Después de un tiempo en la calle Moratín, Andrés y Marina, alma maters de Andrés Gallardo, se han trasladado hasta San Pedro, en el mismo barrio de Las Letras. Aquí podemos contemplar todo su universo creativo tal y como ellos lo conciben en su taller de Tirso de Molina, con piezas hasta ahora nunca vistas. Y eso merece la pena. Una exclusiva boutique en la que las absolutas protagonistas son cada una de sus piezas, mostradas tras el cristal de una mesa con vitrina decimonónica colocada en el centro del local.
La desnudez del espacio hace que los ojos se nos vayan como locos a cada una de sus creaciones. Piezas muy “locas y exageradas”, como nos sugiere Marina, pero sobre todo figurativas, una faceta muy poco explotada en los complementos cerámicos hasta que ellos comenzaron a hacerlo. Suyas son las manos que sostienen un corazón o la manita que se agarra con firmeza al colgante, pieza convertida ya en todo un símbolo feminista. Pero también llevan el sello de Andrés Gallardo los bolsos de piel con incrustaciones de cabezas de conejo o los colgantes de flores que tantos buenos clientes les han traído desde todos los rincones del mundo, como en Asia tienen auténtica devoción por sus piezas.