La coreógrafa brasileña Lia Rodrigues lleva al Conde Duque una obra de danza moderna que trasciende para convertirse en un ritual visual y sensorial. La pieza combina elementos sagrados y paganos, en un singular universo lleno de metáforas.
Nacida en la favela de Maré, la danza de Rodrigues es una alegoría de resiliencia y creatividad, siendo un reflejo de la precariedad y la riqueza cultural de su entorno.