay y lésbico
  • El Raval
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Zelig
Zelig
"(1) En este bar y coctelería de espíritu 'gay-friendly', el ambiente es extremadamente pintoresco y colorista. Y también sirven tapas holandesas buenísimas. (2) Tapas holandesas y ambiente.
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  • Mediterránea
  • El Raval
  • precio 2 de 4
B Lounge
B Lounge
El restaurante sofisticado y muy cool del Hotel Barceló Raval ofrece una carta llena de platos de cocina creativa de influencia internacional, como por ejemplo, los langostinos con curry de coco y mango, o el arroz con cilantro y mostaza. Los fines de semana disponen de una oferta de brunch basada en platos saludables, como el gazpacho y la fruta, así como embutidos y quesos con DO.
Contenido patrocinado
  • Coctelerías
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
London Bar
London Bar
Un bar centenario que ha reclamado el lugar que se merece en la historia nocturna de la ciudad.
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  • Música
  • El Raval
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
33/45
33/45
Nací cansado. Mi cuerpo enseguida se deja abrazar por la gravedad. La vida en horizontal es mucho más placentera que en vertical. Me gusta hundirme en los sofás. Tocarme las pelotas todo el santo día. A veces pienso que locales como el 33/45 se han construido pensando en mí, pero siempre que voy compruebo que no soy el único fan de la ley del mínimo esfuerzo: en esta sala de espera inacabable siempre hay gente espatarrada. Como yo, cuentan las musarañas y las grietas del techo con la rapidez de un androide. El It Cafè ha desaparecido, pero que nadie llore. En su lugar han levantado el 33/45, más pulido en la decoración de la entrada, pero casi idéntico a su predecesor. Es una suerte que la renovación del establecimiento no haya afectado al área de descanso que hay al fondo, un rectángulo espacioso y consistente en un número infinito de sofás, butacas y sillas retro; un punto de descanso pensado para que el cliente se esté toda la noche charlado con los amigos y disfrutando de la vida decadente de la calle de Joaquín Costa, un escenario donde operan con total impunidad los soldados del lumpen. A diferencia de otros bares con mobiliario reciclado –casi todos parecen contenedores pestilentes –, el 33/45 tiene estilo; se percibe una extraña simetría en estas Galerías del Tresillo para modernos. El local no está sucio y gracias a Dios no ha sido víctima de un interiorista rasta. Se está tan bien y hay tanta butaca por desflorar, que te entran ganas de llevarte al gato, la caja de
  • Música
  • El Raval
Es uno de los clubes más pequeños de la ciudad, pero los pesos pesados de la electrónica que han pasado por su cabina le han dado un caché que ya quisieran otras salas más grandes. Aunque en las grandes noches se hace difícil convivir tan de cerca con el resto del público, esto es parte de su encanto. Tiene una pista central y una pequeña sala arriba. Uno de sus atractivos es el público 'underground' que lo frecuenta.
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