Nos colamos en el taller de esta diseñadora de complementos, nieta de joyero, cuentacuentos frustrada, y el hada madrina que hay detrás de algunos de los mejores looks vistos (a plena luz y con sol) por las calles de Madrid.
¿Qué es lo que hace que tus piezas sean tan especiales?
Casi siempre son animales, soy una fanática de la naturaleza y las tribus indígenas. Y son únicas porque detrás tienen una historia bonita, un significado que va más allá de la joya. Me gusta mezclar la realidad con la fantasía, pero con un punto de niñez. Me acuerdo de cuando era pequeña, de estar jugando con mariquitas y saltamontes, porque antes, en los jardines de Madrid, había todos esos bichitos. Y sigo jugando con esa idea de los bichos en mi jardín.
Ahora no se compra una joya, sino un look
Son muy atrevidas, ¿cuándo y cómo hay que ponérselas?
Son súper atrevidas en general, pero una cosa de la que estoy muy orgullosa es de cómo Suma vende sus joyas para usarlas en el día a día, no para ocasiones especiales. Creo que la tendencia ha cambiado: ahora no se compra una joya, sino un 'look'. Y la mejor combinación es la que termina destacando y resaltando lo mejor de la persona. Suena un poco a flipada, pero cuando termino un look a veces me siento como el hada de la Cenicienta.
Joyas por el día, ¿es la tendencia?
Todavía queda mucho por hacer pero sí tendemos a enjoyarnos más a diario. Pasaba mucho en los años 20, nadie salía sin un sombrero, guantes, sin un complemento perfecto… ahora es verdad que conviven muchas modas, pero cada vez ves a mucha más gente que le presta atención a esos detalles. Yo me nutro mucho de esa época, de ahí ese aire de decadencia.
Te diste a conocer con coronas de novias, ahora joyas... ¿lo próximo?
Soy una persona que necesita estar en constante cambio, y ya tengo en mi cabeza lo siguiente: acabaré diseñando ropa, lo sé. Va en mi evolución. Ya llegará.