El Museo Vostell de Malpartida es un centro de arte único el el mundo, uno de los museos de vanguardia más importantes de Europa y, posiblemente, el lugar más inquietante de Cáceres. Un museo levantado ahí por obra y gracia de uno de los artistas fundamentales del arte contemporáneo de la segunda mitad del siglo XX, Wolf Vostell. Por si esos no fueran ingredientes suficientes para salir corriendo a conocerlo ya, además, está escondido en uno de los paisajes más espectaculares de Extremadura, Los Barruecos, un ecosistema natural de lagunas y formaciones rocosas de origen volcánico que puede que a los seriéfilos os suene (aquí se rodó la gran batalla final de la séptima temporada de Juego de tronos).
Este paisaje tan inspirador, en un lugar perdido a solo 14 kilómetros del casco histórico de Cáceres, es el principal motivo por el que este desconcertante museo está aquí. Fue el amor el que llevó hasta allí a su fundador, el hispanoalemán Wolf Vostell: el amor por una mujer primero, la cacereña Mercedes Guardado, con quien se casó en el 58, y por el Paraje Natural de Los Barruecos, que conoció gracias a ella. Y el flechazo fue instantáneo, tanto que lo eligió para levantar en 1976 un espacio escondido y recóndito que fuera un encuentro entre el arte, la vida y la naturaleza. Suena bien, ¿verdad? Pues ojo porque el Vostell no es precisamente "un museo amable", nos advierte su guía, Marifé Plaza, pero sí "fundamental" para comprender las vanguardias del último tercio del siglo XX. Lo avisa antes de entrar en la ruidosa y desconcertante sala principal, situada en lo que fue un lavadero de ovejas merinas, ganado apodado ‘el petróleo de Extremadura’ en el siglo XVI y que dio origen a la Torta del Casar, el célebre queso artesano.
Museo Vostell, un lugar único en el mundo
Nadie hasta Vostell, padre del 'happening' europeo, pionero del videoarte e iniciador del movimiento Fluxus, se había atrevido a descontextualizar una televisión y convertirla en arte. Hizo lo mismo con coches, motos, electrodomésticos, instrumentos musicales y cualquier cosa que hiciera ruido, y los convirtió en las obras de arte que hoy ocupan este museo. Algunas siguen de actualidad, lo que confirma que, además de crítico, Vostell fue un adelantado a su tiempo: son obras que hablan de "la alienación de la educación, del hormigonamiento del cerebro", explica Marifé. Una de las más llamativas es la columna situada en el patio trasero del museo, levantada con hormigón, coches y hasta PCs, en la que, por cierto, las cigüeñas han anidado, como cumpliendo el sueño de hermanamiento entre naturaleza y arte que predijo Vostell. Cosas de visionario. Y posiblemente la mejor excusa (además de la rica y deliciosa gastronomía extremeña) para hacer una escapada a Cáceres.
Alberga tres colecciones de arte contemporáneo, cada una en una sala diferente: Colección Wolf y Mercedes Vostell, Colección Fluxus-Donación Gino Di Maggio y Colección de Artistas Conceptuales. Y no es lo único visitable en este maravilloso lugar, levantado en un espacio que angiguamente fue un lavadero de lanas (esta es zona de oveja merino, origen de uno de los productos gastronómicos más deliciosos de Extremadura, el queso Torta del Casar, con permiso del jamón ibérico).
Cómo llegar al Museo Vostell en Malpartida, Cáceres
No es fácil, no hay carretera y casi ni siquiera indicadores que conduzcan hasta este remoto lugar en medio del increíble paraje Natural de Los Barruecos. Pero es casi imposible perderse: basta con guiarse hacia la torre de chatarra y hormigón que marca el lugar exacto en el que se encuentra el Museo Vostell (es una de las obras ambiente que se encuentran fuera del propio museo). Se accede desde la carretera N-521 en dirección a Portugal, al llegar a Malpartida de Cáceres, hay que tomar el camino del Lavadero de Lanas, hacia el sur.