No es una floristería al uso, sino un espacio de trabajo floral, un taller artesano donde cuidan con mimo y esmero cada creación con flores frescas, preservadas, plantas, varas secas... Después de unos años en la capital, estrenan una nave en la zona de Hortaleza que es, a la vez, taller de trabajo, espacio showroom y tienda de venta directa al público.
Lo suyo es el arte floral, las composiciones vegetales y la ambientación de espacios con encanto (son habituales en celebraciones varias, dentro y fuera de Madrid). Y si destacan por algo es por haber sido de los primeros en lanzarse al mundo de la naturaleza preservada o liofilizada. Se adelantaron hace años a esta tendencia creando jardines verticales que hoy decoran desde despachos de Londres a casas privadas del barrio de Salamanca. Hechos con musgos de Finlandia y Noruega, hiedra y otros ‘verdes’, como eucalipto, roble, helecho… También tienen jardines en versión mini, además de ramos, cajas vintage decoradas con flores, coronas... y lo que surja, porque siempre trabajan a petición del cliente. De manera que el presupuesto no es un problema, hay flores y composiciones para todos.