La Barcelona revolucionaria
El 19 de julio de 1936 se tenía que inaugurar en Barcelona una Olimpiada Popular, réplica de los Juegos Olímpicos que la Alemania nazi celebraría en agosto. Todo estaba a punto: el estadio de Montjuïc y el resto de equipamientos esperaban a centenares de atletas de numerosos países, pero a media docena de generales fascistas les dio por fastidiar la fiesta.
El golpe de estado militar contra la Segunda República, iniciado el 17 de julio, llegó a Barcelona, precisamente, el amanecer del día 19. Y la ciudad respondió. No fue una reacción unánime, que en Barcelona había barceloneses y barcelonesas para todos los gustos, pero entre las fuerzas armadas leales a la Generalitat y las nuevas milicias populares consiguieron parar el alzamiento, pasados dos días de combates, de barricadas y cadáveres, macabro anuncio del fin de la normalidad y del inicio de la larga Guerra Civil.