En España hay muchas bodegas interesantes. Pero pocos lugares pueden presumir de ser conocidos como el pueblo de las mil bodegas. Como este, Fermoselle, una villa zamorana que también es famosa por ser la capital de los Arribes del Duero, bellísima comarca natural enclavada entre los límites de España y Portugal. Ahí se levanta este pueblo, construido literalmente sobre rocas de granito y que bastante tiempo atrás estuvo amurallado. Hoy no se conserva casi ningún resto visible de su muralla, pero aún así, el entramado de su casco antiguo (candidato a Patrimonio de la Humanidad) merece una vista para descubrir, entre otras cosas, por qué es uno de los pueblos más bonitos de España.
¿Dónde está Fermoselle?
Ponemos rumbo a los confines de la provincia de Zamora. Porque justo ahí, en los límites con Salamanca y Portugal, se encuentra el Parque Nacional de las Arribes de Duero, uno de los lugares más desconocidos de España, a pesar de ser un enclave único y privilegiado que tiene como frontera natural el propio río Duero. Su cauce (a ratos navegable) es el que divide el entorno (o lo une), serpenteando por 180 kilómetros de cañones de vértigo que dibujan un paisaje increíble de plantaciones de granito, como si la roca floreciera en el propio campo (de hecho, la zona del parque natural es la única en la que el Duero se encañona). Y en ese suelo de granito, mucho olivo y mucha vid, de la que sale el singular vino que precisamente da fama a esa zona de la España vaciada en la que sobresalen pueblos como Fermoselle, conocido como el pueblo de las mil bodegas. Visitarlo en otoño es una maravilla.
¿Cuántas bodegas hay hoy en Fermoselle?
Las mil bodegas de Fermoselle no son solo un nombre (a diferencia de lo que le pasa a otros sitios también muy conocidos de España, como Setenil de las Bodegas), aunque es cierto que de todas esas bodegas, solo unas 30 son visitables hoy en día. Se pueven ver a través de la Ruta del Vino Arribes, la marca que las aglutina a todas y que supone la mejor forma de aproximarse a esta tierra de cañones bañados por el río Duero. El resto de bodegas son lugares privados, cuevas excavadas en la roca que han ido pasando de generación en generción y que hoy en día sirven para celebrar comidas familiares o reuniones de peñas durantes las fiestas populares. Y algunas son visitables (lo mejor es preguntar a la Ruta, ellos saben cuáles).
¿Cuál es la bodega más bonita de Fermoselle?
Es difícil decir cuál es la bodega más bonita de Fermoselle, porque todas tienen un encanto singular. Solo en el término municipal de Fermoselle hay 17 bodegas en funcionamiento, y de todas ellas, diez son cuevas. Y eso es lo que las hace más especiales. Las más antiguas pueden tener hasta siete niveles de altura (de ahí que popularmente se diga que el subsuelo de su casco histórico parezca un queso Gruyère de lo agujereado que está). Y una de ellas es Pastrana, una cueva histórica que presume de ser la tercera bodega en asentarse en el pueblo (¡se fundó en el siglo XVIII!). Entrar en ella es como cruzar una puerta a otro mundo: es una de las pocas que tienen bóvedas de sillarejo y sus paredes están construidas con elementos procedentes de castillos y casas que fueron habitadas por judíos (se sabe por las marcas que hay en ellas). Nota para amantes del vino y el enoturismo: Pastrana solo produce vino tinto (con uvas Tempranillo, Rufete y, prioritariamente, Juan García, la uva autóctona de Arribes). Y organizan catas y sesiones de degustación en la sala con vistas panorámicas que tienen justo encima de la bodega, situada una planta por encima de la entrada principal a pie de calle. Si alguien se queda con ganas de más, comer en restaurantes tradicionales como el España es la mejor manera de llevarse un buen sabor de boca de Fermoselle y salir por la puerta grande (o por la Puerta Villar, más conocida como la puerta del Arco, que en su día debió ser la única entrada a la muralla de la ciudad).
¿Qué ver cerca de Fermoselle?
Junto a las mil bodegas de Fermoselle, en los alrededores del Parque Nacional de los Arribes del Duero hay otros 'mil' lugares de infarto, como sus miradores. Hay más de 60 a lo largo de los cañones del Duero, y uno de los más interesanes es el Mirador del Fraile (cuenta son una pasarela sobre el cañón no apta para quienes tienen vértigo). Cuenta con villas medievales perfectamente conservadas como San Felices de los Gallegos (parada obligatoria en la ruta de las Fortificaciones de Frontera junto a villas tan conocidas como Ciudad Rodrigo), y cientos de lugares insólitos (y muy cinematográficos) como la presa de Aldeadávila, un salto de agua hidroeléctrico con más de 140 metros de alto que ha sido escenario de rodaje de películas míticas como 'Terminator' de James Cameron, 'Doctor Zhivago' o 'La Cabina'. ¡Boom! Esto no lo habías visto venir...
Fermoselle, el pueblo de los moteros
Además del vino, y los paisajes de vértigo, Fermoselle está también en el radar de los aficionados a las motos por una concentración de culto: Motofollacos. Después de un parón por la pandemia, en 2023 ha regresado esta cita histórica que recorre las calles de Fermoselle y pueblos de alrededor durante el último fin de semana de agosto y que sirve para poner el broche de oro al verano, por ser uno de los últimos eventos que acoge la localidad zamorana antes de la entrada del otoño. En 2024 se cumple el décimo aniversario de su primera concentración, así que la cita promete...