Por sus góndolas, el encanto decadente de sus palacios, su ambiente marinero, la catedral de San Marcos... Son muchos los motivos que pueden llevar de viaje a Venecia pero solo uno es tan brillante como el cristal de Murano, la tradición que se sopla en la isla más grande de la laguna veneciana desde el siglo XV. De sus fábricas artesanas sale uno de los cristales más apreciados del mundo de la decoración y el interiorismo. Sus llamativos colores son seña de identidad indiscutible, y solo una tienda de Madrid está especializada en este tipo de joyas de la decoración vintage.
Es Judith San Quintín, un local retro y vintage de eclecticismo premeditado (no todo es Murano, pero sí el hilo conductor de sus piezas únicas) escondido en Galerías Piquer, una bellísima plaza oculta en un patio de manzana con locales a dos alturas y soportales en la Ribera de Curtidores. Estas galerías fueron levantadas en 1950 bajo el nombre de Galerías Isla de Cuba y destacan, primero, por su cuidado diseño arquitectónico.; segundo, por su suelo de guijarros dispuestos en forma de mosaico; y tercero ro, por su cuidada selección de tiendas de antigüedades, donde Judith brilla por encima de todas las demás: porque es la más grande, la más colorista y con acceso desde dos calles. Y por eso es una de las tiendas de antigüedades imprescindibles del Rastro.
Entre jarrones, piezas escultóricas, apliques y lámparas, lo que más brilla son sus increíbles muebles joya, aparadores extraordinarios hechos en madera y cristal siguiendo una técnica de engranaje tan precisa como la relojería suiza. El resultado es una rareza difícil de encontrar en lugares que no sean los locales de Judith (además de este Living Retro del Rastro tiene otra tienda en Núñez de Balboa). Y gustan. "A la gente le encanta, porque lo que ves en el techo lo ves aplicado en un mueble de los años 50 fantástico".
Adiós mueble escandinavo, hola preciosa tendencia vintage
"Creo que la mega producción de muebles en cadena nos está cansando. Llegar a casa de tus amigos y ver los mismos muebles ya no nos gusta", nos cuenta Andrea. Es verdad que los muebles y piezas de Judith no son de lo más asequible, aunque siempre puedes encontrar un flexo vintage, un teléfono retro o un cartel de cine antiguo para picar en un día de mercadillo de domingo. "Tal vez puede dar la sensación al entrar en un espacio con piezas visualmente tan impactantes y lujosas que únicamente se pueden adquirir teniendo un poder adquisitivo elevado. Pero nuestro lema es que si tenemos piezas de todas partes, colores, formas, acabados y precios, sucede lo mismo con el cliente final que decide dar el toque a su hogar”. Lo que significa que tienen piezas tan discretas (en tamaño y precio) como un juego de platos. "Una vajilla completa de Zara Home puede salirte por mil euros, y aquí por 800 puedes llevarte una antigua que raramente tendrá nadie más".
Y es que las pequeñas piezas como centros de mesa, juegos de café, tazas sueltas... brillan entre gigantescas lámparas Sputnik, altísimas palmeras Jansens, increíbles aparadores MidCentury o históricas cómodas Luis XVI. Todavía no ha cumplido los 20 años, pero la tienda Judith San Quintín es ya un referente en el Rastro, y en Madrid, donde resuena el nombre de su fundadora, una ingeniera de caminos apasionada por las antigüedades y los muebles singulares.