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Lo que Gala González más echaba de menos cuando volvía de sus viajes por Estados Unidos eran las marcas 'slow' que ya asomaban la patita por allí (de esto hace ya diez años): "prendas 'cool' que pudiera utilizar el mayor número de veces durante todo el año" y que no las llevara mucha gente. Es decir, lo contrario  al 'fast fashion'. Fue el detonante para que la influencer se planteara montar su propia firma de moda. Y tenía claro que debía tener sello local ("lo 'made in Spain' interesa mucho, fuera es un valor súper añadido"), atemporal, versátil y con tejidos sostenibles ('dead stock', reciclados y nada de piel). Tres años después de hacerlo realidad en el mundo digital, ha abierto su primer espacio físico a pie de calle, y el barrio elegido es Chueca: una 'concept store' con una selección de las prendas de su colección (de venta permanente en la tienda online) y con alma de salón de estar (sofás en la entrada, mesa de comedor para atender a los clientes...). Porque aquí hasta los muebles son 'slow', seleccionados por el atelier interiorista de Barcelona Les Eines (y también se venden).