Es un hotel de lujo, está en la plaza de Canalejas y es el primero que la compañía hotelera americana abre en Madrid. Y no, no hablamos del Four Seasons de Canalejas, sino del JW Marriott Hotel Madrid, uno de sus ilustres vecinos en esta plaza rebautizada ya como la Nueva Milla de Oro de la hotelería madrileña. Más allá de sus cinco estrellas Gran Lujo, y de sus 139 habitaciones (casi todas con terraza y vistas a los tejados de la ciudad), lo que más gusta de este lugar es la atmósfera relajante que te invade desde que atraviesas la puerta de entrada.
Desde la estética calmada, de aire industrial pero con un glamour neutral, obra del estudio de arquitectura Rockwell Group (el mismo que firma la reforma e interiorismo del Gran Hotel Inglés) al aroma. Porque, aunque es verdad que no hay ningún hotel que no tenga un aroma característico y significativo, este es sumamente especial: lleva el sello de la Academia del Perfume y esencias inspiradas en Madrid a través de siete esencias: limón, violeta, nardo, clavel, rosa, chocolate y cuero.
Una experiencia puramente holística que arranca eligiendo el perfume que más le gusta para su estancia en el hotel y termina (si lo desea) en el sótano, el lugar donde antiguamente se encontraba la fábrica de la que posiblemente es la marca de colonias más antigua de Madrid, Álvarez Gómez. Ahora es el lugar de su spa boutique, un templo wellness de altura, casi en contraposición con su ubicación, escondido en los bajos del establecimiento y consagrado a la aromaterapia (cuenta con los aceites esenciales de la firma de alta cosmética natural española Alqvimia). En el apartado gastro, el sello lo ponen los hermanos Sandoval, con dos Estrellas Michelin en Coque y que aquí firman QÚ, el restaurante gastronómico del hotel.