Los mejores restaurantes vegetarianos de Barcelona

El Rasoterra es más que un restaurante vegetariano y vegano: es uno de los lugares más emblemáticos en la revolución verde en las mesas de Barcelona, ​​desde que abrieron en el 2013. Si tenemos en cuenta que uno de los socios del restaurante, Danielle Rossi, también es presidente de la asociación Slow Food de Barcelona y que tienen un huerto propio, entenderemos la magnitud y el rigor del Rasoterra en materia de cocina km 0. La chef Adriana Carcelén ha incrementado el voltaje gastronómico de sus elaboraciones. Abren de noche, y en lugar de una carta con tapas y platos principales, tienen un menú cerrado a 32 euros con un aperitivo, entrante y segundo que puede alargarse a voluntad.

Platos vegetarianos con opciones veganas y sin gluten muy originales. Esto es lo que ofrecen en este restaurante de Poblenou, con un menú de mediodía de platos creativos y bien combinados, que rehuyen los tofus y seitanes sin gracia: cocina vegetariana con color y sabor. La carta es un repertorio de cocina saludable de todo el mundo, con especial énfasis en la pasta italiana muy bien hecha. Sus raviolis caseros de ricotta y espinacas con salsa cremosa de gorgonzola y setas son gloriosas. También hay sitio para los placeres nada culpables: como unos 'nachos' sobre una cama de frijoles negros, salsa de queso cheddar, guacamole y crème fraîche.

El eslogan de este restaurante cálido no puede ser más claro: cocina vegetariana para vegetarianos y no vegetarianos. Y lo cierto es que uno de los restaurantes más emblemáticos de Tragaluz ha llegado a la ambición máxima de un restaurante basado en las verduras: que vaya la gente sin tener en cuenta que el restaurante sea vegetariano o de proteína animal. La gente simplemente va a comer porque es un lugar tan agradable como sabroso –el interiorismo de espacio abierto, madera y mesa ancha transmite serenidad– y donde Tragaluz ha logrado tener una marca de autor que ha triunfado en Barcelona. El chef Leandro Ortega está detrás una carta que hace guiños a cocinas de todo el mundo, y con la que por encima de todo consigue platos que apetecen mucho y dejan muesca.

Tras el éxito del ya desaparecido Fat Barbies –un restaurante de carne hecha con brasa y humo– había unas guarniciones vegetales extraordinarias. Tanto, que crearon su propio 'spin-off', el Fat Veggies. Podrían haber hecho verduras a la brasa, vinagretas y tira millas, pero complican la vida con una cocina vegetal compleja y sabrosa, con mucha influencia de Oriente Medio y una importancia primordial del ahumado y la fermentación. Los platos son abundantes pero complejos. Por ejemplo, una coliflor hecha con tres puntos de cocción distintos, sobre un puré de coliflor –hecho del tronco de la verdura– con chocolate blanco; es crujiente, cremoso, delicioso, cambia tu percepción de una verdura 'aburrida'.

Para empezar, una opción para vegetarianos y para los que no lo son. Tras ganar una estrella Michelin, Xavier Pellicer cerró el restaurante Celerí, dedicado a la verdura, pero con la opción de complementar los platos con proteína animal. Volvió a Provença, 310 bajo el nombre de Xavier Pellicer Restaurant y ganó el título de Mejor Restaurante de Verduras del Mundo. Encontraréis platos a base de tomate rosa de Barbastro, calabacín y coliflor, y un tajín con verduras de temporada, infusión masala, col kale y cuscús.

Ya hace tiempo que ocupa un sitio en el imaginario de la restauración vegetariana barcelonesa; abrió hace más de cincuenta años, lo que lo convierte en el restaurante vegetariano decano de la ciudad y uno de los más veteranos de la escena local verde. El menú de mediodía, de 11,35 euros, ofrece ensaladas y cremas más un plato del día y postre, en un ambiente muy tranquilo. Una gastronomía vegetariana tradicional y sencilla con oferta para veganos y elaborada en busca del producto ecológico.

Aquí se opta por una cocina que respeta todos los gustos: opciones ovolactovegetarianas, veganas, y platos que puedan agradar a los no vegetarianos. Evitan el exceso de productos potentes (vinagres, azúcares, sal...); elaboran ellos mismos el seitán, el kéfir, el pan y el postre; y ofrecen bebidas con bajo contenido alcohólico. Con diferentes opciones de menú al mediodía y por las noches. Las raciones son muy abundantes y para mojar pan: este es un lugar ideal para comer si sois de los que pensáis que un restaurante vegetariano es un lugar donde se va a pasar hambre.

Aquí la cosa va de caldos y cremas vegetarianas y veganas de temporada, son los auténticos protagonistas. En el menú del mediodía siempre encontraréis cuatro opciones soperas de primero. Veréis unas cuantas muy familiares, como la de calabaza y zanahoria de toda la vida, junto a otras más exóticas. Sólo abren para desayunos y almuerzos. Con terraza.

Fue uno de los primeros en llevar la cocina vegetariana a Barcelona y sigue en pie de guerra en Ciutat Vella. Pero lo cierto es que el Biocenter va más allá del vegetarianismo y el veganismo y apuesta por una cocina sana a buen precio que agrada a todo el mundo. Preparan desayunos muy saludables, con cuencos de fruta fresca y seca y yogur, bocadillos y brunchs de arroz integral con curry, legumbres y verduras. Al mediodía, encontraréis diferentes fórmulas según el hambre que se tenga. Aunque la que triunfa más es la de un primero, segundo y postre casero y bueno (ojo, que las bebidas van aparte). Ya no existe ese pantagruélico bufet de ensaladas, pero todavía vale la pena una visita.

Un portal discreto que te lleva a otro mundo, con una clientela civilizada en fila con la bandeja en la mano. Menú y 'take away' donde podréis elegir entre cuatro primeros (sopas, cremas y zumos), cuatro segundos (arroces, cuscús, lasaña...) y cuatro postres (tartas con combinaciones creativas: calabaza con manzana y algarroba, avena y cacao...). Todo estrictamente vegetariano y macrobiótico; qué placer, comer en el Berlín del 79.

Es un restaurante vegetariano y, además, un bar de copas animado para tomar una copa o picar algo... Al fondo hay una sala íntima bien decorada donde podéis comer más tranquilos, e inlcuso de cena romántica. Especialidades internacionales con tendencia a la cocina italiana que alegran el concepto de comer vegetariano, aunque con pocas opciones para veganos. Buena selección de vinos, cuidados emplatados, y una mano muy fina. Su plato estrella son unos lujuriosos 'agnolottis' rellenos de queso de cabra y cebolla caramelizada.

Bajo este nombre algo hippie se esconde un pequeño restaurante de estilo bistrot familiar, muy luminoso y animado. Será por su ubicación, cercana a una zona de oficinas y negocios, por su cocina sabrosa y sencilla –ensaladas, sopas y cremas, burgul, mussaca... y opciones vegetarianas–, pero lo cierto es que al mediodía no tienen ni una mesa libre. Eso sí, hay mucha rotación y no hay que esperar mucho para tener mesa. Tranquilidad y buenos alimentos.

La Vitamínica es un local veterano y con personalidad. No se tiene la sensación de entrar ni estar en un lugar donde se predique el vegetarianismo y los cocineros y consumidores parecen más de callos que de vegetales. De hecho, la parte de la barra es un bar-cervecería donde se sirven bocadillos para omnívoros. Y es dentro, en el comedor, donde se sirve un menú de mediodía de 14,30 euros, íntegramente vegetariano, por el que merece la pena subir al barrio.

En el barrio de Gràcia, cerca de la plaza Joanic, se encuentra el Veg World India que es, exactamente, un restaurante vegetariano hindú y que dispone de mucha oferta para veganos. En el menú encontraréis entrantes a base de tostadas, croquetas o ensaladas, un gran número de platos de verduras, platos tandoori y especialidades de la casa como el 'paneer tikka masala'. Ah, y también los panes, con patata, cebolla, frutos secos y mango...

¿Os apetece saborear un vegetariano de lo más auténtico y con una carta llena de propuestas para salivar? Este local os sorprenderá con propuestas de cocina española y también asiáticas y americanas; nachos, libretos de seitán con queso y salsa de setas, sartén de hiedra, pad thai, hummus, lasaña, pizzas, hamburguesas y una gran variedad de pasteles caseros. Producto ecológico y de temporada. Cuentan con su propio huerto en el Moianès. Tienen otros dos locales; en la plaza del Fossar de las Moreras del Born y en la calle Parlament de Sant Antoni.

Lo sabemos, lo sabemos. Oficialmente, Gat Blau no es un restaurante vegetariano, pero lo incluimos en esta lista porque tiene una sensibilidad especial hacia el hecho vegetariano y vegano como pocos otros establecimientos de la ciudad tienen. Presente en guías 'verdes' tan prestigiosas como la Slow Food y We're Smart World, parte de un punto de vista radicalmente ecológico, de temporada y de km 0. Tres ejemplos; repollo asado con salsa de miso y garbanzos crujientes, 'esqueixada' de berenjena blanca, con aceitunas, tomates y cebolla envinagrada y huevo pasado por agua con ñameras y romesco. Al mediodía tiene el menú fórmula gastronómica por 27,5 euros. Pere Carrió, chef y amo, trata toda la materia prima con exquisitez, pero por encima de todo la verdura, reivindicando el valor gastronómico de cada hortaliza, de su singularidad y potencial. Vale mucho la pena.