Termino de ver esta obra, rodeado de un público entusiasta que aplaude a rabiar en pie y grita bravos a un elenco que se percibe visiblemente emocionado allá arriba viendo lo que provoca eso que acaban de hacer: una comedia. Mientras sigo sentado en la butaca, aplaudiendo despacito, porque se supone que los críticos no deben exteriorizar sus impresiones antes de publicar su perorata, me planteo si la comedia la hace el autor o la hace el director o la hacen los intérpretes.
Poco importa la verosimilitud de la premisa, importa ver cómo afecta al puñado de vidas
No se puede evitar pensar en la comedia como concepto dado que esta obra nace de una convocatoria del propio Teatro Español, que organiza un –así llamado– Certamen de Comedia en pleno confinamiento de 2020, porque entienden que frente a esa situación tan anómala e inaudita, lo que necesitamos es reír, aflojar los resortes emocionales, apartar la incertidumbre, la pena, el dolor o la incredulidad y convertir el cuerpo en caja de resonancia para la carcajada.
La segunda edición de este certamen que busca estimular la escritura de textos que potencien el sentido del humor, lo ganó Paco Gámez en 2021 con 'El fin', y ahora llega a los escenarios de la mano de José Martret en la dirección. La base está en la historia creada por Gámez, claro, esa situación de arranque tan abierta, que plantea que quedan algo más de 10 horas para el fin del mundo. Poco importa la verosimilitud de la premisa, importa ver cómo afecta al puñado de vidas que protagonizan esa loca carrera por hacer lo que no hemos tenido tiempo de hacer o no hemos atendido lo suficiente. ¿Acaso no vivimos un poco ya en ese tiempo de descuento que el sistema ha diseñado para nosotros, donde la ansiedad por no perdernos nada, por tener un discurso propio cincelado en sesiones de terapia de cualquier pelaje, empujando carritos de la compra de todo tipo para satisfacer deseos no escuchados, son el pan nuestro de cada día? A lo mejor el apocalipsis no está por llegar, sino que vivimos en él.
Parece que los teatreros no sabemos medir el mundo más que desde ese rincón de esencias que nos cobija
Sea como sea, me planteaba quién pone de verdad lo cómico en la comedia porque pese al buen punto de partida textual, pese a una dirección casi orquestal de Martret, al final nos reímos con las peculiaridades de Marta Malone (estupendo arranque por Rocío Jurado), Esperanza Elipe, Pepe Sevilla, Silvia Abril (en vídeo) o la nuclear Toni Acosta. Y no me termina de convencer esa caída onanista en el homenaje al teatro, porque parece que los teatreros no sabemos medir el mundo más que desde ese rincón de esencias que nos cobija, arte puro y elemental siempre, muestra de una existencia endogámica. Pero, en definitiva, ¿quién soy yo para criticar esta brocheta de situaciones ensartadas a base de trazo grueso y exageración -muy bien actuada, de eso no hay duda-, si el respetable se descojona y hasta echa alguna que otro lagrimita cuando todo el elenco a una canta y baila en la mejor tradición arrevistada de nuestra histórica cómica? El cliente siempre tiene la razón, dicen.
Autor: Paco Gámez. Director: José Martret. Intérpretes: Toni Acosta, Marta Malone, Pepe Sevilla, Esperanza Elipe y Astrid Jones, entre otros.