1. Córdoba
Cualquier momento del año es bueno para visitar Córdoba, pero la primavera es una de las épocas más especiales, porque solo ahora se puede ver (y oler) desde dentro, el secreto mejor guardado de los cordobeses: sus patios. Esos espacios a cielo abierto, generalmente con una fuente o pozo en el centro, engalanados desde el suelo (con el típico pavimento chino cordobés) hasta el tejado con cientos de plantas en arriates y macetas. Tan bonitos, tan bien cuidados y tan frescos, que son para presumir. Por eso desde 1921, el ayuntamiento organiza un concurso con el que premia a los mejores. Y lo bueno es que se pueden visitar. Son los patios de concurso (algunos con arquitectura antigua, anterior a los años 60, y otros más modernos de construcción actual), aunque también los hay monumentales y señoriales, como el Palacio de Viana, una joya de la arquitectura cordobesa que esconde 12 patios en su interior. Las puertas de los patios estarán abiertas del 2 al 14 de mayo, y los localizaréis en los barrios del Alcázar Viejo, Santa Marina y la judería, en el entorno de la Mezquita-Catedral.