Con un horno de leña hecho a medida y tienda de madera clara, el Baluard se ha hecho un hueco en el universo panero de Barcelona, poco a poco y sin hacer mucho ruido. Sus panes nos recuerdan a la panadería de nuestro barrio que cerró y aquel viaje por el sur de Francia, en definitiva una pasión heredada por cuatro generaciones de panaderos... Una teoría que tenemos es que el nombre de la panadería, Baluard, no sólo es el nombre de la calle donde se encuentra sino la metáfora de lo que es este lugar, un defensor de la cultura de la harina, la levadura y el tiempo en reposo. Una simple rebanada de pan de frutos secos os hará entender la maravillosa simplicidad de la naturaleza.
Hasta hace poco, muchas panaderías optaban por el camino de la industrialización y el pan sin alma. Por suerte, cada vez hay más hornos que quieren recuperar el pan de verdad, el de nuestros abuelos. Si os gusta mucho el pan y además sois exigentes, éste es vuestro reportaje.