Rotermann. Nuevo barrio de Tallin, Estonia
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Tallin: qué ver en la perla del Báltico, la ciudad medieval más moderna del norte de Europa

La capital de Estonia es discreta e histórica, pero también vanguardista, creativa y de diseño (y eso no lo habías visto venir)

Noelia Santos
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¿Qué sabes de Tallin, la capital de Estonia? Puede que pocas cosas (alguna seguro que tiene que ver con Eurovisión) y casi seguro que equivocadas, como su propio nombre (no se dice 'ta-llín/ sino /tá-lin/). Puede que sí sepas que es medieval (mucho) y soviética (bastante). Pero si cuando planificas un viaje a la perla del Báltico estás pensando en encontrar una ciudad folclórica, atrapada en sus múltiples pasados y con pinta de no querer salir del precioso (y fotogénico) centro histórico que hay tras su imponente muralla medieval, no solo te confundes sino que te estarías perdiendo lo más interesante: su inesperado giro hacia la vanguardia y su apuesta por la creatividad.

Más allá de ser una ciudad de cuento (cuento gótico, para ser precisos), Tallin es sorprendentemente urbana y cosmopolita. Independiente desde hace poco más de 30 años, recuerda mucho al Berlín que salió de la oscuridad tras la caída del Muro a finales de los 80 y se fue corriendo a abrazar a una Europa moderna y vibrante. Se percibe en sus nuevos barrios, construidos junto a antiguas casitas de madera de pescadores y sobre naves industriales abandonadas de piedra caliza, esas que en el siglo XIX contribuyeron a la revolución industrial de la ciudad durante la época zarista. Hoy, sin embargo, la revolución es cultural y de diseño.

Tallin está repleta de lugares de moda, hoteles boutique y hostales sostenibles, galerías de arte pop y museos futuristas, cervecerías craft y restaurantes con Estrella MichelinY eso es lo encantador de esta ciudad, que sabe combinar la historia antigua con el tiempo presente de manera magistral y discreta. Todo junto es lo que mejor define cómo es Tallin hoy, esa inesperada ciudad del norte de Europa, con vistas al gélido mar Báltico, que esconde una escapada de unos días perfecta para hacer en invierno (el manto blanco que cubre sus tejados rojos y sus callejuelas empedradas cuando nieva es magia pura), pero también en verano (tiene playas increíbles, algunas muy conocidas, como Pirita, la favorita de los turistas que llegan en crucero desde Finlandia). ¿Quieres ir? Pues anota, porque esto es todo lo que tienes que ver ahora en Tallin

Qué ver en Tallin: lugares imprescindibles

Dónde comer: los mejores restaurantes

Dónde dormir: los mejores hoteles

Qué ver en Tallin: lo más nuevo

Telliskivi, la zona creativa y de diseño

El centro histórico de Tallin, tan medieval y tan de cuento, es lo que te esperas... pero poner un pie en los nuevos barrios que hay fuera de la muralla, no es que te sorprenda, es que te hace estallar la cabeza como si te lanzaran por sorpresa un jarro de agua más fría que la del Báltico. Y eso es lo que pasa cuando descubres la Ciudad Creativa de Telliskivi, en Kalamaja. Es perfecto para ir de compras, tomar café, salir de copas y fliparlo mucho. Y lo que más mola es que se haya levantado en una zona abandonadísima y marginal: las antiguas fábricas de Tallin (naves industriales de la época zarista levantados por la Armada Imperial Rusa en Kalamaja), que en el año 2006 resurgieron (gracias al movimiento vecinal y la autogestión) como zona alternativa de creativos.

Hoy es el germen de artistas urbanos y callejeros (sus muros son puro street art), negocios de diseño y los proyectos más chulos de la ciudad: sus edificios fabriles de piedra caliza (estéticamente recuerdan mucho al complejo de Matadero Madrid) acogen direcciones imprescindibles para estar al día: cafés de especialidad como The Brick Coffee Roastery, destilerías de ginebra como Junimperium, helados artesanos como Lamuu (vende cien toneladas de helado al año), cerveza craft como la fábrica Pohja Koon, restaurantes dentro de un vagón original que viajaba a Moscú en los años 50 como Peatus... Y la tienda de decoración Shishi (la favorita para comprar flores en primavera y adornos navideños en invierno), la galería de arte y diseño Fotografiska (su restaurante tiene una Estrella Michelin Verde), la tienda de ropa de autor hecha con textiles reciclados Moda Reet Aus... 

Kalamaja, el barrio más bohemio

Kalamaja es "el barrio más singular del norte de Europa". Katri Kulm, la fundadora de Taste & Feel Estonia (la mejor guía de tours en español en Tallin y Estonia, y la más encantadora), no tiene ninguna duda. De suburbio de la ciudad, levantado como un barrio de pescadores en el siglo XIX en la parte de atrás de la estación de tren (casitas de madera preciosas, casi icónicas en Tallin, con reconocibles fachadas de colores), hoy es "el barrio que concentra el mayor número de start ups de Europa". Es el centro de la cultura, el moderneo y el diseño de Tallin. Y además, residencial: el paisaje urbano combina las humildes casitas de madera tan típicas de la arquitectura de Tallin con modernísimos edificios de diseño con patios, terrazas y muchas zonas verdes que hacen del barrio uno de los preferidos para vivir por artistas bohemios, pero también por familias jóvenes y modernas con hijos. Todo muy hípster, tanto que es el escondite de la Ciudad Creativa de Telliskivi

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El paraíso del arte pop: de Warhol a Okuda

Rotermann es otro de los barrios emergentes de Tallin que, con un pasado industrial en desuso a sus espaldas, hoy vuelve a brillar en la ciudad. Recorrerlo es caminar por entre edificios industriales totalmente recuperados (cafés de especialidad, restaurantes o tiendas de diseño estonio). De hecho, lo que fuera el silo de cereal más grande del país (a Estonia se la conocía como el granero de Europa) hoy acoge la galería de arte pop más arrolladoramente completa de Estonia: PoCo (Pop & Contemporary Art Museum), otro de esos lugares que no te esperas. Obras originales de Andy Warhol, Man Ray, Marcel Duchamp, Ketih Haring, Kaws, Banksy, Yayoi Kusama, Basquiat...

Están todos los grandes, hasta Okuda, el único representante español en esta galería en la que, junto a los más conocidos, también hay sitio para los nuevos artistas urbanos estonios: Egs, Von Bomb o Eduard Van Longus (EvL20), conocido como el Banksy estonio (suya es la obra que hay en los muros de Telliskivi en la que el autor baila con la muerte en una recreación de la obra de arte más famosa y popular del arte estonio, 'La danza macabra', un mural que puedes visitar en el museo de la iglesia de San Olaf justo antes de subir al mirador).

Noblessner, del centro de arte a la sauna junto al mar

Que nadie se vaya sin poner un pie en Noblessner, el barrio más pijo de Tallin. "El sueño de todos los estonios es tener una casa con vistas al mar" nos cuenta Katri, y estas son las más caras (¡es el barrio con el metro cuadrado más caro de toda Estonia!). Los edificios de viviendas son un sueño de diseño, hasta el alumbrado público es fascinante (farolas de hierro rojo, estilo industrial que recuerdan los brazos de una grúa). Y tiene el encanto de estar en el puerto: las naves industriales de los antiguos astilleros se han transformado en centros de arte contemporáneo (el más top es Kai), cines, restaurantes de moda (aquí está el único dos estrellas Michelin de Estonia, 180º by Matthias Diether)... Buscad las saunas panorámicas de Iglupark que hay junto al mar y probad el fascinante ritual de la sauna de humo (declarada Patrimonio de la Humanidad) y completarla con un chapuzón en las frías aguas del Báltico es toda una experiencia.

Qué ver en Tallin: antiguo e imprescindible

Vanalinn: de la muralla a Toompea

Tallin es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa, declarada Patrimonio de la Humanidad. Sus calles son tan auténticas que parecen haberse detenido en el tiempo, y recorrerlas es casi como un viaje al siglo XV. Vanalinn, el encantador y muy fotogénico centro histórico, se divide en dos zonas: Ciudad Baja (a ras de la muralla, donde vivía la plebe y los comerciantes, con calles angostas, suelos empedrados, muros de piedra, patios ocultos...) y Toompea (la parte alta de la ciudadela y zona feudal, hoy residencia de embajadas y sede administrativa de la ciudad).

Tienes que darte un paseo por los dos si quieres comprender mejor la identidad de Tallin. Y lo ideal es empezar por el principio: por la puerta de Viru (dos torres vikingas, cilíndricas, con el característico tejado cónico en color rojo). Cruzarla supone entrar en la zona amurallada de Tallin, rodeada por un muro de dos kilómetros y 46 torres de vigilancia (tal cantidad hizo que a Tallin se la conociera como la ciudad de las torres), aunque hoy solo quedan en pie 22. Cada una tiene su nombre y su historia, cada cual más peculiar. Anotad los de Kiek in de Kok (traducido significa 'espiar la cocina') y el de Margarita la Gorda (por su forma rechoncha). 

La histórica plaza del Ayuntamiento

A pesar del trazado sinuoso y alocado de los centros históricos medievales, en el caso de Tallin es muy fácil llegar hasta el centro sin mirar goolge Maps, porque una vez cruzada la puerta de Viru, es como si todas las calles llevasen hasta la Raejoka Plats o plaza del ayuntamiento. Ahí es donde cada invierno se instala su mágico 'christmas market' (uno de los mercadillos navideños más bonitos de Europa por motivos propios) bajo la atenta mirada del consistorio, una joya del gótico levantada en 1404 (presume de ser el único ayuntamiento gótico que sigue en pie en el norte de toda Europa). Una vez allí, no pierdas la oportunidad de echar un vistazo a la farmacia de la esquina, que presume de ser la farmacia en funcionamiento más antigua de Europa (hay constancia de que ya estaba en marcha en 1422). 

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El mirador con la panorámica más bonita

El mirador del castillo de Toompea es uno de los más conocidos. Normal, porque está en la parte alta de la ciudad, en la colina, justo encima de la fortaleza defensiva. Pero para ver una panorámica 360º de Tallin, hay que subid al mirador que hay escondido en la torre de la iglesia de San Olaf (hay que pagar entrada porque hoy es la sede del Museo de Arte Sacro de la ciudad): con sus 105 metros de altura desde el suelo (tranquilos, tiene ascensor), llegó a ser el edificio más alto del mundo en su época. De hecho, la icónica cúpula que se ve en todas las panorámicas de Tallin como sobresaliendo por encima de los tejados rojos es la de esta iglesia, tan famosa como la catedral ortodoxa de Aleksandr Nevski (una joya de la arquitectura que parece acariciar el cielo con sus cúpulas bulbosas, tan propias de la arquitectura bizantina, en la parte alta de Toompea). Está justo enfrente del parlamento de Tallin, en el corazón del famoso castillo de la ciudad.

La huella soviética (o lo que queda de la antigua URSS)

Imposible borrar de un plumazo la huella soviética en esta ciudad que, a lo largo de los años, estuvo ocupada por los rusos en dos periodos de su historia. Y es fácil reconocerla: por el gris mate de sus fachadas y por la imponente presencia de sus muros (brutalismo en estado puro) en contraste con la piedra caliza y el ladrillo rojo de su pasado industrial y vikingo. Aparece de manera discreta en el centro, como en el restaurante Pegasus, y muy notablemente en las afueras, como el Auditorio del Festival de la Canción, un anfiteatro al aire libre convertido en el principal recinto de conciertos internacionales (aunque históricamente se recordará por ser el sitio donde tuvo lugar la 'Revolución cantada', ese momento histórico que devolvió a Estonia su independencia sin necesidad de usar las armas). Y luego está 'La pequeña Rusia', un barrio entero en el que solo se habla ruso (algo que está cambiando, por petición gubernamental, desde la invasión de Ucrania), levantado en la antigua cantera de Tallin con edificios inmensos de aspecto soviético (recuerda mucho a la España franquista que plantó barrios enteros en Móstoles, Alcorcón o Leganés).

Dónde comer en Tallin

38 Restaurant

Desde que entró la Guia Michelin en Estonia, son muchos los ejemplos de restaurantes para comer muy bien. Y 38 Restaurant (Olevimägi, 9) es uno de ellos: alta cocina de base mediterránea a precio popular en lugares tan bonitos como este, levantado en un antiguo local abovedado decorado por un artista urbano español: Victoriano Txapartegui. Y no es lo único español aquí: entre su espléndida carta de vinos, cava y blancos del Penedés. Sus propietarios son admiradores absolutos de los viñedos y bodegas españoles, y lo demuestran como mejor saben. Lo curioso: no está ni en Telliskivi ni en Rotermann, sino en una de las calles principales de Vanalinn

Olde Hansa

Si quieres probar auténtica gastronomía medieval en un ambiente cien por cien vikingo, Olde Hansa (Vana Turg, 1) es el sitio. Solo ingredientes pre hispánicos (desde salmón a salchichas de oso) y cerveza de abadía (con miel o hierbas aromáticas) para tomar a media luz (la electricidad no era muy vikinga). Está en el centro del barrio viejo de Tallin y puede parecer una turistada (todo está tematizado, hasta la indumentaria de los camareros), pero es un lugar muy auténtico y frecuentado por estonios. 

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Pegasus Restoran

Pegasus (Harju tn, 1) es brutalismo en estado puro, aspecto soviético y decoración setentera: la escalera central es una joya de la arquitectura racionalista. En carta, platos sabrosos y deliciosos (la calabaza asada es sencilla pero espectacular) para disfrutar con vistas a la torre de la iglesia de San Olaf desde el salón con vistas de la primera planta (el restaurante está en pleno centro histórico de Tallinlevantado en un edificio residencial para escritores que construyeron los rusos en el solar vacío que dejaron las bombas durante la II Guerra Mundial.). Imposible irse de aquí sin probar su pan negro, porque no se entiende Estonia sin este pan de centeno, y porque el que hacen en Pegasus es delicioso. 

R14

Si vas de paseo a Rotermann, anota esta dirección. R14 (Rotermanni, 14) es un bar de vinos con restaurante de aspecto rústico e industrial dentro de lo que fue una antigua central eléctrica. Además de una bodega de vinos a la vista (la verás nada más llegar, está justo en la entrada del local y tiene las paredes de cristal), tiene cerveza artesana propia. La carta es muy mediterránea, todo está bueno y todo apetece. Y no olvides dejar sitio para el postre, porque hasta eso lo hacen bien aquí. 

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Tuljak

Con vistas al golfo de Finlandia (y a un paso de la inmensa playa de Pirita, la más popular y turística) cocina báltica pero con toques asiáticos y mediterráneos. Tuljak (Pirita tee, 26) presume de tener los dumplings favoritos de Alar Karis, el presidente de Estonia, aunque nosotros nos quedamos con el ravioli de pescado, una oda a la cocina italiana reinterpretada con delicadeza y vanguardia. Y los postres, obras de arte para comérselas con cuchara. Tienen un Bib Gourmand en la Guía Michelin. Y no defrauda. 

 

Dónde dormir en Tallin

Nunne Boutique Hotel

Nunne Boutique Hote (Nunne, 14) es un hotelito ideal, ubicado en la ciudad vieja y apoyado, literalmente, en la muralla medieval de Tallin (nos recuerda mucho a Sofraga Hotel, en Ávila). Coqueto, acogedor, actual y  lleno de recovecos: ocupa dos antiguos edificios de la parte baja de la ciudad reconvertidos en hotel. Eso hace que los pasillos sean una suerte de precioso laberinto que conducen hasta acogedoras habitaciones (tiene 74), cada una diferente, pero todas bonitas. No necesitas más para estar a gusto, y a un paso de los lugares más emblemáticos del centro histórico de Tallin.  

Hektor Container

Este es el único hotel en Telliskivi. Y el único en todo el país de su categoría y características. Porque Hektor Container (Telliskivi tn, 62) es un hostel levantado en una antigua nave industrial y con un interior de diseño en el que antiguos contenedores de mercancías son las habitaciones del hotel. La sostenibilidad es el alma de este alojamiento en el que todo se recicla y todo, en la medida de lo posible, está producido en Estonia, y Tallin, como los textiles con los que visten su interior (proceden de la vecina tienda de diseño Reet Aus). 

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Original Sokos Hotel Viru (o el hotel de la KGB)

Si las paredes de este hotel hablasen, contarían historias de un tiempo en el que la policía soviética pinchaba teléfonos y espiaba a sus huéspedes. Lo hacían desde un piso clandestino escondido en la planta 23 del Original Sokos Hotel Viru (Viru Väljak, 4), hoy convertido en museo de la KGB. Su ubicación es estratégica, a solo cien metros de la puerta de Viru que da acceso al centro histórico de Tallin

Nordic Forum Hotel

Si te gustan los grandes hoteles, de corte internacional y aspecto de organizar muchos congresos y eventos de empresa, este te gustará. Un cuatro estrellas superior, de siete plantas, centro de congresos, desayuno buffet interminable, restaurante gastronómico con cocina a la vista... Se levanta muy cerca de la puerta de Viru (Viru Väljak, 3), puerta de entrada al corazón histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad. Y desde sus habitaciones se ve el hotel de la KGB. Si sus habitaciones hablaran...

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