No es la floristería más antigua de Madrid (ese título lo ostenta El Ángel del Jardín), pero sí es una de las pioneras. Y es que Bourguignon (posiblemente la floristería con el nombre más difíil de escribir bien a la primera) abrió sus puertas por primera vez en 1930 de la mano de su fundador, Juan Bourguignon, el primero en traer flor cortada procedente de Holanda, el paraíso europeo de los tulipanes y primer país productor de flor en el mundo. Hoy no solo sigue abierta, sino que sigue siendo un negocio familiar (David, hijo de Juan, es quien está ahora al frente) y una de las floristerías más elegantes y señoriales de la capital. Y actualizada, porque además de sus dos locales (en Arturo Soria y Concha Espina) también tiene tienda online.