Girona. Temps de Flors la gran cita que cubre la ciudad con flores en primavera
Shutterstock
Shutterstock

7 lugares bonitos de España a los que les sienta muy bien la primavera

No solo son bonitos (y floridos), es que su agenda de planes para los próximos meses está a rebosar de actividades originales

Noelia Santos
Publicidad

La primavera es una de las mejores épocas para irse de viaje: llega el buen tiempo y todavía no hay masificaciones en destino. Y eso hace que nos entren más ganas de hacer las maletas para un fin de semana. La cuestión es ¿adónde ir? Pues aquí va un puñado de lugares, regiones y ciudades a las que esta estación le sienta especialmente bien. Y no hay que irse muy lejos: todas estas escapadas están en España.

RECOMENDADO: Los 9 pueblos y barrios de colores más bonitos para visitar en primavera

1. Córdoba

Cualquier momento del año es bueno para visitar Córdoba, pero la primavera es una de las épocas más especiales, porque solo ahora se puede ver (y oler) desde dentro, el secreto mejor guardado de los cordobeses: sus patios. Esos espacios a cielo abierto, generalmente con una fuente o pozo en el centro, engalanados desde el suelo (con el típico pavimento chino cordobés) hasta el tejado con cientos de plantas en arriates y macetas. Tan bonitos, tan bien cuidados y tan frescos, que son para presumir. Por eso desde 1921, el ayuntamiento organiza un concurso con el que premia a los mejores. Y lo bueno es que se pueden visitar. Son los patios de concurso (algunos con arquitectura antigua, anterior a los años 60, y otros más modernos de construcción actual), aunque también los hay monumentales y señoriales, como el Palacio de Viana, una joya de la arquitectura cordobesa que esconde 12 patios en su interior. Las puertas de los patios estarán abiertas del 2 al 14 de mayo, y los localizaréis en los barrios del Alcázar Viejo, Santa Marina y la judería, en el entorno de la Mezquita-Catedral.

2. Girona

Del 13 al 21 de mayo, las calles de Girona cambian los adoquines, los ladrillos y el metal de su mobiliario urbano por flores, que lo invaden calles, patios y jardines con bellísimas intervenciones artísticas transformado por completo la imagen de la ciudad. Es  nueva edición de Temps de Flors, en la que participan casi un centenar de obras de arte hechas con flores que, este año, recuperan algunos lugares emblemáticos, como el claustro y los sótanos de la Catedral, la Casa Lleó Avinay, los Baños Árabes o el interior de la basílica de Sant Feliu, que se recuperan como espacios expositivos tras los años de pandemia. Y como la felicidad y la alegría que transmiten las flores tiene un punto de contagioso, en esta 67 edición de Temps de Flors los comercios de la ciudad se suman a la cita, transformando sus fachadas y espacios interiores para la ocasión. 

Publicidad

3. Valle del Jerte

La primavera es sinónimo de floraciones, y una de las más bonitas (con permito de los almendros de la Quinta de los Molinos) está en el Valle del Jerte, en Extremadura. Cada año, miles de cerezos tiñen sus ramas de blanco con millones de florecillas que, en solo unas semanas, darán paso a uno de los frutos rojos más apreciados de la región, la cereza. Este año, se espera que el fin de semana de máximo esplendor del cerezo de flor sea el del 9 y 10 de abril, aunque la fiesta del cerezo en flor es una celebración popular que va más allá de estos dos días. Durante la primavera, el Valle del Jerte presume de tradición, cultura, gastronomía, forma de vida y paisaje, modelado en terrazas para adecuarlo al cultivo del más de millón y medio de cerezos que cubren en territorio.

4. Ávila

Porque Ávila es mucho más que la muralla. La primavera tiñe de amarillo la zona norte de la provincia con el piorno, la pequeña flor de la retama. Un recurso vegetal imprescindible en la zona norte de Gredos y que en la antigüedad servía para casi todo: se utilizaba como combustible, para techar cuadras, tinados, chozos, para guarecerse del frio y para hacer utensilios como las escobas o las cestas. Hoy se le rinde homenaje con este festival (comenzó en 2011), que atrae a todos aquellos que quieran disfrutar de este espectáculo rural de la naturaleza y del que participan más de una veintena de pueblos de las montañas de Gredos. Rutas por la zona, exposiciones, muestras de artesanía... y la pura contemplación desde los más de 60 miradores para ver los 65.000 hectáreas de piorno en flor. La floración comienza en marzo con las primeras variedades de piorno (se han contabilizado hasta 23 diferentes, de diferentes tonalidades y aromas) y termina en julio.   

Publicidad

5. Tenerife

Desde el año 1847, las calles de La Orotava, en Tenerife, se cubren de tapices de flores de colores para celebrar la festividad del Corpus Christi (este año se celebra el 23 de junio). Miles de pétalos que forman imágenes creativas y muchas alusivas a la religión, tanto que hoy en día, estas alfombras de flores son una de las manifestaciones artísticas más representativas de esta festividad (no solo aquí en la isla, sino en otras muchas provincias de España). ¿La alfombra más espectacular de La Orotava? Sin duda, la que se instala en la plaza del Ayuntamiento: suele ocupar toda la superficie, y para su confección se utiliza arena volcánida de todos los colores traída directamente del Parque Nacional del Teide.

6. Toledo

Pocos saben que España es el segundo país productor de amapolas ¡del mundo! Esta planta, de la que se extrae el opio para uso médico (su cultivo aquí es totalmente legal), ocupa unas 14.000 hectáreas de cultivo en todo el país. Si queréis ver bellísimos campos en flor, podéis poner rumbo a los campos de La Mancha: en Polán, una pequeña localidad que vive del cultivo de amapola, o en San Martín de Montalbán (Toledo), un bellísimo entorno en el que crecen miles de amapolas rodeando su castillo, una antigua fortaleza de la época de la Reconquista que durante los meses de primavera se acompaña de un color rojo intenso. Aunque no es la única tonalidad de las amapolas: las hay blancas, naranjas, amarillas e incluso violetas. 

Publicidad

7. Huelva

Una senda de madera, de 1.371 metros, recorre la duna del Asperillo, un espacio natural protegido del parque de Doñana. Se trata del sendero Cuesta Maneli, que permite recorrer la duna del asperillo hasta llegar al acantilado, zona declarada monumeto natural por su alto valor geológico y ecológico. Se encuentra entre Matalascañas y Mazagón, y a lo largo de todo el itinerario se atraviesan las dunas móviles hasta llegar a un mirador con vistas a una inmensa playa virgen a la que se accede a través de unas escaleras. Y sí, su acceso es libre (con la condición de respetar el entorno tan mágico que conforma todo el Espacio Natural de Doñana). 

Recomendado
    También te gustará
    También te gustará
    Publicidad