Las Terrenas. Samaná. República Dominicana
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Samaná, el paraíso secreto por el que querrás viajar al Caribe este verano

Porque existe un Caribe diferente y natural para quien busca algo más que vacaciones de pulserita en República Dominicana

Noelia Santos
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La República Dominicana, paraíso del todo incluido, esconde un destino secreto y biodiverso que poco tiene que ver con Punta Cana, Puerto Plata o La Romana, sus 'all inclusive' más conocidos y masificados. Se trata de Samaná, un rincón tranquilo y acogedor en el que además de hoteles de pulserita y playas de postal, destaca su riqueza natural casi virgen: un mar azul turquesa que se combina con montañas y acantilados exuberantes, casitas de colores humildes y marineras con villas de lujo VIP, cocoteros y la mejor piña colada, y hoteles muy top con un malecón popular y rumbero. Te contamos cómo es este ricón dominicano poco conocido, una península con alma de isla al este de La Española, por si te apetece viajar en tus próximas vacaciones para descubrir un paraíso secreto (casi nueve horas desde Madrid, pero con vuelo directo) y vivir unas vacaciones de verano diferentes.

RECOMENDADO: Los viajes que hay que hacer (al menos) una vez en la vida

Mejores cosas para hacer en Samaná

1. Recorrer desde el agua el Parque Nacional de los Haitises

¿Qué es? Este no es un espacio verde sin más: es el santuario de la biodiversidad caribeña y uno de los espacios protegidos más importantes de República Dominicana. Y además, escenario de cine: ‘La isla de las Cabezas Cortadas’ o algunas escenas de ‘Jurassic Park’ se han rodado en este entorno primitivo. 

¿Por qué tienes que ir? Para conocer este paraíso forestal en medio del mar. Esta maravilla del mundo natural (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) ocupa 1.600 kilómetros cuadrados (¡el doble que toda la provincia de Samaná!), y si se tiene poco tiempo para visitarlo, lo ideal es recorrerlo en barco para navegar junto a sus mogotes o islotes (‘haitises’ en lengua indígena). El embarcadero para navegar por esta maravilla se encuentra en el malecón de Santa Bárbara de Samaná, la ciudad principal de la provincia.

No te pierdas: La isla de los pájaros (donde anidan miles de pelícanos, entre otras especies), la fotogénica cueva del Tiburón (por la forma geológica de su abertura), el bosque de manglar más grande del Caribe (casi 300 kilómetros cuadrados) o la isla de los primeros Supervivientes (no hablamos de náufragos, sino de los participantes de las primeras ediciones del programa de televisión, grabado aquí hasta que se llevaron el plató de rodaje a Honduras). 

2. Perderse un día por Las Terrenas

¿Qué es? El pueblo con más encanto y villas de ensueño por metro cuadrado de Samaná.

¿Por qué tienes que ir? Hasta los años 70 era un humilde pueblo marinero, pero hoy las grandes fortunas (francesas sobre todo) han invertido en ladrillo por aquí. Las casitas de colores de su centro histórico a orillas del mar recuerdan ese pasado marinero (se las conoce como Pueblo de Pescadores), aunque hoy en día viven más del turismo. Su calle principal es un ir y venir de motocicletas (como en todo Samaná, en realidad), abundan las tiendas de artesanía y los chiringuitos más ‘cool’ para tomar una Presidente (o lo que se tercie) bajo las palmeras de sus playas de finísima arena blanca. Como la playa Cosón, el paradisíaco arenal en el que puedes marcarte un ¡Estefaníííííííííaaaaaa! (es la playa en la que Christofer salió corriendo tras ver imágenes comprometidas de su chica durante una de las hogueras), pero solo en el caso de que sepas de lo que estamos hablando

No te pierdas: La tapia del cementerio local: sus muros son un lienzo para los artistas urbanos que dan vida y color a la avenida principal por la que se accede al pueblo. 

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3. Pillar una hamaca libre en Cayo Levantado (isla Bacardí)

¿Qué es? Posiblemente el cayo más famoso del Caribe dominicano. 

¿Por qué tienes que ir? El Caribe es sinónimo de cayos (esas miles de islas pequeñas, llanas y arenosas que salpican el mar de las Antillas), pero este es especialmente atractivo, popular y fotogénico. Un paraíso de palmeras, arena blanca y aguas cristalinas del que es imposible prescindir en un viaje a Samaná (a pesar de tener un puntito de atracción turística: se puede visitar dentro de la misma excursión a Haitises).

No te pierdas: La piña colada con sombrillita recién preparada en los chiringuitos de este islote.

4. Navegar sin miedo en el Santuario de las ballenas jorobadas

¿Qué es? La bahía de Samaná, uno de los mejores lugares del mundo para contemplar a las ballenas jorobadas en su hábitat natural.

¿Por qué tienes que ir? Se sabe que más de 3.000 ballenas recorren cada año los 8.000 kilómetros que hay desde las frías aguas del Atlántico Norte hasta las cálidas, cristalinas y poco profundas del Caribe para aparearse y reproducirse. Y eso sucede durante los meses de enero a marzo: solo entonces (y tomando las precauciones necesarias y solo en embarcaciones oficiales) se puede navegar junto a ellas para verlas danzar y cantar en directo.

No te pierdas: El Museo de la Ballena, un centro de interpretación abierto durante todo el año. Está junto a la bahía de Santa Bárbara de Samaná y en él se puede conocer un poco más sobre esta especie, su historia y su azarosa forma de vida.  

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5. Conocer la historia del Golfo de las flechas

¿Qué es? Una bahía paradisíaca protegida por un cinturón de cocoteros que se precipitan al mar. 

¿Por qué tienes que ir? Es lo primero que vio Colón cuando llegó a las Américas, y el flechazo fue instantáneo (en sentido literal), porque así recibieron al conquistador cuando le vieron desembarcar en enero de 1493 (era su segundo viaje a las Américas). Por eso hoy a esa zona, situada frente al famoso Cayo Levantado (o isla Bacardí), se la conoce como ‘el golfo de las flechas’ (aunque las últimas teorías sostienen que el lugar en el que los indios Ciguayos recibieron a los españoles a flechazos está realmente al norte de la península, en la playa de Las Galeras). De lo que no hay duda es de que se trata de un acontecimiento histórico que convierte a la provincia de Samaná en la puerta de entrada natural e histórica a República Dominicana.

No te pierdas: El hotel Bahía Príncipe Grand Cayacoa, uno de los cuatro hotelazos que la cadena española tiene en Samaná (este en un lugar privilegiado junto al puente de Samaná) y que prevé reabrir sus puertas en octubre. 

6. Buscar estrellas de mar desde el Puente de los Cayos

¿Qué es? Una de las construcciones urbanísticas de las que más orgullosos están por aquí.

¿Por qué tienes que ir? Este puente peatonal, dividido en varios tramos, conecta la bahía de Samaná con los dos cayos más cercanos (Linares, a 90 metros desde la orilla del mar, y Vigía, a 550) a los que se puede llegar a pie: por eso se les conoce también los ‘Samaná walking bridges’.

No te pierdas: Si no es época de ballenas jorobadas, durante todo el año se ven estrellas de mar (muchas) buceando plácidamente en sus aguas cristalinas. 

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7. Rumbear en Santa Bárbara de Samaná

¿Qué es? El centro neurálgico de la ciudad más importante de Samaná y la zona con mejor ambiente de día y de noche.  

¿Por qué tienes que ir? Santa Bárbara de Samaná ostenta el título de ser la primera ciudad europea fundada por los españoles. Canarios, para ser más exactos. Y lo primero con lo que te encuentras nada más llegar a la ciudad es con Pueblo Príncipe, un conjunto de casitas de colores y estética colonial con más ‘shopping’ que historia (a pesar de su vinculación histórica al Descubrimiento por Colón durante su segundo viaje a las Américas). Si os animáis a recorrer su casco antiguo (unas calles más hacia dentro de Pueblo Príncipe) preguntad por la ‘churcha’, su edificio más antiguo (una iglesia de madera del siglo XVIII) declarado patrimonio cultural.

No te pierdas: Rumbear en el malecón con vistas a la bahía cuando llega la noche. Ahí se encuentra toda una sucesión de locales con los decibelios por encima de sus posibilidades en los que es inevitable no mover las caderas ni que algún local te saque a bailar pegados (y no nos referimos precisamente al éxito eurovisivo de Sergio Delma).

8. Darse un baño en Playa Rincón

¿Qué es? Una de las diez playas más bonitas del mundo según Condé Nast Traveler.

¿Por qué tienes que ir? Por aquí todas las playas son de postal, y esta en especial. Arena blanca y finísima en una bahía de aguas tranquilas y cristalinas, rodeada por un paisaje tropical de manual. Además, la práctica de deportes náuticos es más que habitual: desde bodysurf (sus olas en la zona izquierda lo permiten) a snorkel (por la tranquilidad de sus aguas a la derecha de la bahía). O simplemente disfrutar de las vistas y hacer un picnic frente al mar (tiene varios chiringuitos o chozas locales donde sirven platos típico)s.

No te pierdas: Caño frío, una piscina natural (y de agua dulce) formada justo en la desembocadura del río frente al mar en el extremo izquiero de la playa. Una zona muy frecuentada por los locales en plan dominguero. 

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9. Localizar La Playita, el secreto de Las Galeras

¿Qué es? Es otra playa de postal, pero tan poco conocida que casi no tiene ni nombre.

¿Por qué tienes que ir? Está fuera del circuito habitual de turistas. Por su nombre se deduce que no es una playa muy grande, pero sí una alternativa paradisíaca a la playa principal de este pueblito remoto consagrado al mochileo y en el que se encuentra un buen puñado de las playas más bellas de República Dominicana. 

No te pierdas: Este pueblo concentra un buen puñado de cabañas, chozas, chalets y lodges de lo más tropicales para los amantes del ecoturismo.  

10. Dormir en el Hotel Bahía Príncipe Luxury Samaná

¿Qué es? Uno de los hoteles 'adults only' de la cadena española en la provincia de Samaná. 

¿Por qué tienes que ir? Para vivir la experiencia de unas vacaciones con pulserita y clases de minigolf en la piscina. Este resort de cinco estrellas se encuentra en la bahía de Samaná, a solo 15 minutos en coche de la ciudad principal de la provincia, Santa Bárbara de Samaná. Un hotel señorial con una característica fachada de terrazas coloniales en tono rosado que parece precipitarse sobre el Caribe. Además de piscina y jacuzzi, el acceso a la playa es directo. 

No te pierdas: Además de sus masajes con mamajuana (una raíz autóctona de la zona a la que se le atribuyen propiedades afrodisíacas), la piña colada y el margarita de maracuyá de su barra de coctelería a cualquier hora. 

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