Este desconocido pueblo de Cáceres es uno de los más bonitos para visitar en Navidad
Guadalupe Turismo
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Los pueblos más bonitos para visitar en Navidad

Seguro que tú también te estás haciendo esta pregunta: ¿qué pueblos hay que visitar en Navidades? Pues atento, porque te vamos a responder

Noelia Santos
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¿Qué pueblos bonitos hay que visitar en Navidades? Muchos, y muy diferentes, unos están muy cerca de Madrid y otros invitan a hacer una escapada de un par de días. Pero todos tienen algo en común: todos cuentan con una tan iluminación especial y una puesta en escena tan sugerente que nos envuelven en una atmósfera de cuento. Así que aprovechamos para poner rumbo a lugares mágicos ahora que llega la Navidad, y sin salir de España. ¿Vamos? 

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1. Allariz

A poco más de media hora en coche desde Orense, se encuentra este bonito pueblo 'nevao', tan blanco, tan inmaculado, que parece recién salido de un cuento de Navidad. Se trata de Allariz, una locaildad de apenas 6.000 habitantes que desde hace unos años se cubre de un manto blanco enmoquetado, recreando una estampa de postal como las que se viven en el norte de Europa. Es su manera de vivir una Navidad diferente, repartida en once escenarios temáticos: una estación de esquí, un mercado de Navidad, un parque de atracciones, el bosque del castillo y hasta un mundo en miniatura pensado para el público infantil. La magia de la Navidad, es esto. 

2. Guadalupe

Este pueblo extremeño era un completo desconocido para muchos viajeros hasta que en el año 2019 encendió sus luces de Navidad por cortesía de Ferrero Rocher (lo eligió ganador del concurso Luce tu premio). Desde entones, más de 100.000 bombillas, alrededor de 12.000 metros de guirnaldas, más de 350 motivos luminosos y un árbol de ocho metros de altura cubierto por más de 900 metros de iluminación enciende la Navidad en Guadalupe, en la provincia de Cáceres. Un derroche de luz que ha conseguido situarlo en el mapa de los pueblos más bonitos para visitar durante la Navidad. Bajo toda esta decoración de cuento se esconde un pueblo que, además de figurar en la lista de los más bonitos de España, es Patrimonio de la Humanidad desde 1993 por una maravilla de la arquitectura regiliosa: el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, lugar de culto y peregrinación muy vinculado a la historia de España. Hasta aquí vino Colón para agradecer a la virgen el descubrimiento de América, o los Reyes Católicos, que hicieron lo mismo por la Conquista de Granada según cuentan las crónicas oficiales. Y está a poco más de dos horas de Madrid.

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3. Alcalá de Júcar

La fama de la iluminación de este pueblo de Albacete que presume de estar excavado en la roca se remonta unas cuantas décadas atrás, tanto que se puede decir que fue uno de los primeros pueblos de España en recibir una mención a su iluminación mucho antes de que una conocida firma de chocolates los hiciera famosos en Navidad. Y es que Alcalá de Júcar puede alardear de haber recibido el tercer premio a la Mejor Iluminación Artística (durante todo el año) en el año 1986, solo superado por (agarraos los machos) la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul. Su belleza natural, como haciendo equilibrios junto a la hoz del río Júcar, lo convierten en un paraje de visita obligada: casas de arquitectura popular excavadas en la montaña y calles estrechas y empinadas que parecen trepar hasta el castillo que corona la montaña. Si a eso le añades una iluminación de cuento, el resultado es una de las estampas más bonitas de la Navidad. Y está a poco más de hora y media desde Madrid. 

4. Buitrago de Lozoya

Buitrago de Lozoya, con su casco histórico amurallado, es uno de los pueblos de Madrid que siempre figuran entre los imprescindibles para visitar en casi cualquier época del año. Pero en es Navidad cuando más visitas recibe, por un motivo: su Belén Viviente. Una fiesta (que este año se celebra los días 10, 11, 17 y 18 de diciembre) en la que se vuelcan todos los habitantes del pueblo y que se celebra desde 1988. Por su ambientación e implicación está considerado como uno de los mejores de España.

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5. Puebla de Sanabria

Desde el último fin de semana de noviembre, Puebla de Sanabria, en Zamora, brilla más que nunca, sobre todo desde que la famosa marca de chocolates la tocara con su varita mágica y la eligiera ganadora de su célebre y luminoso concurso. Y aunque a esta villa no le hacen falta demasiados adornos para brillar por sí misma, la instalación de las miles de lucecitas son un grandísimo reclamo para pasear por sus calles empedradas y empinadas durante la Navidad. Calles que conducen hasta lo alto de la cima en la que se encuentra el casco viejo de la villa (declarado Conjunto Histórico Artístico), con sus casas blasonadas, el ayuntamiento (de fachada isabelina) y el castillo, una fortaleza señorial del siglo XV desde la que se tienen unas increíbles vistas panorámicas de la comarca zamorana. El lago de Sanabria no se ve desde aquí, pero está a poco más de 20 minutos en coche. Una de las maravillas de la naturaleza (es el lago glaciar más grande de España) que merece la pena visitar en cualquier época del año. Y que los kilómetros no sean la excusa: esta villa de cuento nos espera a a poco más de tres horas y media desde Madrid. 

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La capital de la Alcarria es un lugar mágico. Y si en primavera es bonita (rodeada de campos de lavanda que tiñen de morado el paisaje de la comarca), en invierno lo es todavía más. La ciudad medieval, por la que pasaron antiguos pobladores celtíberos, romanos, visigodos y árabes, ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo con un patrimonio por el que parece que no han pasado los años. Desde el castillo, que domina la ciudad, a la Casa del Doncel y la imponente catedral, una construcción del gótico cisterciense en cuyo interior sobresalen bóvedas, rosetones y la estatua del Doncel. Un paisaje urbano que suma unos cuantos 'likes' con las primeras nieves del invierno, cuando tiñen de blanco las calles empedradas y las plazas porticadas de esta ciudad de cuento de la provincia de Guadalajara. Ahora, además, iluminadas por las guirnaldas de leds que adornan Sigüenza en Navidad. Podéis coger el coche, y en menos de dos horas, estar votando por el que más os guste. O visitarlo en tren, la mejor manera de acercarse a su historia medieval. 

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7. Sepúlveda

La villa medieval de Sepúlveda, con sus callejuelas de piedra, restos de murallas e iglesias románicas, se vuelve mucho más mágica en Navidad. Con su plaza Mayor porticada y presidida por un castillo (de Fernán González) y el Belén que cada año se monta en la Iglesia de San Bartolomé. Y como en muchas otras ciudades de España, la mañana del 31 de diciembre se organiza la ya tradicional San Silvestre Sepulvedana.

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Pedraza, en la provincia de Segovia, es magia pura. Un pueblo que parece vivir aún en el medievo (calles y plazas alfombradas de piedra, fachadas porticadas, escudos nobiliarios...), con un aire decadente que lo hace incluso más atractivo. Porque Pedraza es uno de esos lugares que siempre tiene el guapo subido, y claro, si a eso le añades la iluminación navideña y la decoración propia de estas fechas, los piropos se multiplican. La puerta de la Villa da acceso a un entramado de callejones y callejuelas que conducen a su célebre plaza Mayor, popular por haber sido protagonista de uno de los anuncios de Navidad más conocidos (el del Gordo de la Lotería) y escenario de uno de los acontecimientos más mágicos que se celebran en España: la noche de las velas (en julio), cuando la plaza y todo el casco amurallado se ilumina únicamente con la luz de las velas. En Navidad el despliegue lumínico no es igual, pero la tenue luz con la que se enciende Pedraza sigue dándole ese aspecto de ciudad de cuento que siempre merece la pena visitar. Y solo tardaremos una hora y media. 

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9. Villanueva de los Infantes

A esta villa situada en el corazón de Ciudad Real no le hacen falta demasiados adornos para brillar durante la Navidad, le basta con la instalación de guirnaldas de lucecitas en la fachda del ayuntamiento y un característico belén, reclamo más que suficiente para pasear por sus calles empedradas durante estas fechas. Porque esta villa, que está a poco más de dos horas desde Madrid, presume de ser una de las más bonitas de España durante todo el año. Motivos no le faltan: está declarada Monumento Histórico-Artístico desde 1974, de hecho es el conjunto representativo más importante del barroco y del renacimiento manchego; por ella transitaron algunos de los escritores más importantes del Siglo de Oro, desde Lope de Vega a Franciso de Quevedo y, cómo no, Miguel de Cervantes; y, por si fuera poco, aquí está el origen del Quijote, al menos el del libro, porque fue desde aquí, desde Villanueva de los Infantes, desde donde Cervantes hizo salir a su famoso Don Quijote y Sancho Panza. Y, para que nadie se vaya sin conocer este dato curioso, hay unas estatuas en la plaza mayor que recrean esta escena de las primeras páginas de la que sin duda es la obra más importante escrita en lengua castellana. En poco más de dos horas y media podemos plantarnos allí. 

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