Si sois de los que asocia la alta cocina con el esnobismo y los precios injustificadamente desorbitados, deciros que os equivocáis de cabo a rabo. Con dos estrellas Michelin, el chef de la Aldea, Fran López, es la prueba fehaciente de su error. Ofrece una experiencia gastronómica creativa pero sin perder el norte. De hecho, para definir bien lo que hace, más bien debemos situarnos en el sur (de Cataluña). En concreto, en las Terres de l'Ebre.
Conocido y valorado por practicar una interesantísima mezcla de cocina de mercado tradicional y de autor elaborada con producto estacional, López redefine los sabores de su tierra natal y los exalta como se merecen; ostras, langostinos, atunes, caballas, sardinas... Todo llevado desde el Delta y de calidad excelsa, por supuesto. Pero no penséis que solo toca producto marino. También clava las opciones cárnicas, como el bocado de cola de buey y el canelón de asado con bechamel trufada.