En estos 112 años y tres meses de existencia, no ha habido un solo día en el que el equipo del Observatori no haya contemplado la posición de los astros, tomado nota de los fenómenos climáticos de la ciudad y registrado los movimientos sísmicos. Su actividad no se detuvo ni siquiera durante los años de Guerra Civil. Tampoco cuando desde el mirador, la familia Campo -conserges del edificio- veían caer bombas sobre la ciudad. Con el mismo telescopio Mailhat de 1904 -hoy tecnológicamente adaptado-, desde el Observatori continúan trabajando en el estudio de asteroides NEA, cuya órbita pasa cerca de la Tierra, en el estudio del clima local -con ello contribuyen los estudios globales sobre el cambio climático- y en la sismicidad regional, en colaboración con el Instituto Geológico de Catalunya. Pero el Fabra fue también el primer observatorio astronómico que compartió con el público las observaciones científicas, y la labor divulgativa es un objetivo primordial del centro. Y aquí es donde entran en juego los Cenas con Estrellas, una iniciativa impulsada por la Real Academia de Ciencias y Artes en colaboración con la Obra Social la Caixa.
Hace 112 años que desde el Observatori Fabra examinan cada día el cielo. Nunca han dejado de hacerlo, ni siquiera durante la Guerra Civil. También llevan 13 años invitando al público a conocer sus instalaciones y a mirar a través de su telescopio después de una buena cena en el mirador, con el cielo estrellado como único techo.