“Si no está en Nadia, no existe”. Las hermanas Fernández Pascual, Isabel y Alicia, herederas del negocio que puso en marcha su madre a mediados del siglo pasado, presumen de ser las primeras en traer perfumes nicho a la capital en los primeros años del 2000. ¿Por qué cambiaron el rumbo de la perfumería tradicional de éxito de su madre hacia este concepto totalmente revolucionario? "Porque cuando haces algo que ya no te gusta, te aburre, no tiene chispa, te tienes que reinventar", nos confiesan.
Y parece que ese tedio que les invadía a ellas es el mismo que sentían algunos clientes, cansados de oler siempre igual y, lo que es peor, oler igual que los demás. Así comienza esta historia de reinvención que les ha llevado a viajar por medio mundo en busca de nuevos perfumes, pero sobre todo de nuevas maneras de hacer las cosas, para dotar de exclusividad los estantes de sus dos perfumerías en el barrio de Salamanca (Velázquez, 46 y Diego de León, 35).
Solo muy pocas tiendas del mundo tienen lo que ellas tienen, porque "lo principal de las marcas nicho es que su distribución no es masiva". Ellas conocen a la mayoría de los creadores que hay detrás de cada perfume, "algunas de las mejores narices del mundo", que se inspiran en sus vivencias, en sus relaciones, en sus entornos para crear perfumes "con libertad total, las mejores materias primas y mucha historia detrás".
Son perfectos para quienes "no quieren oler como la mayoría" y añade "si usas un perfume nuestro, notarás que es distinto, que evoluciona a lo largo del día". Y subraya que "la perfumería comercial es muy buena, pero te lo da todo en un momento, en cambio estos perfumes evolucionan a lo largo del día". Y eso les hace muy diferente. Ellas lo definen como "perfumes de nicho artístico, pequeñas obras de arte" por dentro y por fuera.
Elegir entre las cientos de referencias que hay en su tienda es difícil, pero ellas lo hacen sencillo: tienen un método. Con unas preguntas personales para averiguar el perfil olfativo y mucha intuición son capaces de dar con el perfume que más se ajusta a los gustos de sus clientes. O los perfumes, porque ellas son firmes defensoras de la infidelidad en cuestión de fragancias, de cambiarlas en función del estado de ánimo e incluso el momento del día. Porque no es lo mismo un perfume para salir de día que otro para meterse en la cama, al más puro estilo Marilyn.