Hay hábitos, costumbres, tendencias que, afortunadamente, nunca dejan de ser características. Una de estas cosas típicas de Barcelona es regalarse un desayuno o una merienda en una de las granjas históricas de la ciudad. La Granja Viader, activa desde 1870, sirve dulces catalanes y desayunos con yogur y batidos en el barrio de Ciutat Vella y ha sido galardonada por el Ajuntament como comercio emblemático.
Creadores del Cacaolat
En 1931, Marc Viader y su hijo Joan, que en ese momento era el gerente de Letona, viajaron a Hungría para visitar una feria de ganadería e industria láctea. Allí probaron una bebida de leche y cacao en una boda, lo que inspiró a Joan Viader a crear un producto similar. Una vez en Barcelona, experimentó hasta encontrar la fórmula definitiva del Cacaolat. Hasta 1970, el concentrado se elaboraba en la calle Xuclà, con la leche ordeñada en Cardedeu, y se enviaba a Letona. Hoy, Cacaolat pertenece a Damm, pero la granja de Xuclà sigue ofreciendo sus emblemáticos productos de leche y cacao.
¿Qué se puede comer en esta granja?
Así pues, este local es la patria del Cacaolat y de su chocolate –¡sobre todo el suizo!–: un chocolate bien espeso y la nata montada en su punto exacto. El encanto del local, los camareros de toda la vida y el pintoresco cuadro que conforma la clientela hacen que el café también tenga un sabor nostálgico. Otras especialidades de la casa son los yogures de producción propia, la crema catalana, los churros, las pastas y los pasteles. Los lácteos aquí son incomparables, porque aún hoy pasteurizan su propia leche, que les llega del pueblo natal de los Viader, en Cardedeu.
La historia del local
La granja se encuentra en pleno barrio del Raval, en una calle paralela a Las Ramblas y está identificada como Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Al principio, Viader montó una lechería en Barcelona. Poco a poco, el lugar donde comprabas la leche para llevártela a casa se fue convirtiendo en el lugar donde consumirla, creando así el inicio de lo que hoy es una cafetería emblemática de la ciudad. Conserva una decoración tradicional, con mesas de mármol, muebles de madera antigua y paredes llenas de recuerdos que reflejan su larga trayectoria desde el siglo XIX. El espacio es cálido y familiar, con un toque nostálgico que transporta a los visitantes al pasado.
Horarios
Este local abre de martes a sábado. El horario de la mañana es de 9 a 13.30 h y el de la tarde de 17 a 20.30 h.