Nave 73
Nave 73

Arganzuela, el refugio del teatro off

La ruta definitiva para descubrir las principales salas de circuito alternativo y lugares de creación escénica en un barrio que se resiste a perder su esencia

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Mercerías, ferreterías, fruterías, piscina de verano, colegios... Vecinos que salen al parque, gente que saluda a los camareros de su bar, calles silenciosas por la noche... y muchos árboles. Arganzuela sigue siendo un barrio de toda la vida a salvo de las garras del capital ¡y sin cruzar la M30! Por eso hay tantos artistas que, buscando un lugar donde sentar la cabeza, encuentran en estas empinadas calles su sede ideal: cerca del centro neurálgico de Madrid, bien comunicado y con el alquiler a un precio razonable... al menos, de momento. Allí conviven los que llevan décadas con los recién llegados –y, visto lo visto, quedan muchos por venir–. Os proponemos una ruta por los espacios teatrales y los mejores bares que configuran el universo ArganzuelOFF.

  • Espacio de artes escénicas
  • Embajadores
Nave 73
Nave 73

Comenzamos nuestra travesía por uno de los pilares de la escena alternativa tras solo cinco años de vida: Nave 73, o, casi siempre, solo 'Nave'. Eso es porque sus socios fundadores miman su programación y es evidente que lo importante de este proyecto, además de su viabilidad, es la visión artística con la que lo crearon. Por aquí han pasado Abril Zamora, Antonio Rojano, Mey-Ling Bisogno... y los que quedan. Los domingos por la noche dan cabida de manera estable a la impro, y ofrecen en verano Clasic-Off el único festival dedicado exclusivamente a una lectura alternativa de los clásicos. Pero el mejor acercamiento es ir a merendar a su cafetería, un ejemplo de buen gusto en decoración. ¡No os perdáis sus tartas o sus bombas de chocolate!

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  • Palos de la Frontera
La Usina
La Usina

A apenas un minuto, en el número 4 de la misma calle, Gabriel Molina apuesta por la investigación y la formación desde el año 2006. En realidad, esta es su segunda sede: empezaron en la plaza de Tirso de Molina y a los tres años, buscando un espacio más grande, pusieron una pica en Arganzuela. Con su doble faceta de sala y escuela, La Usina apuesta por generar comunidad artística entre sus alumnos y exalumnos, por lo que estos son habituales en su programación. La sala, miembro de la Red de Teatros Alternativos, también acoge festivales como Surge Madrid. Molina y su equipo han resistido bien a los embates de la crisis, algo nada fácil, teniendo en cuenta la multitud de salas que en los últimos diez años han abierto y cerrado en poco tiempo. Unos supervivientes. 

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  • Acacias
Estudio 2 Manuel Galiana
Estudio 2 Manuel Galiana

¿Cómo puede un actor con Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes y Premio Nacional de Teatro apostar por el off? Con la pasión de quien sigue empezando todavía. Arropado por su compañía, Martes Teatro, Manuel Galiana abrió hace tres años esta acogedora sala en la calle Moratines, 11, anteriormente dedicada solo a formación, por la que han pasado hasta la fecha espectáculos de lo más diversos. Desde clásicos como 'La casa de Bernarda Alba' o 'Terror y miseria en el Tercer Reich' hasta el actual 'Conversaciones con mamá', de Jordi Galcerán y Santiago Carlos Oves, la línea de programación se define por ofrecer al espectador "un texto, una pasión y dos actores”. Justo al lado, en Moratines, 13, es obligado visitar el Café del Teatro. Sus tostadas de desayuno son épicas y hay wifi gratis.

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La Encina Teatro
La Encina Teatro

Si alguna vez hubiera que pensar en una calle para ubicar una especie de Paseo de la Fama del Off Madrileño, no hay duda: sería la calle Ercilla. En esas aceras han hablado de dramaturgias del yo o performance conceptual en algún momento todos los artistas teatrales de los últimos 20 años. Quizá por eso la compañía andaluza La Encina la eligió para ubicar su sede de exhibición, la primera que han tenido desde 1992, el año de su fundación. Dirigida por Paco Sáenz, actor y director especializado en máscaras con Donato Sartori, La Encina colabora habitualmente con Teatro El Tinglado (Uruguay). En su sala madrileña han apostado por una programación claramente lorquiana, con 'Bodas de sangre' o esa 'La casa de Bernarda Alba' de elenco completamente masculino. También dan cabida al humor, al teatro infantil y, cómo no, a su faceta pedagógica. Son muy fáciles de localizar: la entrada a la sala es un gran ventanal de una antigua autoescuela en Ercilla, 15.

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  • Embajadores
  • precio 2 de 4

Son un faro de color azul, blanco, naranja y rojo al que te diriges mientras bajas la calle camino a uno de los referentes indispensables del off. Sin cambiarnos de acera, apenas diez pasos después de La Encina llegamos a la Cuarta. Fue fundada en 1985 por un colectivo de diversos artistas, entre los que se encontraba el histórico Javier Yagüe, y sigue manteniendo el espíritu de sus orígenes: ser un centro de exhibición e investigación. Es de las pocas salas que concede becas para investigar nuevos lenguajes artísticos a través de ETC (Espacio Teatral Contemporáneo). Por aquí han pasado creadores como Fefa Noia –directora del Centro Dramático Galego–, Luz Arcas –Premio El Ojo Crítico de danza RNE–, María Caudevilla –Medalla Especial del CELCIT– o QY Bazo y Eva Redondo –becados por Fundación SGAE–. Su programación huele a reto: por eso se les considera la antesala del Centro Dramático Nacional, en Lavapiés.

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  • Palos de la Frontera
Lagrada
Lagrada

Si giras la cabeza hacia la acera opuesta, en Ercilla 20, podrás ver la entrada de otro clásico de esta calle. Miguel Torres, que también fundó la mítica Ensayo 100, se empeñó en el año 2000 junto a Salvador Navas en levantar un espacio de 60 butacas enfrente de la entonces ya consolidada Cuarta Pared. Esto fue mucho antes de la burbuja del off y ha dado sus frutos: Lagrada es uno de los espacios más estables de la capital. Su programación es ecléctica y sin prejuicios, con una especial voluntad por dar visibilidad a la danza, con su festival Miradas al Cuerpo. Torres no olvida su faceta como director y el año pasado puso en pie una adaptación de 'El diputado', del dramaturgo italiano Leonardo Sciascia, con un elenco de 12 actores, más propio de una producción pública.

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  • Palos de la Frontera
Plot Point
Plot Point

Antes de llegar a El Andariego y señalada con un enorme grafiti de Shakespeare con nariz de payaso, encontramos la entrada a Plot Point. Marina Skell y su marido, Carlos de Matteis, fundaron esta escuela-teatro en 2004. Ambos argentinos, habían llegado a nuestro país tres años antes huyendo del Corralito. A pesar de que bautizaron a la sala con un nombre cinematográfico ("punto de giro"), Plot Point tiene una intensa actividad teatral. Su programación ha recogido en los últimos años títulos tan sugerentes como 'Mi padre, Sabina y yo' o 'Mi madre, Serrat y yo', y en horario infantil incluyen una rama incipiente de las artes escénicas, la del teatro para bebés. "No hagas teatro para teatristas" es su frase de cabecera. Están en Ercilla, 29. 

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Residui Teatro
Residui Teatro

No pienses que Ercilla muere en el Pasillo Verde. Sube la rampa, camina unos metros a la izquierda y baja por una pequeña escalera en el lado opuesto. Ahí continúa esta calle y encontrarás en el número 48 la que es desde hace siete años la base de operaciones de la compañía italiana Residui Teatro. Han decidido llamar a su espacio "centro de artesanía de las artes escénicas" y su trabajo es eminentemente formativo: además de sus cursos regulares para niños y adultos, destacan sus talleres monográficos para profesionales, en los que han contado con maestros como Eugenio Barba y Roberta Carreri, de Odin Teatret, o Vladimir Olshanski, clown del Circo del Sol.

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  • Madrid
La Belloch Teatro
La Belloch Teatro

La sede de la compañía de 'Vientos de Levante' y 'Verano en diciembre' se encuentra en Peñuelas, 61. No suele estar abierto al público, aunque ocasionalmente exhiben su propio trabajo. Es un local pequeño y acogedor, con una pequeña cámara negra que sirve para remedar de manera humilde y eficaz una sala alternativa. Lo interesante de este espacio es que se está especializando en teatro para jóvenes y aficionados: Jorge Mayor y Vanesa Actif dan los jueves clases divertidas para todos los niveles. Y si quieres tomar algo, sube la calle: ya en el parque de Peñuelas, Aquí Te Espero ofrece en verano la terraza más agradable de la zona.

  • Arganzuela
La Caja del Terror
La Caja del Terror

Si tienes ganas de vivir una experiencia de terror interactiva, toma la calle Carvajales y al llegar al paseo de la Esperanza, cruza y a la izquierda encontrarás La Caja del Terror, una apuesta arriesgada de su director, Raúl de Tomás. El formato es muy singular: inmersivo, con magia de cerca, como en 'La presencia', y en ocasiones gamificado, como ocurre con 'El funeral'. El proyecto es la cristalización del trabajo anterior de De Tomás y sus colaboradores, que realizaban eventos para un máximo de 20 personas en diferentes espacios, y decidieron establecer una sede propia. Si eres un apasionado del género y tienes hijos, también puedes traértelos: tienen en cartel 'Juan sin miedo'.    

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Paseamos de vuelta por Santa María de la Cabeza y, girando a la derecha en General Palanca (donde La Morada, de Podemos), al final de la calle nos encontramos con la Sala Mayko, un espacio polivalente que igual realiza conferencias que se alquila como plató, pero que nace animado por el espíritu del teatro. Mayko no es ajena a las tendencias en teatro interactivo, y ha sido uno de los primeros lugares en Madrid que ha apostado por el 'Cluedo' en vivo. Este lleva ya dos temporadas en cartel, a lo que ahora se suman los playroom: 'Cirque du freak', 'La mano del muerto', 'Madrid After Midnight', cada uno ambientado en diferentes épocas y ciudades.

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Bululú 2120
Bululú 2120

Para concluir nuestra ruta, hay que volver a Santa María de la Cabeza, subir un poco y girar a la derecha en la calle Canarias: en el número 16, en un escaparate lleno de carteles, encontraremos la escuela-teatro de Antonio Malonda. Bululú nace primero como espacio formativo, en 1995, y se convierte en sala de exhibición en 2011. Malonda, su fundador, pertenece a esa generación que construyó el teatro independiente en España durante la transición. Bululú era el nombre que se le daba en el Siglo de Oro al actor solitario que viajaba de pueblo en pueblo, todo lo contrario a lo que ocurre en esta escuela, que fomenta el espíritu de compañía con cursos de autogestión teatral y de producción.

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