Vermut de V de Vermut
Foto: V de VermutV de Vermut
Foto: V de Vermut

Vermut en Barcelona: los mejores lugares para tomar el aperitivo

Descubre los bares donde el sifón y el picoteo son casi una religión

Ricard MartínMireia Font
Colaborador: Anna Torrents
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El vermut nunca se ha ido de Barcelona, ​​pero en los últimos años la costumbre de encontrarse con amigos al mediodía para compartir aperitivo y compañía gana adeptos y establecimientos, y siempre acompañado de las mejores tapas: anchoas, ensaladilla, bravas... En nuestra ciudad podéis encontrar bares que pronto serán referentes en el ritual de hacer el aperitivo, pero también otras opciones que ya son grandes clásicos, y sin perder de vista las nuevas incorporaciones de la escena vermutera. Aquí las tenéis todas para que disfrutar del mejor vermut de mediodía en sus referentes más auténticos.

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Time Out Market Barcelona
  • Qué hacer
  • El Gòtic

Time Out Market es un concepto único que tiene el objetivo de celebrar los sabores más auténticos y reunir la mejor comida y cocineros de una ciudad bajo un mismo techo, y ya está presente en grandes ciudades del mundo como Nueva York, Montreal, Oporto y Ciudad del Cabo, entre otras. En Barcelona se encuentra en el Port Vell, en la terraza-mirador del Maremagnum, con vistas espectaculares al mar y la ciudad. El espacio, de 5.250 metros cuadrados, alberga una cuidada selección de 14 chefs, un restaurante de servicio completo y cuatro bares: dos de ellos al aire libre.

¿Vermut? ¡Por supuesto! A cargo del icónico Colmado Múrria, la joya modernista del Eixample abierta en 1898. Tienen los mejores productos delicatessen gastronómicos, embutidos catalanes ibéricos excelsos, una cuidada selección de quesos, el 'foie' más fino, las conservas más delicadas y una selección extensa de vermuts, vinos, cavas y champán premium.

Si sois más del vermut dentro de un cóctel, dirigíos a la terraza de Paradiso, la coctelería número uno del mundo en 2022 y la responsable de encender la mecha de una revolución que ha hecho de Barcelona capital mundial coctelera. En la carta del Market tenéis dos Negronis y también podéis pedir a los bartenders que os hagan un cóctel a partir de vuestros gustos.

Vermut en Barcelona: los mejores lugares para tomar el aperitivo

  • Española
  • El Poble-sec
  • precio 2 de 4

Lo dicen todas las guías de viajes del mundo y nos sabe mal repetirnos pero Quimet y Quimet es, vamos, para soltar la lagrimita. Tienen cerveza propia, sirven el mejor vermut de grifo del planeta y ofrecen una variedad de vinos que les llega al techo. Todo este cúmulo de felicidad acompaña a unas tapas que harían resucitar a los muertos. Probablemente, tendréis que hacer cola porque no aceptan reservas y luchar por conseguir un sitio en la barra. Sin embargo, valdrá la pena.

  • Bares de tapas
  • Sant Antoni

Jaume Marambio y Vicky Maccarone, del aclamado restaurante japonés-mediterráneo Alapar, han abierto una vermutería excelsa. La dirige el hermano de él, Sergio, excelente coctelero. Cervezas, vinos, cócteles y una veintena de vermuts catalanes, vascos, españoles e italianos. En lugar de sifón, los mezclan con tónicas. Para comer, platillos para compartir (ostras del Ebro con salsa ponzu, matrimonio, caballa marinada y ahumada, sándwich de rusa), y tres bocadillos planchados; de fricandó con pepinillos; de papada confitada, queso y mostaza; o de sobrasada, queso de Maó y miel. Sí, estáis en una micro-vermutería con un aforo limitadísimo, pero no os vayáis sin probar el flan con vermut Lustau.

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  • Bares de vinos
  • El Raval
  • precio 1 de 4

El chef Stefano Mazza, propietario del Last Monkey de Sant Antoni, está detrás del Superclásico. Cabe decir que por la magnificencia de la terraza –detrás de la Boquería, en los jardines de Dr. Fleming al amparo de la biblioteca de Cataluña y la Real la Academia de Medicina, con un parque infantil al lado– esto funcionaría solo, pero Mazza dispone de una oferta de comida y bebida de primera división en el apartado aperitivo. Y no es que tenga vermut de la casa: es que los hacen ellos, con resultados tan excelentes como uno macerado con cerezas y pedro ximenes que tiene un grado alcohólico respetable, pero pasa como el agua, u otro exquisito y aromático con manzana y canela. Y la cañita, bien echada.

  • Bares de tapas
  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 1 de 4

El blog de los del Morro Fi fue una obra de referencia para todos aquellos que somos partidarios de un estómago feliz. Los pioneros del blog vermutero pasaron de exploradores de paraísos de anchoa y secallona a montar su propio oasis. En menos de un cuadrilátero de ladrillo, Marcel y su equipo sirven el vermut que siempre hubieran querido encontrar en un bar. Para acompañar todo lo necesario y de mucha calidad; gildas, aceitunas, patatas, conservas y una salsa roja hecha por ellos que es una delicia. La fórmula ha funcionado bien y ya tienen un segundo local en Londres 23, un tercero en Bonanova 105 y una tienda en el centro comercial Illa Diagonal.

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  • Bares de tapas
  • Vila de Gràcia
  • precio 1 de 4

Este es un espacio conceptual dedicado al vermut. Andrea Senna y Filippo Andriola se mueven con pasión en la barra, te ilustran, te aconsejan y descubren los secretos del desconocido universo de este líquido popular. El dúo italiano manipula un centenar de referencias de todo el mundo, tiene una colección de amaros despampanante y saca pecho con el vermut de la casa: El Cónsul. Hay botellas de culto de todo el globo. No sufras, que no beberás con el estómago vacío; tienen carta de tapas. Organizan catas, talleres y eventos de todo tipo. Tienen otros dos locales en Sant Antoni; Las Vermudas University y Consulado de Sant Antoni.

  • Sant Antoni
  • precio 1 de 4

Saliendo de la parada de metro de Poble Sec, hay un teatro de los años 20, con taquilla y alfombra roja. ¡No os confundáis! Estáis en el V de Vermut, una coctelería y vermutería enfocada a un público exigente, tan interesado en la buena gastronomía como en la cultura. Vermuts y coctelería de alto nivel, unas tapas y unos bocadillos finos y cuidados que el fin de semana vuelan. Por favor, probad su versión de las bravas y la ensaladilla con bonito, mayonesa de berberechos y alga nori. Ofrecen ostras todos los días y también tienen varias croquetas: jamón ibérico, setas, gorgonzola... El ambiente es fantástico, con presencia de DJs, shows de comedia y música en directo.

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  • Dreta de l'Eixample
Casa Mariol Wine Bar
Casa Mariol Wine Bar

Para los que son de las Terres de l'Ebre, la 'clotxa' es una magdalena proustiana; consiste en un pan vaciado de miga y rellenado de arenques y cebollas, tomates y ajos escalivados. En este espacio abierto por los responsables de las bodegas Casa Mariol (Terra Alta), se sirven las mejores a este lado del río grande. Hacen hasta doce clases diferentes, además de tapas cojonudas y unos pastelitos riquísimos. Espíritu local sin gilipolleces, vermut actualizado sin tonterías, modernidad sensata y tradición bien entendida.

  • Gràcia
  • precio 1 de 4

Camila ocupa el maravilloso espacio de indeterminación de un buen bar de barrio: allí donde puedes comer un bocadillo, tomar un café, un bocado caliente o un vermut, y donde tienes la certeza de que podrás hacerlo todo con solvencia. Las propietarias, que son baristas experimentadas, apuestan por el café con leche; nada de 'flat whites'. Y el producto de proximidad del barrio: aquí podrás disfrutar de tortillas de patatas jugosas y croissants de La Nena, comida de Las Tres en la Cocina, cerveza artesana de Garage Beer, vermut casero de La Marín... Y sin que cueste un ojo de la cara. El local es precioso: un bar rehecho con buen gusto y minimalismo.

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  • Bares de tapas
  • Dreta de l'Eixample
  • precio 2 de 4

Benditto es una vermutería italiana que sobre todo abre en franja de noche y noche (ya sabéis que en Italia el vermut es un asunto de tarde). Ahora bien, esta etiqueta se les queda corta: esta es la casa del cocinero Víctor Ferrer (Betlem, Cafè del Centre) y su pareja, la jefa de sala florentina Cati Mirenda. El primero aporta su talento a la hora de hacer cosas nuevas con la tradición, ella pone el conocimiento del producto gourmet transalpino. También encontraréis ejemplos muy afinados de cocina en frío (huevos duros con guiso frío de buey de mar y mayonesa de albahaca, bistec tártaro de atún con cebolleta sobre 'schiacciata') y los mejores embutidos artesanos italianos ('capocollo', ' sbriciolana'). Y claro, este también es un lugar ideal para tomar vinos y vermuts buenos. Todo a precios amables.

  • Bodegas
  • El Clot
  • precio 1 de 4

“¡Que no falte de ná!”. Y tal cual. Este lema no puede parecernos más acertado en un bar como este: embutidos ibéricos, barra llena de quesos exquisitos, torreznos que volverían loca a Paquita Salas, albóndigas, cecina... y para regarlo: cerveza fresca, vermut, rebujito, calimocho y muy buen humor! La Bodega Carol, antigua taberna recuperada, cuyo propietario es un experto del bodeguerismo y que también regenta la Montferry, es esencia castiza en pleno barrio del Clot, desde la puerta hasta las paredes, llenas de llaveros de hace mil años. Un punto de encuentro de jóvenes y mayores que huele a bar de barrio de toda la vida, un enclave al que hay que dejarse caer de vez en cuando.

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  • Cervecerías
  • Sarrià

Esta bodega de aires madrileños y andaluces surge de la colaboración entre los chefs Víctor García y Omar Díaz (Bar Omar) y del creativo Enric Rebordosa. Podría considerarse casi como museo dedicado al concepto de Javier. No sólo a los 'Javiers' famosos de nuestra cultura, sino al prototipo de Javier que todos tenemos en la mente: aquel que viste con mocasines de color marrón, simpatiza con partidos de derecha y es la pesadilla de cualquier almuerzo de Navidad. La diversión no sólo se refleja en la decoración, sino también en la carta, que ofrece una variedad de bocadillos, escabeches y banderillas sumadas a postres de toda la vida, como el flan y las torrijas caseras. Evidentemente, el vermut no falta.

  • Bares de tapas
  • Horta

En el antiguo Casa Carmona se erige ahora la Vermuteria Los Búnkers. Con alma de bar de barrio, el nuevo establecimiento defiende las tapas caseras, los jueves de paella y los platos combinados de toda la vida. Para el vermut, destacan las anchoas, las bravas y las bombas, que se combinan con mejillones y boquerones. También ofrecen platillos más elaborados, como la berenjena gratinada con parmesano y el hojaldre con cebolla caramelizada y queso de cabra. En cuanto a los platos combinados, que se acompañan de postre o café, proponen elaboraciones estofadas y tradicionales. La subida hasta la vermutería es intensa, pero la comida y las vistas de la ciudad lo compensan.

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  • Sant Martí
  • precio 1 de 4

Desde hace más de 40 años, esta bodega es la reina de la plaza del mercado del Clot y siempre ha funcionado más como tienda que como bar: venden vinos, vermuts y licores a granel, vino embotellado, cavas y cervezas de la tierra. Unas pocas sillas atestiguan que también se puede degustar el vino in situ, acompañado por alguna lata vermutera. Nadie diría que a según qué horas esto se llene hasta los topes. A finales del siglo XIX, esta taberna era una fábrica de licores donde se elaboraban anisados ​​y absentas. Ahora encontrareís un templo dedicado al culto al mejillón, los berberechos y otras conservas, y al vermut de calidad. Tienen también cervezas artesanas, chorizo ​​de León y quesos exquisitos. ¡Vale la pena!

  • Española
  • La Barceloneta
  • precio 2 de 4
Vidrios y Cristales
Vidrios y Cristales

La visión del grupo restaurador Sagardi del vermut en el epicentro turístico es una declaración de principios. Vinos y vermut a granel de pie en un antiguo taller de cristales, y una oferta con unas ochenta referencias de latas selectas de España y Portugal: seis tipos de sardinillas, por ejemplo. Debe de ser el único lugar de la ciudad donde os harán el ritual de aplastar el arenque ahumado delicioso!), envuelto en papel de periódico, contra la bisagra de la puerta.

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  • Sants - Montjuïc

Pequeña bodega abierta en 1927 que ha cambiado de dueños y de nombre unas cuantas veces, pero que siempre ha sabido mantener la esencia. Botas de vino, neveras antiguas, paredes amarillentas y mesitas de mármol. Verónica y Gustavo, los dueños actuales, son unos apasionados de la cocina y del vermut respectivamente. La fama de sus vermuts y platillos ha traspasado las fronteras del barrio, y encontrar sitio los fines de semana es complicado, entre gente que se deleita por su capipota, bombas, albóndigas y boquerones ahumados. Han mantenido y expandido una muy acertada selección de vinos a granel y embotellados, y tienen un vermut de la casa, mezcla de varios vermuts de Reus, que es excelente.

  • Catalana
  • Sant Andreu

Abierto en 1969, era un establecimiento de parroquianos y partidas de dominó del barrio de Sant Andreu. Pasaron 50 años y Roger Sánchez y su valentía se hicieron cargo. Ahora despacha pequeños bocados para saciar el apetito (crestas rellenas de conejo), platos para compartir (porro confitado con pera, tocino y almendras), bocadillos sexis (bikini de fricandó, moixernons y queso manchego), postres tentadoras (lemon pie con galleta bretona, sorbete de mandarina, confitura de piel de limón y merengue duro de almendra). En la copa, 60 referencias de vinos nacionales e internacionales. También tienen vermut, claro. Local reformado sin formalismos, servicio cercano. Objetivo conseguido: cocina de chup-chup hecha en el barrio y por el barrio. Muy recomendable.

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  • Vila de Gràcia
  • precio 1 de 4

Marín tiene ciento veinte años de historia. Es uno de esos lugares que pones un pie y el mundo se detiene: de hecho, Víctor Nubla decía que aquí estaba el centro del Universo. Tere y Lluís se hicieron cargo las últimas cuatro décadas hasta que Vanessa, sumiller, y su pareja, Luis,
tomaron el relevo. La bodega sigue siendo pequeña, estrecha, con las paredes altas rellenas de botellas antiguas y olor a botas de vino que han visto (y sentido) de todos los colores. Para matar el apetito tiene platillos tradicionales como callos, rabo de toro, carrilleras, caracoles y jabalí. Los nuevos dueños han añadido delicadezas como las ostras del Delta del Ebro, navajas gallegas y pop.

  • Bares de tapas
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

El típico bar de barrio que no se ha convertido en el hipsterismo predominante. La clientela es la de siempre: los que por la mañana y al mediodía de cada día van a desayunar sus bocadillos descomunales, o los que por las tardes hacen el vermut de la casa con conservas de primera que preparan en combinados. Una oferta sencilla que, curiosamente, por propuesta y por qué procede, la bodega completa con un sushi de mucha calidad. Grado Sushi ha establecido en la cocina del Chiqui, para combinar los boquerones y las bravas con el nigiri de atún y el 'usuzukuri' de salmón tataki. Muy recomendable.

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  • Horta - Guinardó
  • precio 1 de 4
Bodega Massana
Bodega Massana

Impertérrita y resistente, la Bodega Massana sigue en pie de guerra en Horta desde hace más de 80 años. Parece que no haya pasado el tiempo en esta taberna de las de siempre. Aquí preparan unos desayunos como Dios manda con, por ejemplo, capipota, manitas de cerdo, escalivada con anchoas y butifarra con alubias. Los sábados los convierten en comilonas de brasa y acumulan mucho éxito. ¡El porrón lleno de vino, más auténtico imposible! Míticos son los bocadillos de tortilla, de lacón... Vermut, conservas espléndidas, cañas, vinos que maridan platos, y más de veinte botas llenas de vino que nunca se acaba.

  • Nou Barris
  • precio 1 de 4

Esta bodega lleva cincuenta años en Nou Barris. Ha cambiado de dueño un par de veces, pero siempre se ha conservado todo el mobiliario, las barricas antiguas e incluso el suelo, devorado por el vinagre y el vino. Por las mañanas de entre semana lo repoblan los jubilados. Se sientan parsimoniosos detrás de los cristales con un vermut o una caña en la mano y giran sus ojos hacia los Jardines de la Alfabia. Dentro del local, pizarras pequeñas anuncian el precio de las latas, las conservas y las botellas con las ofertas de la semana que cuelgan de cubos. Miquel, el dueño actual, sabe muy bien en qué barrio es y sirve anchoas, boquerones, combinados... a un precio razonable.

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  • Mediterránea
  • Sant Antoni
  • precio 2 de 4

El Calders es todo un referente de los vermuts y los vinos de Sant Antoni. Su terraza, en un pasaje sin circulación, es una de las más cotizadas del barrio. Se crea un ambiente que hace que nunca tengas ganas de abandonar vuestras sillas. A cualquier hora sirven comida, por lo tanto, siempre seréis bienvenidos. Vermut de Reus y, para picar, tienen unos nachos completísimos, patatas gruesas con tres salsas, anchoas muy buenas, conchas, embutidos, quesos, hummus... cerveza bien tirada y gintónics bien preparados si la cosa se alarga y necesita más gasolina para terminar de rematar. ¿Qué, pedimos otra ronda?

  • Bodegas
  • Gràcia
  • precio 1 de 4

Es una de las bodegas de barrio míticas en Gràcia, de las pocas que había antes del alud tabernero que llegó a la zona. Ya nos parece bien. Hacer el vermut o cerveza en locales con gracia debería ser asignatura obligatoria cada semana. Quimet mantiene la identidad de sus orígenes aunque ahora ya no es sólo un local de venta de vinos, sino un bar donde tomar buenos embutidos, quesos y platillos como pulpo con patata, ensaladilla casera, etc. También se atreven con platos de mayor presencia: unos huevos revueltos o un pulpo a la brasa. Siempre acompañados de una copa de vino, un vermut, una caña o una copa de cava, que hace más fino.

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  • Cervecerías
  • El Poble-sec

Garbanzos con gambas, delicionsa tortilla de patata, champiñones con ajo y perejil, olivas de campeonato, el único problema es elegir. La Tieta es una barra de mármol llena de buenos vinos, botellas de vermut y uno de esos pocos sitios en los que saber tirar bien una caña. En la carta de vinos, no encontraréis nada clásico, un día se enamoran de un vino mallorquín y la semana siguiente están locos por uno gallego. No hacen experimentos extraños, comida de toda la vida bien hecha, sólo necesitaréis tener ganas de probar cosas buenas.

  • Bodegas
  • Gràcia
  • precio 2 de 4

París tiene sus terrazas cubiertas y unas farolas de película. Nosotros tenemos bodegas escondidas como Tano. Una puerta llena de adhesivos, las mesas de mármol, el caliqueño y la chica con el periódico del domingo bajo el brazo que tomándose a sorbos un vermut y bocado de anchoas, banderillas y berberechos. ¡Qué hambre pasan en París!

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  • El Gòtic
  • precio 1 de 4
La Plata
La Plata

Las tres tapas imprescindibles de este emblemático bar donde tendréis que comer de pie, ya os avisamos, son el pescadito frito (no en vano, también se le conoce como Los Pescaditos), la ensalada de tomate, cebolla y aceitunas y el pincho de butifarra. Nosotros le añadimos una cuarta porque nos encanta, por atribuir más sentido a su apodo y porque, de hecho, aquí acaba la carta de La Plata: ¡el pincho de anchoas, bien consistentes, las mejores! Hace más de 30 años que se dedican a freír pescado, o sea que son grandes expertos. Os sentiréis como en las tabernas de pescadores de antaño, en las que el contenido era lo de menos. ¡Buen trato, buena comida y buen vermut!

  • Esquerra de l’Eixample
  • precio 1 de 4

Dirigido por la familia Miralles, el Señor Vermut lleva el vermuteo en su espina dorsal. La carta de tapas y platillos de este local no es muy diferente a la de otros magníficos lugares de tapas y platillos de la ciudad, pero tiene todo el toque Miralles. Un gazpacho de melocotón, unas croquetitas –fantásticas las de setas–, un capipota sabroso, unas bravas interesantes, no superlativas, y una brocheta moruna bien marinada con aceite y especias.

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  • La Barceloneta

Una de las bodegas más auténticas de la Barceloneta: la Electricidad abrió en 1908, y hoy todavía conserva su identidad ética y estética; se sigue comiendo un repertorio de tapas limitado pero muy bien hecho rodeado de botas de vino y fotos en blanco y negro. La ensaladilla es la tapa más popular del bar –hecha con patata, cangrejo y huevo–, pero se nos ocurren una buena lista de otros manjares que hay que probar: tortilla de patatas, croquetas, queso manchego, embutidos curados. Y una bomba de la Barceloneta que está entre las mejores de la ciudad, en dura competición con la de su ilustre vecina, La Cova Fumada.

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