Dani Rovira, qué vamos a decir ya, es un maestro en eso de ganarse al personal, tanto desde la risa y el cachondeo más desatado hasta con la ternura, el dolor, la tristeza o la pena. Vale la pena, ya lo dice el título de su nuevo trabajo unipersonal, que sigue en cartel en el Teatro La Latina desde su estreno en enero para seguir la estela de trabajos anteriores como ¿Quieres salir conmigo? y Odio, que han girado sin descanso por toda España. Pudiendo parecer el antiespectáculo de humor, Rovira se atreve a hacer reír desde lo triste y hacerte llorar desde la alegría de vivir. El malagueño se ha ganado el corazón de mucha gente desde todos los púlpitos, sean escenarios o pantallas grandes y pequeñas, hasta hacerse con un Premio Goya en 2015 como Actor Revelación. Ya no es una sorpresa que solo consigo mismo, vestido de negro, llene todos los auditorios, y eso que este espectáculo empieza así: “Voy a hablaros de la tristeza, os jodéis”, y es capaz de sacarte una carcajada citando a Platón, a Freud o a Descartes. Bueno, este último, dice, finalmente “lo descartó”. Hable de lo que hable, sea serio o ligero, es un tipo muy gracioso y muy honesto, y eso le ha servido para conquistarnos.
El monólogo es tan antiguo como el teatro, es casi el origen del teatro, la esencia que representaron esas personas que se paraban en cualquier lugar a contar cosas, como verdaderos hombres y mujeres orquesta, arremolinando gente alrededor para estimular su imaginación, su conocimiento o su risa. Género infinito, ha usado siempre el humor para atraer la atención y conservar en la memoria relatos a veces elevados y a veces populares, y la modalidad del stand up ha llevado en las últimas décadas esta modalidad escénica a cotas de irreverencia e ingenio que la ha hecho muy célebre. Hoy es una de las opciones de ocio preferidas por gente de toda edad y condición. Aquí os damos unas cuantas
recomendaciones, mezclando el puro monólogo de humor con otros espectáculos cómicos
de formatos y temáticas variadas y obras unipersonales de esencia teatral.
RECOMENDADO: Las obras imprescindibles de la cartelera madrileña