Podría ser un clásico del Born después de veinte años de existencia. Pero la vitalidad que imponen Claudio Wainberg y Xavi Creus confirma con creces la filosofía resumida en su definición: es un punto de encuentro entre la gastronomía, el arte y la cultura. Y añadiría la diversidad y la imaginación. La calma y el respeto que brinda la madera, con obras de arte en las paredes y colgando del techo una vaca hecha por un artista con las viejas sillas recicladas, le dan al visitante la sensación que está en el sitio que quería. La cocina, predominantemente argentina, ha sabido inclinarse hacia una mezcla de culturas y sabores con éxito. Las carnes son cosa fina, presentes en un menú diario de 12,90 euros donde podéis encontrar un risotto bien hecho, o cuatro menús de precios asequibles donde en cada uno destaca alguna pieza de carne de origen o corte argentino. Excepcional el ojo de bife, inmejorables las mollejas y destacables las empanadas “como las hacía mi madre”, dice Claudio, que recibe la visita de su progenitora de vez en cuando “para ver si se respeta la receta”. Excelente tratamiento del vino en la carta. Pero El Foro tiene mucha animación: los jueves se puede disfrutar de actuaciones de jazz, los domingos por la noche, cuando la ciudad parece dormida, ofrecen una velada de tango, mientras los comensales ejercitan sus mandíbulas a gusto.
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