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El microteatro, señoras y señores, no ha muerto. Cierto que hace unos meses que el Miniteatres del Raval bajó la persiana. Y que todo parecía perdido. Pero el NanoTeatre los Lluïsos de Gràcia y el festival Píndoles han mantenido el pulso. Mientras esperamos nuevas propuestas, ya está aquí Microteatre Barcelona, una franquicia de los madrileños Microteatro por Dinero, los grandes impulsores del género breve. La actriz Libertad Ribera está al frente del proyecto que se instala en el barrio de Gràcia (Bailèn, 194), y la encargada de defender la viabilidad barcelonesa del formato mínimo. "El microteatro es necesario, sobre todo para los actores. Montar un espectáculo convencional es caro y levantar un show de quince minutos es más fácil", indica. Aquí, además, las compañías se llevan el 70% de la taquilla. El 10% va al autor y la sala se queda con el 20% restante. Vaya, para pagar la luz, el alquiler y poco más.
La prueba de la 'necesidad' del microteatro pasa por decir que han recibido unos sesenta proyectos escénicos para abrir la sala, el próximo 1 de julio. Las que han elegido giran en torno al tema del dinero. Y tienen en cartera propuestas de primeras espadas de la farándula, como David Trueba y Leticia Dolera. Poca broma.
Ribera ha sido actriz de microteatro y sabe de qué va el duro mundo de la interpretación barcelonés. "Necesitas trabajar, estar en contacto con otros actores y directores, y en el mismo bar del Microteatre puedes conocer a mucha gente", dice. Y el barrio de Gràcia les ofrece la garantía de ser "un barrio teatral", con salas, escuelas, instalaciones ... y mucha gente de paso. Después de la mala suerte del Miniteatres quedaba claro que el Raval no es ahora mismo un buen lugar para un proyecto como este.
Microteatre Barcelona cuenta con un espacio de 400 metros cuadrados, con cinco salas, que harán doble función. Cinco obras se representarán en formato continuo de ocho de la tarde a diez de la noche. Después, cinco obras más protagonizarán la sesión golfa. Cada obra vale 4 euritos. Y hay packs para que sea más barato ver muchas más. Ribera, de hecho, pretende que los espectadores asistan, al menos, a dos funciones. ¡Mucha mierda!