El helado japonés se llama 'kakigori': hay quien diría que es un granizado, pero no. En realidad se trata de hielo raspado -por eso lo llaman 'shaved ice' en inglés- bañado con jarabes de diferentes sabores. Dicho así parece poco, pero los ídem de Kakigori en Gracia tienen su ídem.
Los preparan con hielo hecho a partir de agua mineral de baja mineralización, más saludable, y entre capa y capa de hielo añaden jarabe de lo que queráis: los más populares son los de jengibre y limón o chocolate y fresa. El resultado es muy refrescante, y ningún helado lleva lactosa ni conservantes o colorantes. La tienda es de Martin Kunz, un austriaco que vivió diez años en Japón y de allí se llevó una máquina de hacer 'kakigori'.
Vale la pena probarlo, también por el exotismo aparatoso de su confección: te llenan hasta arriba una tarrina de hielo fino, raspado por una máquina de aspecto vintage y brutal. Y te añaden dos chorros generosos de jarabe con sabores: mango, jengibre y limón, piña colada, fresa ... Muy refrescante. Pero no tiene la sustancia del helado occidental, claro está.